miércoles, 25 de noviembre de 2015

En el 56, libres o mártires




.Orlando Guevara Núñez

Luego de salir de la prisión de Isla de Pinos gracias a la presión popular, el 15 de mayo de 1955, el joven dirigente revolucionario Fidel Castro reinició de inmediato la lucha contra la tiranía batistiana. Pero, convencido de que la persecución y la opresión serían un fuerte obstáculo para sus aspiraciones libertarias que nada tenían que ver con las farsas electoreras y la corrupción de los partidos políticos que se turnaban el poder, el 7 de julio de ese mismo año partió hacia el exilio en México, con el fin de organizar el regreso para reiniciar la lucha armada.
Allí comenzó a reclutar y entrenar hombres para la nueva epopeya, a la cual se sumaron varios jóvenes que lo habían acompañado en el asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 26 de Julio de 1953, junto a otros que se habían sumado a la lucha revolucionaria.
Durante su estancia en ese país, Fidel visitó los Estados Unidos, con el fin de difundir las ideas de la lucha contra la tiranía batistiana y recaudar fondos para sufragar los gastos del nuevo proyecto emprendido. En esa ocasión, quedaron integrados varios clubes patrióticos en ciudades importantes.
El 30 de octubre de 1955, Fidel y Juan Manuel Márquez, quien vendría luego como segundo jefe de la expedición del Granma, presidirían un acto con el Club Patriótico de Nueva York, en el Hotel Palm Garden, de esa ciudad. Allí, ante unos 800 participantes, Fidel pronunció unas palabras que se convertirían en bandera de lucha de los revolucionarios, como expresión de decisión y disposición de ofrendar su vida por la libertad de la Patria.
"Puedo informarles, con toda responsabilidad que en el año 1956 seremos libres o seremos mártires. Esta lucha comenzó para nosotros el 10 de marzo, dura ya casi cuatro años y terminará con el último día de la dictadura o el último día nuestro".
Muchos, acostumbrados a los rejuegos políticos, al falso patriotismo de politiqueros que convivían con la tiranía o engañaban al pueblo con falsas promesas que renacían en cada campaña electoral para morir inmediatamente después de las elecciones, se mostraron incrédulos.
Hasta muchos personeros del gobierno no creían que Fidel Castro y sus compañeros cumplirían esa palabra empeñada.
Los futuros expedicionarios, sin embargo, aún en las condiciones más difíciles, no vacilaron nunca, ni claudicaron en el empeño. Muchos de ellos, incluyendo a Fidel y al Che, sufrieron persecución y presidio allí en México, pero los preparativos continuaron.
Hubo compañeros que no pudieron venir en el Granma por estar todavía presos. Tal fue el case de Pedro Miret y Enio Leiva, quienes a una semana de la salida del yate hacia Cuba, dejaron el siguiente testimonio escrito en una losa de la prisión que los guardaba:
Pedro Miret
Enio Leiva
Noviembre 17 de 1956
Incomunicados por defender la libertad de su país: "Cuba".
A continuación relacionaban las armas y parque que les habían ocupado, incluidos 50 000 cartuchos 30.06, fusiles, ametralladoras ligeras y pistolas ametralladoras.
Pero allí, encerrados, indefensos, la estatura revolucionaria de los dos combatientes creció. Y su voluntad de lucha y confianza en la victoria final quedó también plasmada para la historia en aquella nota, recuperada intacta y expuesta hoy en el Museo de la Revolución, de La Habana.
"Pero esto no impedirá la caída de la dictadura, este año "1956"
Seremos libres o seremos mártires"
Con ese espíritu, partieron los expedicionarios del Granma hacia Cuba, el 25 de noviembre de 1956, con pocos recursos, pero -al decir del Che - con la frente llena de martianas estrellas insurrectas. Ahora  aquel compromiso de honor de Fidel sigue siendo para los cubanos un ejemplo de que la palabra empeñada con la Patria, hay que cumplirla aún al costo de la propia vida.

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