.Orlando
Guevara Núñez
Montecristi, localidad de la República Dominicana, está
ligada estrechamente al nombre de nuestro Héroe Nacional, José Martí, y a la
historia de la Revolución cubana en su etapa independentista. Allí, el 25 de
marzo de 1895, fue firmado por Martí y Máximo Gómez el Manifiesto de
Montecristi, documento contentivo de las ideas esenciales del Partido
Revolucionario Cubano sobre la guerra por este organizada y que un mes antes había
estallado en Cuba.
Luego
de proclamar que la Revolución de
independencia iniciada en Yara habia entrado en Cuba en nuevo período de guerra,
se describe el carácter de esa contienda y sus razones. Así se define en el
citado documento: “En la guerra que se
ha reiciado en Cuba no ve la Revolución las causas del jùbilo que pudiera
embargar al heroísmo irreflexivo, sino las responsabilidades que deben preocupar
a los fundadores de pueblos”. No era una guerra inspirada el odio, sino en el
afán de unir, de amar y de fundar.
Pero
la obra y el pensamiento de José Martí,
viven también en otro Montecristi, en la provincia de Manabí, República de
Ecuador.
En este sitio se levanta el Centro Cívico
Ciudad Alfaro, construido por el gobierno del actual presidente, Rafael Correa.
Montecristi es la cuna natal del general Eloy Alfaro Delgado, el 25 de junio de 1842. Conocido como el “Viejo
Luchador”, luego de décadas de constante batallar, fue presidente de la
Repùblica durante los períodos desde 1895-1901 y 1906-1911.En este otro Montecristi están presentes la obra, el pensamiento y el legado solidario de nuestro José Martí. A la entrada del solemne recinto, junto al busto de Alfaro, solo otro lo acompaña, el del patriota cubano José Martí, en cuya base puede leerse uno de sus pensamientos: “Buscamos la solidaridad no como un fin, sino como un medio encaminado a lograr que nuestra América cumpla su misión universal”.
Una sala contigua- donde en 2008 se aprobó la nueva Constitución ecuatoriana, es escenario, también junto a Alfaro, de una gigantografía martiana, con otro de sus pronunciamientos relacionados con la lucha de los cubanos por su independencia: “Hemos sufrido impacientes bajo la tiranía, hemos peleado como hombres y algunas veces como gigantes, para ser libres”.
Al final, el rostro, en relieve, de medio centenar de próceres de nuestra América. Otra vez al lado del “Viejo Luchador”, la figura del Apóstol de la independencia cubana.
Martí y Alfaro fueron amigos. Y se conoce que el prócer ecuatoriano, siendo presidente, dirigió una carta a la reina de España pidiéndole la independencia de Cuba, por la cual estuvo dispuesto a luchar, gesto que fue reconocido y agradecido por el Titán de Bronce, Antonio Maceo, y otros patriotas cubanos.
Así, la figura de José Martí tiene como escenario otro Montecristi. Hay fechas que resumen en un día hechos coincidentes. Esa curiosidad está presente en Martí y Alfaro; el 28 de enero de 1853, natalicio del Héroe Nacional cubano; el 28 de enero de 1912, muerte del “Viejo Luchador”, asesinado en Quito, la capital ecuatoriana.
Los dos siguen hoy no solo unidos en la historia, sino, sobre todo, convertidos en estandartes en la nueva hora de la segunda independencia americana.
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