miércoles, 10 de marzo de 2021

Solo hay una cosa comparable al placer de hallar un amigo: el dolor de perderlo

 


.Orlando Guevara Núñez

 


Para José Martí, la amistad fue siempre un sentimiento sagrado. La veía como un sinónimo de hermandad y de lealtad. En esta ocasión se está refiriendo a una amistad presuntamente perdida, la del amigo venezolano Fausto Teodoro de Aldrey, y de otro nombrado Juan Luis,  de quienes  no pudo siquiera despedirse cuando el 28 de julio de 1881 tuvo que salir de ese país, por voluntad del gobierno. 

La afirmación la hace en carta fechada en Nueva York, el 28 de julio de 1882, justamente a un año de su partida, y dirigida al también venezolano Diego Jugo Ramírez    Habla decidido  no escribir más cartas al diario La Opinión, de Venezuela.

Al parecer no fue bien comprendida su postura por sus amigos. Y por eso, copia de esta carta a Diego, se la envía también a Fausto Teodoro, con el fin de que sea divulgada solo si fuese preciso para esclarecer criterios erróneos sobre el tema.

En un párrafo, vierte Martí su pena: “De lo de Aldrey, de que me da Vd. con vivo agradecimiento mío, tan cuidadosa cuenta, queda como estaba. ¡Cuánto me duele ahogar aquella voz, hecha ya a vaciarse en los buenos y altos pechos que aún respiran en las faldas del Ávila!  ¡Qué placer era para mí, por más que me ocasionase rudo trabajo, escribir aquellas cosas a Caracas!  Y añadía a mi placer el ayudar con ella, a un hombre que venía siendo, y fue desde el principio mi amigo leal. 

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