jueves, 29 de marzo de 2018

Piñeiro, hombre ejemplar antes y después del triunfo




.Orlando Guevara Núñez


Las cualidades políticas, militares, humanas y fidelidad a la Revolución de Manuel Piñeiro Losada (Barbarroja), fueron expuesta al ser presentado el libro  Barbarroja La historia no contada del jefe de los Servicios Secretos de Cuba, autoría de Luis de la Rosa Valdés, en el local de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, (ACRC) del Distrito José Martí.
Un grupo de combatientes y de estudiantes, asistió al encuentro, iniciado con la lectura de una síntesis biográfica del Comandante Piñeiro, a cargo de  Rolando Cordovez, presidente de la ACRC en esta área. Se destacó la rica trayectoria de este combatiente, desde su juventud, la clandestinidad en La Habana, su incorporación a la Sierra Maestra, bajo el mando de Fidel, su participación junto a Raúl en la apertura del Segundo Frente Frank País, y sus altas responsabilidades durante la lucha guerrillera y luego del triunfo de la Revolución.
El director de la Editorial Oriente, Noel Pérez, hizo la presentación del texto, con emotivas palabras que evocaron  a Piñeiro como un hombre de recio carácter y a la vez sensible, jaranero, capaz de atraer la admiración y el respeto de sus compañeros.
“Fue uno de los hombres más fieles a la Revolución y a Fidel” afirmó Noel, al tiempo que lo describió como una persona que siempre tuvo una confianza firme en el triunfo revolucionario: rememoró la conmoción, en Cuba y otras partes del mundo,  ante su muerte  ocurrida el 11 de marzo de 1998, en un accidente de tránsito en la capital cubana, Piñeiro estaba dedicado a escribir sobre nuestra historia. Había nacido en Matanzas, el 14 de marzo de 1933.
Julio Silva, combatiente del Segundo Frente, relató que durante la marcha de la Caravana de la Victoria hacia la capital cubana, hicieron un alto en Matanzas y fueron atendidos por un hermano de Barbarroja, representante en esa provincia de la cerveza Hatuey, producida en Santiago de Cuba. Allí merendaron, pero al ofrecérseles cerveza, Piñeiro se opuso, con un argumento: “Cerveza no, porque ustedes llevan ahí a Fidel, será después, cuando Fidel tome La Habana”.



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