viernes, 25 de septiembre de 2020

Estados Unidos: los avales de un candidato presidencial

 

 


.Orlando Guevara Núñez

En la carrera por la silla presidencial en los Estados Unidos, pocos cambios existen desde que José Martí, en la década de los 80 del siglo XIX, denunció el desenfreno de los contendientes, las campañas sucias, la corrupción, el rejuego con los votos, la carencia de ética y otros males que resumió diciendo que no se peleaba a lo púgil, sino a lo serpiente.

Y se mantiene lo también  expresado por el Héroe Nacional cubano de que ambos partidos rivales- los mismos de entonces- Demócrata y Republicano- son incapaces de representar los verdaderos intereses de la nación, pues todo en ellos gira alrededor de sus propios intereses.

El pueblo de Cuba tiene suficientes pruebas de que en ese rejuego eleccionario, esos partidos pueden definirse con un solo concepto: el partido de los millonarios, los que, cuando ven amenazados sus intereses, no vacilan en unirse estratégicamente para defenderlos.

En estos días, con la proximidad de las elecciones del 3 de noviembre, se ponen al descubierto los métodos  más burdos para ganar electores. Las recientes palabras del actual mandatario, Donald Trump, en la ONU, son un claro ejemplo.

Lo primero que se observa es el desprecio de este individuo a su propio pueblo. Hace falta contar con una dosis alta de cinismo para restarle importancia a los más de 200 000 norteamericanos muertos por la Covid-19  y evadir su responsabilidad culpando a China sobre un desastre que solo va a la cuenta de la negligencia, apatía  e incapacidad del actual gobierno de los Estados Unidos.

Pero a Trump lo único que le interesa es la reelección. Por eso no vacila en mentir públicamente, en tratar de convertir la verdad en mentira y la mentira en verdad. Para él, lo que importan son las arcas suyas y de su camarilla. Trata de embaucar a los electores autoproclamándose campeón de los derechos humanos en un mundo donde ese gobierno es el responsable principal de que existan tantos millones de humanos sin derechos.

Habrá que ver hasta dónde el pueblo de los Estados Unidos se deja influir por tanta mentira y tanto engaño. El aval de este candidato republicano está claro: sus mentiras, su prepotencia, su cualidad de cuatrero internacional, su habilidad para fabricar falsos enemigos que “amenazan la seguridad nacional” de ese país.

Claro está que ese pueblo no tiene muchas opciones. Tendrá que elegir entre millonarios que aspirarán siempre a ser más ricos, mientras que el país más poderoso del Universo, es el centro de una epidemia que ha sido incapaz de controlar, cuenta con más de 40 millones de personas que viven en la pobreza, mientras que decenas de millones son analfabetos, no tienen seguro médico,  es el país más consumidor de drogas y el que más ciudadanos tiene en prisión.

Es Estados Unidos el país más terrorista del mundo, el más agresor, uno de los acogedores de la más brutal discriminación  racial.

Esos son los avales que puede exhibir Trump para su reelección. Pero no piense nadie que defiendo con estas afirmaciones a los demócratas. Respecto a Cuba- ya lo dije una vez- tanto republicanos como demócratas han sido los mismos perros con los mismos collares. Unos han ladrado menos, pero han mordido igual.

Las sanciones contra Cuba y Venezuela, forman parte de la estrategia yanqui para ganar votos. Así ha sucedido desde hace 60 años. Pero ya han pasado más de una decena de gobiernos en ese país, mientras que el pueblo cubano sigue aquí, de pie, firme en sus principios, en su dignidad, fieles al legado de José Martí y de Fidel.

Y es así, porque el aval de este pueblo es la verdad, la razón, su patriotismo, su internacionalismo y su decisión, como lo expresó un día su eterno jefe, Fidel, de que nacimos en un país libre que nos legaron nuestros padres y primero se hundirá la Isla en el mar antes que consintamos en ser esclavos de nadie.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario