sábado, 4 de noviembre de 2017

Arturo Duque de Estrada: el hombre clave




.Orlando Guevara Núñez

Resultado de imagen para arturo duque de estradaLa sola mención de este nombre, nos trae a la mente un hecho histórico relevante para la historia de Santiago de Cuba y de todo el país. Arturo Duque de Estrada Riera fue el hombre que recibió, en su domicilio de San Fermín 358, el telegrama con el texto Obra pedida agotada. Lo firmaba la Editorial Divulgación. En realidad el remitente era Fidel Castro Ruz; el destinatario, Frank País García, y el mensaje era la orden de alzamiento en esta ciudad para apoyar el cercano desembarco del yate Granma.
El jefe  de la lucha clandestina lo había escogido como  Secretario, encargado del manejo de toda la correspondencia interna y externa, y del control de las direcciones de los responsables del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en los municipios y provincias.
Pero la historia de este manzanillero- santiaguero, fallecido el  5 de noviembre de 1994, viene desde  más atrás. Maestro de profesión, ya en 1945 participaba en huelgas que demandaban mejoras para ese sector. Es en 1949 que conoce a Frank, en la Escuela Normal para Maestros de Oriente. Allí surgiría no solo una amistad profunda, sino también la identidad de ideales. Arturo se une a las actividades revolucionarias y a las organizaciones creadas por el joven  jefe clandestino.
De cómo Frank apreciaba su  labor, es testimonio una carta por él dirigida a Fidel, en ocasión de una grave enfermedad que, el 27 de junio de 1957, interrumpiría ocasionalmente su labor como Secretario: “El hombre clave de nuestras comunicaciones y avisos enfermó gravemente con lo que  lucía una embolia, sin poder hablar ni escribir, los avisos para la orden nacional de sabotajes se dieron como pudimos”
Arturo Duque  fue, durante la guerra, un digno forjador de nuestra historia. Y luego del triunfo,  un incansable trabajador en pos de rescatar y preservar el patrimonio histórico cultural de Santiago de Cuba y de la provincia de Oriente. Desde el inicio emprende la labor de localización de los familiares de los mártires, la confección de biografías de los caídos, la creación y conservación de museos y monumentos históricos.
En Arturo  tenemos que pensar cuando visitemos instalaciones de tan alto valor histórico y cultural como los museos de La Isabelica (1962), cuyo principal promotor fue el profesor Fernando Boytel; Casa Natal de Frank País (1964),Granjita Siboney (1965) de Historia Natural Tomás Romay (1966) y el Museo Cien Años de Lucha, en el otrora  Cuartel Moncada (1967).
La Casa Museo Heredia, Museo de Ambiente Histórico Cubano (1970 y completado tres años después);  Parque Museo Abel Santamaría y el Museo Histórico 26 de Julio, (1973) . Súmense los museos Casa Natal de Antonio Maceo (1974) y el Museo de la Lucha Clandestina (1976).
Entre 1965-1968, desde su cargo de Presidente de la Administración Regional de Santiago de Cuba, Arturo contribuyó en mucho a la realización de valiosas obras históricas y culturales en esta ciudad.
Otras responsabilidades  fueron atendidas por él, como la Comisión Provincial del Centenario de la Guerra de los Diez Años, Comisión de Activistas de Historia  del PCC en la provincia,  el Comité Provincial de Solidaridad con Vietnam y  la Comisión Provincial de Museos y Monumentos Históricos. Desde 1973 hasta 1977, se desempeñó como Presidente de la filial de Oriente del Instituto de Historia del Movimiento Comunista y de la Revolución Socialista. Otras muchas obras históricas contaron con el aporte de Duque, entre éstas la Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo; La Periquera, de Holguín; Matachín, en Baracoa, además de museos municipales en  varios territorios de Oriente.
Se necesitarían muchos espacios como éste para reseñar  la obra legada por Arturo Duque de Estrada en la fragua, preservación y difusión de la historia cubana. Los datos ofrecidos por Magali  Martínez, esposa, y Magaly Duque de Estrada,  hija, dan para  más. Sirvan, sin embargo, estas breves líneas, de homenaje a quien sigue siendo un hombre clave, merecedor del cariño, el respeto y el recuerdo de su pueblo.

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