jueves, 6 de mayo de 2021

Estados Unidos: otro gobierno, el mismo circo

 


.Orlando Guevara Núñez

En un reciente discurso ante la 51 Conferencia de las Américas, un nuevo integrante de la carpa circense del gobierno yanqui, en el guion correspondiente al Departamento de Estado, el secretario  Antony  Blinken, se proclamó defensor de los derechos humanos del pueblo cubano, concepto en el cual incluye el derecho a la libertad de expresión, de reunión, además de condenar la represión.

En realidad, los gobernantes yanquis son tan poco creativos que pasa un payaso, entra otro, y los guiones son los mismos, por ridículos que sean. La Casa Blanca sigue siendo una carpa que cada vez cuenta con menos asistentes a sus funciones.

Lo que muchos  objetan  es el tiempo que le dedican a fabricar mentiras contra Cuba, cuando tienen a su vista, en su propio territorio, las más brutales violaciones de los derechos humanos. Un país donde mueren, como promedio, dos afro norteamericanos  asesinados por la policía; donde está reconocida y se aplica la tortura como medio para obtener información. Donde miles de ciudadanos son brutalmente golpeados cuando acuden a manifestaciones públicas.

En Estados Unidos, impera una criminal discriminación racial. Millones de norteamericanos han enfermado y cientos de miles han muerto por la actúala pandemia, ante la indiferencia, negligencia y estupidez de su propio presidente.

El  país mayor consumidor de drogas en el mundo. El que en sus recientes elecciones dio muestras de la total decadencia de su democracia y que permitió la impunidad de un presidente saliente que asaltó el capitolio y se burló y del nuevo mandatario electo.

Ellos, desde luego, no se preocupan por la salvaje represión y las víctimas mortales Colombia, en Chile y otros países de América. Y no lo hacen porque entre asesinos se entienden, se protegen y defienden.

     Al señor  Antony  Blinken  valdría recomendarle que cuando le entreguen un nuevo guión, tenga, por lo menos, el cuidado de tratar que su ridiculez sea distinta a la de los payasos anteriores. ¿O es que las mentiras son tantas que ya no es posible inventar otras nuevas?

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