miércoles, 14 de junio de 2017

Las elecciones cubanas: ejercicio real de democracia participativa




.Orlando Guevara Núñez

El Consejo de Estado de la República de Cuba acaba de convocar a las elecciones generales, en las que serán electos los delegados a la Asambleas Provincial y Municipal del Poder Popular, y  los Diputados a la Asamblea Nacional. Para el 22 de octubre está fijada la elección de los delegados en las circunscripciones, quienes integran las asambleas municipales, proceso que tiene lugar cada dos años y medio, mientras que los integrantes de las asambleas provinciales y diputados a la Asamblea Nacional son electos por un período de cinco años.
Quienes en el exterior gustan de enjuiciar el sistema eleccionario y la democracia en Cuba, debieran conocer los principios que las rigen, e incluso compararlos con los de sus países de residencia y de la llamada democracia representativa, practicada por los defensores del capitalismo.
La primera gran diferencia es quiénes son los candidatos, quién los nomina y elige. En Cuba los candidatos a delegados a las asambleas municipales  son nominados entre todos los ciudadanos cubanos que en pleno goce de sus derechos políticos sean propuestos y aprobados por el pueblo en las asambleas de circunscripción.
La Ley Electoral cubana solo establece exclusión para el ejercicio del voto y para ser elegido a las personas siguientes:
a) los incapacitados mentales, previa declaración judicial de incapacidad;
b) los inhabilitados judicialmente por causa de delito, bien se encuentren recluidos en centros penitenciarios o en sus domicilios, en libertad condicional o gozando de pase;
c) los que se les ha impuesto sanción de privación de derechos públicos a partir del cumplimiento de su sanción de privación de libertad.
El voto es enteramente libre con derecho de los ciudadanos a partir de los 16 años de edad.
Veamos esto desde el escalón primario, la Circunscripción electoral. En este nivel se desarrollan, según su población, varias asambleas. En cada una, la propuesta de candidato sale de las masas. Son ellas las que proponen y eligen, mediante el voto público. Ya seleccionados los candidatos, dos como mínimo y ocho como máximo, se elabora por una Comisión la candidatura de la circunscripción.
A partir de ese momento, de cada candidato se elabora una biografía, la cual, junto a su foto, debe ser expuesta públicamente, con igual prioridad para todos, en lugares públicos visibles y con 30 días de antelación a las elecciones. Ninguna organización, ni órgano de prensa, ni entidad, puede hacer campaña que favorezca a uno de los candidatos. El único aval de los nominados es su propia vida, su obra, su dedicación a la defensa de su pueblo.
Una particularidad cubana es que ningún delegado a las asambleas municipales, provinciales y diputados a la Asamblea Nacional, recibe remuneración económica por sus servicios como tales. Puede que sean obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales, militares u otras categorías; pero siguen obteniendo los mismos salarios de sus respectivas funciones.
Las elecciones se desarrollan en la circunscripción con la más elevada transparencia. Con anterioridad, se publican también los listados de los electores, los que tienen derecho a cualquier corrección necesaria. En cada colegio electoral funciona un equipo encargado de dirigir todo el proceso, desde la votación hasta el conteo de los votos e información sobre los resultados, pasos con carácter público.
Todos los municipios están divididos en circunscripciones. Y cada circunscripción elige a un delegado. El conjunto de los elegidos, constituidos en la Asamblea Municipal, eligen a su presidente, vicepresidente y secretario. Son la máxima autoridad de gobierno en el municipio.
Otro dato importante es que los mismos que eligen, tienen el derecho a la revocación de los elegidos, quienes, cada seis meses, en reuniones populares, están obligados a rendir cuentas sobre su gestión. Tienen que informar sobre las gestiones para solucionar los problemas planteados tanto en asambleas como en despachos personales. Y encauzar la acción de las masas  para resolver dificultades, en su área, con sus propios esfuerzos.
Así, el sistema electoral cubano es una genuina democracia participativa, donde el pueblo es verdadero protagonista de una sociedad como la vislumbró el Héroe Nacional cubano, José Martí: Con todos y para el bien de todos.
En Cuba, los candidatos no son enemigos entre sí. Y el proceso eleccionario es escenario no de luchas divisionistas, sino de fortalecimiento de la unidad del pueblo.
En el mundo capitalista, las elecciones son sinónimo de lucha por el poder, el cual representa enriquecimiento, privilegios, reafirmación del mandato para que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. En Cuba, son sinónimo de fortalecimiento organizativo, institucional, y unidad. Porque en este país, el gobierno es el pueblo y el pueblo es el gobierno.

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