viernes, 17 de enero de 2020

La Plata, primera victoria guerrillera de Fidel



.Orlando Guevara Núñez
El 17 de enero de 1957, en La Plata, costa sur de la Sierra Maestra, las armas rebeldes inscribían en la historia el primer combate victorioso de la guerrilla de Fidel contra el ejército de la tiranía batistiana.
Había transcurrido mes y medio desde el desembarco del Granma y del bautizo de fuego en Alegría de Pío. Allí, en ese pequeño sitio costero sureño, la existencia humana estaba marcada por el cuartelito- con cinco soldados y cinco marineros al mando de un sargento- la casa del mayoral de la Beattie Sugar Co. y dos o tres familias, pues a las demás las habían obligado a refugiarse monte adentro, desalojadas y amenazadas por la guardia rural y los mayorales defensores del latifundismo.
Un total de 29 hombres, 18 de ellos expedicionarios del Granma, formaban la fuerza guerrillera, reforzada ya por ocho campesinos incorporados días atrás y tres combatientes enviados desde Manzanillo por el Movimiento Revolucionario 26 de Julio.
Con solo 24 armas contaba la tropa de Fidel. De esta forma, 22 combatientes avanzaron sobre el cuartel, divididos en cuatro grupos, con Fidel, Raúl, Almeida y Julito Díaz al frente. Los demás quedaban unos custodiando a dos campesinos detenidos poco antes del combate y otros con Chicho Osorio, el chivato ajusticiado al mismo tiempo de iniciarse la acción.
Alrededor de las 2:00 de la madrugada, una ráfaga disparada por Fidel comenzó el ataque que, luego de unos 40 minutos, doblegaba a los contrarios, con un saldo de dos muertos y cinco heridos, tres de los cuales fallecerían más tarde. Los rebeldes no tuvieron ni muertos ni heridos y ocuparon nueve fusiles con mil tiros, una ametralladora con 150 proyectiles y otros pertrechos de guerra.
El jefe de la guarnición y el mayoral Olazábal- cuya vivienda estaba situada al lado del cuartel- huyeron desde el primer momento, dejando a los soldados y marineros sin mando, abandonados a su suerte.
Esa madrugada quedaba sellada la primera victoria rebelde, inicio de la cadena de derrotas para el enemigo, que determinaría el fin de la sangrienta tiranía batistiana.
Aquella acción, además de su valor mismo, tiene el mérito histórico de haber demostrado la verdad de que la guerrilla existía- contrariamente a las falsas afirmaciones sobre su exterminio-, que había una fuerza dispuesta a mantener la lucha armada, realizar acciones ofensivas y triunfar sobre el enemigo. Fue base importante para ganar el apoyo campesino y desmoronar el triunfalismo de la dictadura, obligándola a una contienda distinta, la guerra de guerrillas para la cual no estaba preparada y saldría de ella derrotada luego de cuantiosas pérdidas.
El pequeño núcleo guerrillero había iniciado en La Plata lo que el Ejército Rebelde sostendría después hasta la victoria final: la vía de fortalecerse arrebatándoles las armas al enemigo. Y otro principio: el respeto a la vida de los vencidos.
Luego de esa victoria, las fuerzas rebeldes escalaron el firme de la Sierra Maestra, establecieron el primer territorio libre en el macizo de El Turquino y se estableció y consolidó la primera Columna (I Frente José Martí), cuya Comandancia Central radicó en La Plata, a unos 20 kilómetros del escenario del primer triunfo guerrillero.

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