.Orlando Guevara Núñez
Al siguiente día de la toma de Jiguaní, que tuvo lugar el 19 de diciembre de 1958, el Comandante en Jefe Fidel Castro trasladó su Comandancia Central desde La Rinconada hacia el entonces Central América, aledaño a Contramaestre. Ya, entre Santiago de Cuba y Bayamo, solo Palma Soriano y Maffo existían como bastiones de la tiranía. Pero les quedaba poco tiempo.
El 22 de diciembre, el máximo jefe guerrillero envía un mensaje al jefe de la Columna Invasora Nro. 8 Ciro Redondo, Comandante Ernesto Che Guevara, donde le indica lo mismo que antes había dicho a Raúl, sobre el tema de los prisioneros hechos al enemigo. Y argumenta las razones.
“Considero perjudicial desde el punto de vista militar devolver prisioneros en este instante.
“La dictadura ha obtenido grandes cantidades de armas tácticas, pero carece de personal para su uso.
“Devolver prisioneros en estas circunstancias es ayudarle a resolver una de sus mayores dificultades. Aunque no los envíen a pelear de nuevo los emplean en guarniciones donde no hay frentes de combate para sustituir tropas que son enviadas en operaciones”.
Después de su firma, agrega otra nota al mensaje: “Salvo que en las condiciones de rendición se haya contraído un compromiso expresamente no deben ser devueltos los prisioneros de Fomento.
Ese propio 22 de diciembre de 1958, en El Tamarindo, lugar cercano a la ciudad palmera, se reunió el alto mando rebelde, con la presencia del Comandante en Jefe, Fidel Castro; el jefe del Segundo Frente Oriental Frank País, Comandante Raúl Castro, y el también Comandante Juan Almeida Bosque, máximo jefe del Tercer Frente Oriental Dr. Mario Muñoz Monroy. En esa histórica reunión fueron concretados los detalles para la toma de la ciudad de Palma Soriano y el avance rebelde hasta la victoria total sobre las fuerzas batistianas.
Al otro día, la ciudad quedaba dentro de un cerco de fuego que aprisionaba al central azucarero, al cuartel, a la Jefatura de Policía y a los edificios que rodeaban el Parque Central. Palma Soriano estaba convertida en un amplio campo de batalla.
En la zona oriental cubana se combatía todos los días. Las guarniciones enemigas eran cercadas, hostigadas y tomadas. Mientras, Los frentes rebeldes apretaban cada día más el cerco sobre la ciudad de Santiago de Cuba; en la parte oriental y Camagüey, el IV Frente Simón Bolívar, al mando del comandante Delio Gómez Ochoa, batía también al enemigo e impedía el paso de tropas batistianas para Oriente.
En la zona central, las columnas invasoras 2 y 8, con los comandantes Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara, también atacaban y rendían cuarteles. La tiranía se desmoronaba bajo el fuego rebelde. Fidel, mientras tanto, avizorando el triunfo trazaba la estrategia para la victoria final.
Así, cuando un golpe de estado se fraguaba en la capital del país, golpe a un gobierno ya vencido, no hubo tregua rebelde. La tiranía había sido derrotada. La Revolución, con Fidel al frente, había triunfado.
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