jueves, 26 de enero de 2017

¡Gracias, Martí!





.Orlando Guevara Núñez

¡Gracias, Martí!  Por habernos enseñado que de altar se ha de tomar a Cuba, para ofrendarle nuestra vida, y no de pedestal para levantarnos sobre ella. Y por haber cumplido siempre su compromiso con Doña Leonor de que jamás saldría de usted obra sin piedad y sin limpieza.
¡Gracias, Martí!  Por habernos inculcado la convicción de que la verdadera libertad es la esclavitud del deber.
¡Gracias, Martí!  Por enseñarnos que no puede haber igualdad social posible sin igualdad de cultura.
¡Gracias, Maestro!  Por habernos legado, a través de Abdala, el sentimiento patriótico de que el amor a la Patria no es el amor ridículo a la tierra ni a las hierbas que pisan nuestras plantas, ¡es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca!  Y  que cuando se muere en brazos de la Patria agradecida, la muerte acaba, la prisión se rompe, ¡y  empieza al fin, con el morir, la vida!
¡Gracias!  Por habernos hecho herederos de La Edad de Oro, donde la historia, la ciencia y el humanismo se juntan para formar personas de bien desde la niñez a quien usted calificó como la esperanza del mundo.
¡Gracias, Martí! Por sus Versos Sencillos, donde aprendimos que la esclavitud de los hombres es la gran pena del mundo, y que morir en lo oscuro debe estar reservado solo para los traidores.
¡Gracias!  Por  su  lección, con vigencia para estos tiempos, sobre que  el pueblo es el verdadero jefe de las revoluciones.
¡Gracias, Martí!  Por haber sido la fuente inspiradora de Fidel para hacer la Revolución que convirtió en realidad los sueños suyos de libertad, independencia y dignidad plena del hombre.
En una ocasión, rememorando el brutal crimen contra los  ocho estudiantes de Medicina, ocurrido en La Habana el 27 de noviembre de 1871, concluyó Martí su emotivo discurso con una exhortación  que presagiaba el futuro de las luchas cubanas por su libertad e independencia:  ¡Cantemos hoy, ante la tumba inolvidable, el himno de la vida!
Hoy aquí, Martí, esta generación sigue entonando el himno de la vida.  Porque si un día hasta aquí vinieron los moncadistas, convocados por usted para ganar la libertad de la Patria, hoy un pueblo entero le rinde tributo de trabajo, de lucha, de combate y de victoria, para que la Patria cubana siga siendo  digna de sus ideas, de sus virtudes y de su grandeza.

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