Orlando Guevara Núñez
Las grandes mentiras de los gobiernos de los Estados Unidos contra Cuba, en este más
de medio siglo de Revolución son, sencillamente, incontables.
Señalaremos solo algunas que en
mucho se parecen a las mentiras actuales contra Venezuela y otros países del mundo.
La Operación Peter Pan. Hubo
una campaña mediática de que el gobierno cubano eliminaría la patria potestad, que los padres perderían
ese derecho sobre los niños. Incluso se hizo circular una falsa ley cubana que
ejecutaba esa medida. Los medios de comunicación norteamericanos difundieron
deliberadamente esa mentira, tratando de desacreditar al gobierno
revolucionario. Más de 14 000 niños fueron sacados del país como consecuencia
de esa campaña, iniciada en diciembre de 1960, con la complicidad del clero
reaccionario dentro y fuera de Cuba. La mentira trató de incitar a la
desobediencia civil.
Víspera de la invasión
mercenaria de Playa Girón, los medios en los Estados Unidos y emisoras
contrarrevolucionarias desde otros países, difundieron la mentira sobre
alzamientos internos en Cuba, incluyendo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
y de las Milicias Nacionales Revolucionarias. Los aviones que víspera de la agresión
atacaron aeropuertos cubanos con vistas a destruir en tierra los pocos aviones
de combate cubanos, portaban insignias de este país. Su desgastada y
mendaz campaña contra “el comunismo” en
Cuba no ha dejado de tergiversar la verdad, al tiempo que, en su territorio,
amamantan a los grupos contrarrevolucionarios y terroristas que actúan contra
nuestro país. ¿Ejemplos? La inclusión de Cuba en la lista de países promotores
del terrorismo, la acusación contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de
la ONU, al tiempo que difunden mentiras tergiversando la realidad cubana.
El 7 de marzo de 1962, la Junta de Jefes de Estado Mayor de los Estados Unidos,
se planteó en un documento secreto: “La
determinación de que una sublevación interna con posibilidades de éxitos es
imposible dentro de los próximos 9 a 10 meses, exige una decisión por parte de
los Estados Unidos en el sentido de fabricar una provocación que justifique una
acción militar norteamericana positiva”.
Así, dos días después, la Oficina del Secretario de Defensa de ese país,
sometió a la consideración de esa Junta el documento Pretextos para justificar la
Intervención Militar de los Estados Unidos en Cuba. Como ha sido costumbre,
el crimen y la mentira han marchado siempre juntos en la política de agresiones
del imperio norteamericano contra nuestro país.
Un simple vistazo a las medidas contenidas en el referido documento, pone
al descubierto la realidad de que los vende patrias cubanos son sólo una pieza
desechable en la enfermiza guerra del imperio yanqui contra la Revolución
cubana.
“Pudiéramos hundir una embarcación llena de cubanos en ruta hacia la
Florida (real o simulada)” “Pudiéramos
promover intentos contra las vidas de los refugiados cubanos en los Estados
Unidos, incluso hasta el punto de herir a algunos de ellos en casos que serían
ampliamente divulgados”.
La demencia iba mucho más allá, con total desprecio a la vida humana. “Es posible
crear un incidente que demuestre de manera convincente que un avión cubano
atacó y derribó a un avión civil arrendado que volaba de los Estados Unidos a
Jamaica, Guatemala, Panamá o Venezuela”. “Los pasajeros pudieran ser un grupo
de estudiantes universitarios o cualquier otro grupo de personas con intereses
comunes como para arrendar un vuelo”.
La infamia y la criminalidad sobrepasaban los límites y retrataban al
imperio norteamericano en toda su dimensión terrorista. Por acabar con la
Revolución cubana, los más atroces procedimientos tomaban categoría de política
de Estado en el gobierno de los Estados Unidos.
“Pudiéramos desarrollar una campaña terrorista cubano-comunista en el área
de Miami, en otras ciudades de la Florida y en Washington. La campaña de terror
podría estar encaminada contra los refugiados cubanos que buscan asilo en los
Estados Unidos”.
En shows preparados por
grupúsculos mercenarios, con pruebas de ser financiados por USA, se ha hablado de represión que nunca
ha existido. Tal es el caso de las llamadas Damas de Blanco, cuya génesis
mercenaria se conoce bien por el pueblo
cubano.
En muchos casos de llamados “disidentes” (en
realidad comprobable delincuentes comunes) la prensa de los Estados Unidos los
ha presentado como “líderes” o “luchadores anticastristas”, tomando esos casos
como pretexto para acusar a Cuba de falta de democracia y violación de los
derechos humanos, propósito en el que, en algunos casos, ha tenido la
complicidad de países de la Unión Europea. Con la fabricación mediática de esos líderes, se ha mentido a la
opinión pública, tratando de hacer creer que en Cuba hay una gran oposición
antigubernamental.
Una prueba de su forma de mentir es el contenido del cable firmado por el jefe de
la Sección de Intereses de los Estados Unidos en Cuba, Jonathan Farrar, con
fecha 15 de abril de 2009, documento revelado por Wikileaks, donde ellos mismos
desdicen lo que públicamente informan:
“Muchos grupos de oposición son
dominados por individuos con encumbrados egos que no trabajan bien en equipo”.
“Tengan o no las organizaciones de oposición agendas capaces de atraer la atención de una amplia gama de intereses en la isla, es preciso que empiecen por lograr cierto grado de unidad de objetivos como oposición o al menos que dejen de gastar tanta energía en serrucharse el piso los unos a los otros”.
“Tengan o no las organizaciones de oposición agendas capaces de atraer la atención de una amplia gama de intereses en la isla, es preciso que empiecen por lograr cierto grado de unidad de objetivos como oposición o al menos que dejen de gastar tanta energía en serrucharse el piso los unos a los otros”.
“Pese a sus afirmaciones de que
representan a “miles de cubanos”, nosotros vemos muy pocas evidencias de ese
apoyo, al menos desde nuestra óptica, limitada, en la Habana”.
“Cuando cuestionamos a los líderes disidentes sobre sus programas, no vemos plataformas diseñadas para llegar a amplios sectores de la sociedad cubana, sino que más bien dirigen sus mayores esfuerzos a obtener recursos suficientes para solventar las necesidades del día a día de los principales organizadores y sus seguidores claves”.
“Si bien la búsqueda de recursos es su principal preocupación, la segunda más importante parece ser limitar o marginar las actividades de sus antiguos aliados de manera de reservarse el poder y el acceso a los escasos recursos”
Una mentira permanente contra Cuba es la relacionada con el bloqueo económico, comercial y financiero, refrendado por el presidente Kennedy desde el 3 de febrero de 1962, mantenido y recrudecido hasta hay. Falsamente le llaman “embargo” a lo que es, en realidad, una guerra comercial. Mienten, además, alegando que Estados Unidos es un socio comercial de Cuba, al permitirle hacer algunas compras en ese país. Lo que no dicen es que ese tipo de relaciones viola las elementales normas del comercio internacional. Cuba, por ejemplo, tiene que abonar por adelantado lo que compra, puede comprar solo lo autorizado, no puede obtener créditos, ni puede vender nada a los Estados Unidos.
“Cuando cuestionamos a los líderes disidentes sobre sus programas, no vemos plataformas diseñadas para llegar a amplios sectores de la sociedad cubana, sino que más bien dirigen sus mayores esfuerzos a obtener recursos suficientes para solventar las necesidades del día a día de los principales organizadores y sus seguidores claves”.
“Si bien la búsqueda de recursos es su principal preocupación, la segunda más importante parece ser limitar o marginar las actividades de sus antiguos aliados de manera de reservarse el poder y el acceso a los escasos recursos”
Una mentira permanente contra Cuba es la relacionada con el bloqueo económico, comercial y financiero, refrendado por el presidente Kennedy desde el 3 de febrero de 1962, mantenido y recrudecido hasta hay. Falsamente le llaman “embargo” a lo que es, en realidad, una guerra comercial. Mienten, además, alegando que Estados Unidos es un socio comercial de Cuba, al permitirle hacer algunas compras en ese país. Lo que no dicen es que ese tipo de relaciones viola las elementales normas del comercio internacional. Cuba, por ejemplo, tiene que abonar por adelantado lo que compra, puede comprar solo lo autorizado, no puede obtener créditos, ni puede vender nada a los Estados Unidos.
Mientras que EU es quien
obstaculiza la salida legal de los cubanos que han solicitado emigrar a ese
país, alienta la emigración ilegal, poniendo en peligro la vida de quienes
solicitan ese permiso, al tiempo que la criminal Ley de Ajuste Cubano,
distorsiona la esencia de la emigración, actuando como argumento político,
utilizado de forma distorsionada por el poder mediático.
Una de las más notorias
distorsiones mediáticas contra Cuba, ha sido la falsedad del proceso seguido a
los cinco cubanos condenados en EU aún a costa de violar su propia
Constitución. Pagos millonarios a medios de comunicación y a periodistas para
desinformar y tergiversar la realidad, están sobradamente comprobados. Se
mintió y se sigue mintiendo al pueblo de los Estados Unidos y a la opinión
pública internacional sobre este proceso, en el cual los Cinco fueron condenados injustamente, en
virtud de cargos fabricados y carentes
de las más elementales pruebas.
En conclusión, la política de
los Estados Unidos contra Cuba, desde el mismo 1ro. de enero de 1959, ha
utilizado, junto a las agresiones, las amenazas y el crimen, las más burdas
mentiras. Suman miles las denuncias que Cuba, aquí y en disímiles tribunas
internacionales, ha desbaratado esas patrañas.
Esa misma política, aquí
fracasada, es la que Estados Unidos aplica contra Venezuela, Ecuador, Bolivia y
contra cualquier gobierno en el mundo que decida ponerse al lado de su pueblo para luchar por su libertad e independencia. La mentira, siempre la mentira.
Se necesitarían muchos tomos
para recoger detalles sobre esa política degradada del gobierno imperialista de
los Estados Unidos contra Cuba. Degradada y derrotada aquí, podríamos añadir,
pero que no renuncia a sumar otras víctimas, en cualquier región, a sus
monstruosas aspiraciones de dominio imperial.
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