jueves, 5 de octubre de 2017

A Cuba le sobran la seriedad y rigor que no tiene Estados Unidos en el tratamiento al personal diplomático





.Orlando Guevara Núñez

En las declaraciones del Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, en relación con las falsas acusaciones a nuestro país sobre agresiones que lesionan la salud  del personal diplomático estadounidense en La Habana, quedan reducidas a polvo las mentiras que sustentan esa sucia maniobra.
Es realmente asombrosa la carencia de ética del gobierno yanqui y de su propio presidente, al inventar tal embuste. Sus intenciones, sin embargo, están muy claras: entorpecer las relaciones iniciadas por el presidente Barack Obama, luego de reconocer el fracaso durante más de medio siglo, del bloqueo económico, comercial y financiero a Cuba.
Con el pretexto fabricado, se afecta a  muchos cubanos y sus familiares, al interrumpir la expedición de visas y otros trámites, por carencia de personal que ellos mismos, sin justificación y de forma arbitraria, redujeron. De igual forma sucede con esos servicios en la embajada de Cuba en los Estados Unidos, por la reducción de diplomáticos que no fue nuestro país, sino el gobierno yanqui quien la aplicó, de forma irreflexiva y sin motivo alguno.
Aprovechan, además, el incidente fantasma, para arreciar su campaña y restringir aún más el libre acceso de loa norteamericanos a Cuba, amparados en la mentira sobre la inseguridad de su salud en las instalaciones cubanas.
Si fuese realidad la fantasía de Pinocho, de crecerle la nariz cuando miente, las del gobierno norteamericano y de su propio presidente tuvieran hace rato dimensiones trasatlánticas.
A la vez que acusan sin tener pruebas, obstaculizan las investigaciones serias, porque saben que llevarían  a una sola conclusión: la falsedad de su invento.
Los cubanos podemos mostrar una larga lista de agresiones, de apoyo a los contrarrevolucionarios internos, de aliento a la subversión, de labores de espionaje y otras provocaciones hechas por la diplomacia norteamericana asentada en su oficina de intereses en La Habana. Y de agresiones, incluso asesinatos, de personal diplomático en otros países, con probada participación de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos.
Cuba, sin embargo, no ha perdido la ecuanimidad, ni adoptado represalias, ni ha faltado a su ética en en  tratamiento a los diplomáticos aquí acreditados, aún siendo del país agresor.
En la voz de Bruno Rodríguez, habló el pueblo de Cuba. El pueblo que respalda cada una de sus palabras, con la misma dignidad, decoro y valentía que él lo hizo. La verdad se impondrá una vez más contra la mentira.

No hay comentarios:

Publicar un comentario