miércoles, 15 de junio de 2022

Solo el ejercicio general del derecho libra a los pueblos del dominio de los ambiciosos


Orlando Guevara Núñez

Es un extenso artículo en el que José Martí plasma este pensamiento. Lo publicó en el  periódico argentino La Nación,  el 27 de enero de 1884. El tema tratado es el aniversario 100 de la independencia de Nueva York, acaecido el 25 de noviembre de  1883.  Lo había escrito en la ciudad agasajada, el 21 de diciembre de igual año. 

Habla sobre la alegría de la población, por la celebración patriótica. Pero señala también  el odio y la ambición que corroe  a esa sociedad.  Advierte: “Pues  ahora mismo, el peligro mayor de esta gran tierra, no es el de una crisis económica, que de todas partes asoma, y hace este año moderada la alegría de Christmas:  es el del desdén de ejercitar el derecho de gobierno que a cada gobernador  toca;  es el del abandono voluntario de las prendas de sí, en manos de los políticos de oficio, criminales  repugnantes, que en las cosas públicas hacen a los hombres honrados el efecto que a los creyentes sinceros la de hacer la presencia de un ladrón  en los altares”.

Y abunda: ¡Abatírseles, debiera, como a perros rabiosos! Inventan ofensas para levantar odios; soplan las iras con aire envenenado para que arrollen los votos adversos; presentan a las muchedumbres incultas, no los peligros venideros y la necesidad de afrontarlos con medidas sabias que recorten para ahora los haberes, pero los aseguren para luego, sino los peligros accidentales, como la cesión de la labor de fábrica y la rebaja de salarios”.  Esta es la Nueva York que describe Martí en su análisis.

 

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