viernes, 19 de febrero de 2016

La defensa de la Revoluciòn: palabra de cubano, palabra de pueblo


.Orlando Guevara Nùñez
Los cubanos tenemos sobradas razones para seguir construyendo y defendiendo el  sistema social que por conciencia escogimos: el socialismo. Los enemigos de la Revolución tratan de ignorar esa verdad. En la coyuntura actual, luego del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos, no faltan  adversarios e incluso personas ingenuas, que defiendan  la idea de que debemos hacer concesiones –económicas y políticas-  como condicionante para eliminar el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a nuestro país hace 54 años.
La esencia de esas posiciones es una: que renunciermos al socialismo y regresemos al capitalismo.
El gobierno estadounidense ha planteado con toda claridad  que su política de bloqueo ha fracasado en el intento de destruir la Revolución. Y que los cambios actuales  son en los  métodos, pero con el mismo fin. Valoramos como positivos los pasos dados, pero compartimos con el gobierno cubano la convicción de que están muy lejos de llegar a la verdadera raíz del problema: la supresión de ese bloqueo, sin condicionamientos de ningún tipo, sin menoscabo de nuestra independencia y con un absoluto respeto a la voluntad de nuestro gobierno, que es la voluntad de nuestro pueblo.
Dos  direcciones se ha propuesto el gobierno norteamericano  priorizar en sus relaciones con Cuba: la ayuda al sector privado y el desarrollo de las comunicaciones. Es curioso, en el último aspècto, que siendo uno de los  más golpeados por el bloqueo, haya interés ahora en un desarrollo que, dentro de la estrategia del cambio de métodos, persiga utilizar las redes sociales como un medio  para influir en la conducta de los cubanos en contra de sí mismos.
La realidad cubana, sin embargo, es muy distinta a la de otros países donde esas redes han actuado con alguna efectividad. Nuestras razones para defender la Revolución son más poderosas que cualquier campaña y su verdad  es capaz de inponerse a las mentiras y las calumnias.
Defendemos la Revolución que nos liberó del capitalismo salvaje  y construye una sociedad  libre de explotados y explotadores. Porque los recursos de la nación están en manos del pueblo y no de monopolios extranjeros o nacionales. Porque las riquezas de la nación  no van a bolsillos particulares, sino que se invierten, totalmente, en beneficio de toda la población.
Somos defensores de un Estado socialista del  cual formamos parte real, no formal. Con instituciones armadas que son el mismo pueblo.  Sin desaparecidos, torturados ni asesinatos políticos. Con una democracia que nos garantiza no solo el voto, sino, lo que es más importante, el derecho a ser parte de las discusiones y de las decisiones. Nuestras principales leyes, incluyendo la superior, La Constitución, han sido discutidas por todo el pueblo, y sus opiniones han sido no solo escuchadas y estudiadas, sino que han servido para enriquecerlas.
En Cuba, apoyamos y defendemos  un sistema donde  fue erradicado el latifundismo, y los campesinos son dueños de la tierra;  donde la salud  es gratuita, sin excepción, para todos, poque la medicina dejó de ser una mercancía y los enfermos simples clientes. Porque en el capitalismo padecíamos una tasa de mortalidad  infantil de más de  60 por cada mil nacidos vivos y ahora está por debajo de 5. Porque la esperanza de vida al nacer de los cubanos, de menos de 60 años en el capitalismo, es ahora superior a los 78.
No nos dejamos confundir y seguimos defendiendo nuestro sistema, porque en Cuba no existe analfabetismo, porque la educación es gratuita, en todas las enseñanzas, para  todos, sin discriminación de ningún tipo. Porque somos el país del mundo con más docentes por alumnos.
Porque somos  un país con una juventud  sana, libre de la violencia que azota a muchos otros en el mundo; sin el flagelo de la droga y sin la incertidumbre del empleo cuando llega a la edad laboral.
Defendemos lo que somos y estamos dispuestos a no volver a ser lo que fuimos, porque no queremos  que los cubanos vuelvan  a servir de la carroña que nutre  a los  buitres  capitalistas.
Defendemos nuestro derecho a que los cubanos  no lleguen a ser nunca  parte de  los 1 000 millones de seres humanos hambrientos y desnutridos crónicos de malviven en el mundo;  de los  2 000 millones que no tienen acceso a asistencia médica ni  a medicinas;  de los casi 900 millones que consumen agua no potable; de los más de 1 600 millones que  no disfrutan de servicio eléctrico, y de una cifra superior a los 900 millones que  no tienen techo o viven en condiciones infrahumanas.
Esas tenebrosas cifran se nutren con unos 800 millones de analfabetos, 120 millones de niños sin escuelas, 250 millones de infantes que tienen que trabajar para ganar su sustento, de los cuales casi 20 millones tienen que hacerlo en condiciones de esclavitud, muchos de ellos bajo la explotacion sexual. Súmese a esa tragedia los más de 800 millones de desempleados, flagelo del que no escapan millones de personas en los países del llamado primer mundo.
Los cubanos defendemos la obra creada durante más de medio siglo- pese al bloqueo norteamericano y otras agresiones- porque nuestros ancianos gozan de una jubilación segura, porque más del  85 por ciento de las familias son dueñas absolutas de su vivienda y el resto paga alquileres mínimos, con derecho a poseerla en propiedad, sin  el temor de un deshaucio. Porque absolutamente nadie queda abandonado a su suerte, sin el apoyo de nuestro Estado socialista.
Porque nos sentimos orgullosos de Fidel y de Raúl, de nuestro Partido Comunista de Cuba, el único que queremos y necesitamos. Porque somos fieles a los 20 000 cubanos que cayeron  por la libertad que tenemos y a los 4 378 que han caído frente a las agresiones de los Estados Unidos,  su Agencia Central de Inteligencia y la contrarrevolución interna en más de medio siglo de agresiones y sabotajes.
Entre otras muchas razones, otras dos podrían agregarse: el orgullo de vivir en un país donde está cumplido el sueño martiano de que “Yo quiero que la ley primera de la República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”, y el legado fidelista, expresado frente al tribunal que lo juzgaba por los hechos del  26 de julio de 1953, rodeado de enemigos y de soldados armados con bayonetas: “Vivimos en un país libre que nos legaron nuestros padres, y primero se hundirá la Isla en el mar antes que consintamos en ser esclavos de nadie”.
Palabra de cubano, palabra de pueblo.


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