.Orlando Guevara Núñez
El
hecho de que, sin proponérmelo inicialmente, había escrito una poesía que
simbolizaba la despedida de un soldado internacionalista cubano al salir para
la misión en Angola, me había formado la idea de escribir otra que expresara lo
que ese mismo soldado sentía al regresar a su Patria.
El 28 de diciembre de 1976, estuve entre el grupo de soldados, unos 20, que en Angola obtuvimos la categoría emultativa de Vanguardia FAR en ese año. Y fuimos invitados a participar en Cuba en las actividades de homenaje a quienes también aquí habían ganado ese mérito. El fin de año lo pasamos aquí, aunque debíamos regresar.
Pero
la forma inesperada en que se produjo la salida y el hecho, además, de que el
viaje estaba programado para sólo unos días, al cabo de los cuales debía regresar,
impidió escribirla allá.
Cuando
supe que no regresaría a Angola, porque
la misión había concluido para mi, ya la poesía estaba concebida en mi mente.
Muchos
compañeros, a su vez, me habían sugerido que escribiera la despedida en esa
misma forma. Y al escribirla, sentí la nostalgia de no estar entre ellos. De
todas formas, no podía cerrar estos pequeños relatos sin la inclusión de estas
décimas. Sé que a muchos compañeros les alegrará que, aunque un poco tarde, el
deseo de ellos y el compromiso mío se hayan cumplido. La poesía, titulada Adiós
a Angola, es ésta:
I
Adiós, Angola querida,
regreso a mi heroica tierra
después de
acabar la guerra
que abrió en tu
pecho una herida.
Ya me voy y es
mi partida
el franco adiós
de un hermano
que al agitarte
su mano
se emociona en
el pensar
que va de nuevo
a besar
su verde caimán
cubano.
II
Me voy porque ya
triunfaste,
porque al infame
invasor
en el fuego de tu
honor
sin vacilación
quemaste.
Me voy porque ya
cortaste
las garras
colonialistas
y ya no habrá
imperialistas,
mercenarios, ni
fantoches,
que
puedan trocar en noches
la aurora de tus conquistas.
III
Ya libre tu pueblo tiene
su victoriosa
bandera
y es tu suelo una
trinchera
desde Cabinda a
Cunene.
Ya tu heroicidad
deviene
en un ejemplo
triunfal
para que el África
austral
-repitiendo tus
hazañas-
le desgarre las
entrañas
al sistema colonial.
IV
Ya en tu suelo se
extinguió
la tutela del
racismo,
y
un camino por sí mismo
firme tu pueblo
emprendió.
Ya en ti el imperio
probó
el sabor de la
derrota
y vio para siempre
rota
su ilusión de
dominarte
para de nuevo
pisarte
con su mercenaria
bota.
V
Tuyos son los
cafetales,
tuyos los centros
fabriles,
tuyos los
ferrocarriles
y tuyos los minerales.
Ya producen tus centrales
azúcar con más
dulzor
y ningún
explotador,
ninguna
extranjera empresa
se adueña de la
riqueza
que es fruto de tu sudor.
VI
Ya tus hijos no
tendrán
la terrible
humillación
de mendigarle
a un patrón
unas migajas
de pan.
Tus campos se
sembrarán
de escuelas y
de hospitales
para erradicar
los males
que en sus años de existencia
te causara la
presencia
de los pulpos
coloniales.
VII
Ya empuña
firme tu mano
el arma que
no tenías
y sin la cual
te sentías
impotente
ante el tirano.
Ya tu pueblo
soberano
escribe su
nueva historia
y cubriéndose de
gloria
recorre feliz
la senda
que le
trazaran Ya Henda
y Gica, hacia la victoria.
VIII
Me voy, pero
dejo en ti
a muchos miles de hermanos
- angolanos y
cubanos-
con los
cuales compartí.
Y dejo al pueblo que vi
con un
espíritu fiero
romper la jaula de acero
con la
antorcha redentora
que irradió
luces de aurora
un día cuatro
de febrero.
IX
Dejo en ti a
los que cayeron
y cuya
sangre vertida
es un
símbolo de vida
y no de que
perecieron.
Ellos,
todos, acudieron
por su
propia voluntad,
por su odio
hacia la maldad
y su
desprecio al tirano,
a ayudar a
un pueblo hermano
a forjar su
libertad.
X
Me voy,
pero si algún día
vuelve la bestia a
atacarte
con el fin
de arrebatarte
tu plena
soberanía.
Y si allá,
en la Patria mía,
vuelvo a escuchar tu llamado,
con el
traje de soldado
sustituyendo al de obrero,
volveré a
ser compañero
de batallas a tu lado.
XI
Si ayer como esclavos fueron
tus hijos
a mi nación
por la colonización
que ambos
pueblos padecieron.
Si esclavos
ayer tiñeron
con su
sangre un surco mismo,
hoy contra
el imperialismo
- los dos
en igual trinchera-
tiñen la
roja bandera
del
internacionalismo.
XII
Sigue, pueblo
miliciano,
pueblo
obrero y campesino,
señalándole el camino
al
continente africano.
Sigue, que el pueblo
cubano
estará a
tu lado, y fiel,
del
imperialismo cruel
aceptará
cualquier reto,
porque la Patria de Neto
¡Es la
Patria de Fidel!
Enero 11 de 1976
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