sábado, 13 de marzo de 2021

La prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante; es proposición, estudio, examen y consejo


.Orlando Guevara Núñez

 


Sentencia martiana con plena vigencia para el ejercicio de la prensa. Los trabajadores de este sector en Cuba la consideramos un paradigma para nuestra labor. Forma parte de nuestra ética. Esta afirmación fue escrita por Martí en México, y publicada en la Revista Universal, de ese país, el 8 de julio de 1875.   Nótese  como, con solo 22 años de edad, nuestro Héroe Nacional había pensado ya de forma tan profunda en la función de la prensa.

En esta ocasión se está refiriendo a las elecciones en Jalisco y Monterrey, acontecimiento sobre el cual fija su opinión  relacionada con  los deberes de la prensa. Luego de una breve explicación sobre el desarrollo de las elecciones en varios estados mexicanos, hace Martí una definición más explícita.

 “No es el oficio de la prensa periódica informar ligera y frívolamente sobre los hechos que acaecen, o censurarlos con mayor suma de afecto o de adhesión. Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir; tócale examinar los conflictos, no irritarlos  con un juicio  apasionado; no encarnizarlos con un alarde de adhesión tal vez extemporánea, tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles, someterlas a consulta y reformarlas según ella; tócale, en fin, establecer  y fundamentar enseñanzas, si pretende que el país la respete, y conforme a sus servicios y merecimientos, la proteja y la honre”.

 

“Tiene la prensa periódica –agrega- altísimas misiones; es la una explicar  en la paz, y en la lucha fortalecer y aconsejar; es la otra hacer estudio de las graves necesidades del país, fundar sus mejoras, facilitar así la obra a la administración que rige, y ya que tantas graves cuestiones preocupan en una nación que asciende de una situación vacilante y anómala, a la de tierra dueña y libre, ayude la prensa periódica a los que gobiernan, señalando  y presentando estudiadas las cuestiones que han menester más seria y urgente reforma”.

En el propio escrito, ofrece Martí una disertación del periodismo que preconiza. Y plantea las preguntas siguientes:

“Pero sobre todo, interróguese y respóndase la pertinaz autoridad de Nuevo León. ¿Puede mantenerse contra el pueblo el poder que se recibe de él?  Cuando ha llegado el plazo que la ley fija para resignarlo. ¿Es decoroso  pretender conservarlo a toda costa?

Y finaliza con un juicio de mucha valía y ética. “El propio decoro es la ley suprema; abandónese a él la autoridad exaltada u ofuscada; prefiera su propia satisfacción a una voluntad injusta;  la derrota digna es la mejor victoria; el deber cumplido es el gobierno mejor”.

 

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