viernes, 3 de enero de 2020

En nuestro pueblo la libertad está afianzada






.Orlando Guevara Núñez

Nuestro Héroe Nacional, José Martí, nos legó la enseñanza de que no estriba el amor patrio en afianzar la libertad, sino en labrar un pueblo en que la libertad se afiance. Y hemos vivido, en estos 61 años, un proceso único, de  influencia mutua, porque  el pueblo hizo la Revolución y la Revolución hizo al pueblo donde la libertad está afianzada.
Esta ha sido, sin dudas, la mayor proeza cubana de los siglos XX y XXI: Haber hecho una Revolución profunda y haberla sabido defender frente a obstáculos que parecían insalvables.
El triunfo de la Revolución cubana, cambió no solo el destino de nuestro pueblo; marcó un hito en la lucha por la  segunda independencia de los pueblos de nuestra América, también vislumbrada por el Apóstol cubano.
La historia tiene a veces fechas coincidentes. El 1ro. de  enero de 1899, se instauró en Cuba el Gobierno interventor norteamericano. Cuba pasaría de colonia de España, a neocolonia de los Estados Unidos. Exactamente 60 años después, Cuba, con su Revolución victoriosa, rompió las cadenas imperiales y se convirtió en el primer país verdaderamente libre de América.
No fue un camino fácil. Se  necesitó, en primer lugar, destruir todo el andamiaje que sostenía al sistema opresor: sus estructuras y funciones de gobierno, sus instituciones armadas y la existencia de numerosos partidos  políticos que solo conseguían fragmentar  la unidad  del  pueblo. En pocas palabras: destruyó  el sistema capitalista para construir el socialismo.
En poco tiempo, la Revolución devolvió al pueblo lo que le había sido robado. Fueron erradicados los monopolios explotadores, los latifundios, los casatenientes. La salud y la educación pasaron a ser patrimonio de todos los cubanos, gratis.  Así, comenzamos a ser, en nuestro preterido Continente, el único pueblo sin obreros y campesinos explotados, sin analfabetos, sin niños carentes de maestros y escuelas, ni  maestros sin aulas.
Cuba eliminó el desempleo, desarrolló un vasto plan de construcción de viviendas en la ciudad y en el campo, disminuyó los alquileres, y hoy la inmensa mayoría de las familias son dueñas del inmueble que viven, o pagan alquileres ínfimos. El desahucio de viviendas y tierra, forman parte de un pasado que jamás podrá ser presente.
Hemos logrado el sueño martiano de tener un país con todos y para el bien de todos. Sin discriminación por el color de la piel, por filiación religiosa, por posición social, por sexo, ni por otro motivo.
El acceso, como derecho de todos, al deporte, a la cultura, a la seguridad y asistencia social, está garantizado. Ningún cubano queda desvalido. Y  a todos  la Revolución les dio el bien más preciado: la libertad y la dignidad plenas.
Pero por esa libertad y esa dignidad, el pueblo cubano ha tenido que pagar un alto precio. Bloqueo criminal que hoy se recrudece; agresiones mercenarias como la de Playa Girón, amenaza de exterminio nuclear, como el de la Crisis de Octubre; lucha contra casi 300 bandas mercenarias formadas, entrenadas, armadas y dirigidas por la CIA y las organizaciones contrarrevolucionarias radicadas en los Estados Unidos. Fue cuando nuestro  pueblo se transformó en ejército y nuestro Ejército se transformó en pueblo.
Sabotajes a nuestras principales industrias; acciones terroristas que han costado la vida a más de 3 mil cubanos; guerra bacteriológica contra nuestra población, animales y plantaciones agrícolas; internacionalización del bloqueo, intentos de aislamiento. La mentira apoyando siempre al crimen.
En los primeros 30 años de existencia, Cuba, en dos ocasiones, como consecuencia de esta criminal política, quedó prácticamente sin tener a quien venderle ni a quien comprarle. Pero el pueblo resistió, luchó y fue capaz de salir adelante, como se lo pidió Fidel. Ningún otro pueblo, sin la formación del nuestro, sin nuestra unidad y convicciones, habría podido sobrevivir. Ni habría podido vencer.
En su demencial postura contra Cuba, los actuales gobernantes yanquis pretenden presentar ante el mundo al socialismo como un sistema fracasado. Y es precisamente Cuba el más claro ejemplo de la superioridad del socialismo sobre el capitalismo.
Hoy, de cada 100 cubanos, más de 75 no habían nacido cuando triunfó la Revolución. No saben lo que es vivir en un país sin bloqueo. No hay actividad en su vida sin sufrir el efecto de esa guerra. Pero aquí están formando parte de un pueblo dispuesto al mayor sacrificio para seguir siendo lo que somos y no regresar jamás a lo que fuimos.
Este es el pueblo que no ha dejado de crecer en estos 61 años. Un pueblo martiano, fidelista, socialista, internacionalista y antiimperialista. Fiel a su historia, a sus mártires, a su Partido Comunista y a su Gobierno Revolucionario.
Nuestro temple está forjado por heroicidades de todos los días, grandes y pequeñas. Individuales y colectivas. Internas, como la resistencia frente a las agresiones, y adversidades. Externas, como  la de los  cientos de miles de cubanos que marcharon a otras latitudes del mundo a defender y preservar la independencia de pueblos hermanos. O la de los también decenas de miles de médicos y otros profesionales de  la salud que han marchado a otras tierras a salvar vidas, aliviar males o prevenirlos. Y la de los tantos maestros que han ayudado a salir de la ignorancia a millones de personas  en diversos países.
Un pueblo capaz de dar no lo que le sobra, sino de compartir lo que tiene, aunque a veces, de lo que da, tenga poco. Por eso Cuba cuenta con la solidaridad de la mayor parte del mundo.
Este es el pueblo que sigue aquí de pie y avanzando. Él  es síntesis del grito de ¡Independencia o Muerte! de nuestros mambises; del ¡Libertad o Muerte! del Ejército Rebelde y los luchadores clandestinos; del ¡Patria o Muerte!, del ¡Venceremos! y del ¡Socialismo o Muerte!, proclamados por nuestro Fidel; del ¡Sí se puede!, de Raúl; del ¡Hasta la victoria siempre! del Che. Y del ¡Somos Cuba! ¡Somos continuidad!  de  Díaz-Canel.
Ahora, a la distancia de  61 años, nuestro pueblo seguirá haciendo crecer a la Revolución. La Revolución seguirá haciendo crecer a nuestro pueblo. Y en este pueblo, la libertad se seguirá afianzando por siempre.

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