jueves, 30 de junio de 2016
El profundo dolor de Frank País ante la muerte de su hermano Josué
.Orlando Guevara Núñez.-
Frank País, máximo jefe del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en la clandestinidad, sentía un amor profundo por su hermano Josué, caído en combate contra la tiranía, el 30 de junio de 1957. Un cariño transformado en devoción. Lo llamaba “mi niño”.
“Acaba de decírmelo… Josué”. Así le dijo Frank a Léster Rodríguez, cuando éste le comunicó que habían salido algunos carros a la calle y se reportaban algunos muertos. Lo había presentido.
En carta a Fidel, fechada el 5 de julio de 1957, le expresa (…) “Aquí perdimos tres compañeros más, sorprendidos cuando iban a realizar un trabajo delicado y que prefirieron morir peleando antes que dejarse detener, entre ellos el más pequeño que me ha dejado un vacío en el pecho y un dolor muy mío en el alma…”
La caída de su hermano lo angustia. Y de ese dolor brotan los versos llenos de ternura y de amor. Cuánto te quise, cómo lloré / tus penas y tus tristezas / cuánto siento el no haber sido / tu compañero de siempre / no haberte brindado mi vida. Cuánto sufro el no haber sido / el que cayera a tu lado / hermano, ¡hermano mío! / qué solo me dejas / rumiando mis penas sordas, / llorando tu eterna ausencia…
Sólo un mes más tarde, Frank País García se uniría a su hermano en el sitial de los mártires de la Revolución.
martes, 28 de junio de 2016
En Santiago de Cuba, un eterno tributo a sus héroes caídos
.Orlando Guevara Núñez.-
Este 30 de junio, como todos los años, el pueblo santiaguero, principalmente la juventud, rendirá homenaje a tres jóvenes héroes que cayeron combatiendo a la tiranía batistiana, en 1957. Ellos fueron Josué País García, Floromiro Vistel Somodevilla y Salvador Pascual Salcedo
Josué País García era el hermano menor de Frank. Nació en Santiago de Cuba, el 28 de diciembre de 1937. Al morir contaba con sólo 19 años de edad. De conocida procedencia humilde, sus inquietudes revolucionarias lo habían integrado a la lucha estudiantil en el Instituto santiaguero. Formó parte del Bloque Estudiantil Martiano. Sus aspiraciones de estudiar ingeniería en la Universidad, quedaron truncas ante los requerimientos de su actividad revolucionaria.
Floromiro Vistel Somodevilla nació en Santiago de Cuba, el 18 de mayo de 1934. No había cumplido los 23 años de edad cuando ofrendó su vida a la libertad de la Patria.
No tuvo oportunidad de continuar estudiando después de alcanzar el sexto grado, pues la necesidad lo obligó a trabajar desde muy joven para contribuir al sustento de su humilde hogar. Laboró como chofer en una fábrica de galletas en su ciudad natal.
Salvador Pascual Salcedo tenía 23 años al caer en combate, el 30 de junio de 1957. Había nacido en Santiago de Cuba, el 8 de abril de 1934, en el seno de una humilde familia. Estudió Derecho Administrativo en la Universidad de La Habana, trabajando luego en las tiendas de ropas Luxor y La Francia, de la ciudad santiaguera.
Los tres eran integrantes del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en la clandestinidad.
Ese día, uno de los más connotados criminales, jefe de una banda paramilitar batistiana, Rolando Masferrer Rojas, había convocado un mitin en el Parque Céspedes, corazón de la ciudad de Santiago de Cuba, con el objetivo de hacer aparecer ante la opinión pública que aquí reinaba la paz y desvirtuar la lucha insurreccional, sustituyéndola por las corrompidas urnas electorales.
El Movimiento 26 de Julio orientó desbaratar esa farsa. Parte de esa tarea la cumplieron Josué, Floro y Salvador, hasta tener un encuentro con sicarios de la dictadura. Los dos últimos murieron como consecuencia del tiroteo. Josué, según testigos, fue hecho prisionero herido y asesinado dentro de un vehículo militar.
Otras acciones demostraron ese día que Santiago de Cuba estaba muy lejos del pacifismo pregonado por Masferrer y sus esbirros.
En ese propio junio, un periodista norteamericano, Herbert Matthews, quien en febrero de ese año había entrevistado a Fidel en la Sierra Maestra, escribía en el diario The New York Time sus impresiones sobre la capital oriental.
“Esta es una ciudad en revolución contra el presidente Fulgencio Batista. Ninguna otra descripción podría señalar el hecho de que virtualmente todo hombre, mujer y niño en Santiago de Cuba, excepto la policía y las autoridades militares, están luchando al costo de lo que ellos pueden para derribar a la dictadura militar en La Habana. Lo que se aplica a Santiago puede aplicarse a toda la provincia de Oriente, al extremo oriental de la Isla, la más densamente poblada y la más fértil región de Cuba y que tradicionalmente ha sido la cuna de la lucha por la libertad”.
La muerte de los tres revolucionarios santiagueros, causó una profunda impresión entre el pueblo de Santiago de Cuba y de los combatientes guerrilleros de la Sierra Maestra. Así, el 21 de julio de 1957, el Ejército Rebelde escribe a Frank País una carta de condolencia, la cual no llegó a las manos del jefe clandestino, por su también heroica muerte el día 30 de ese mismo mes.
En esa emotiva carta, un párrafo lo leemos hoy con impresionante fuerza de presencia. “Si el destino nos lo permite, juntos iremos un día a su tumba para decirle a él y a toda esa legión de Niños Héroes, que hemos cumplido con la primera parte de esta lucha y que con la misma entereza y espíritu de sacrificio nos disponemos a culminar la obra de nuestra generación, teniéndolos a ellos como fiscales supremos de nuestros actos futuros”
“Y para ti, hermano querido, - expresa la propia misiva- nada tenemos que añadirte, porque también es nuestro el dolor del joven águila caído”.
Hoy el compromiso de culminar la obra de Josué, de Floro y de Salvador, la asume un pueblo entero que los continuará considerando, eternamente, fiscales supremos de nuestros actos presentes y futuros.
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lunes, 27 de junio de 2016
Santiago de Cuba, a las puertas de la Fiesta del Fuego
.Orlando Guevara Núñez.-
Santiago de Cuba acelera sus preparativos para acoger, del 3 al 9 de julio, el Festival del Caribe, o Fiesta del Fuego, edición dedicada a la hermana República de Ecuador a la cultura afroecuatoriana, contando con una nutrida representación de ese hermano país y la presencia de más de una veintena de naciones.
Eate Festival, además de con Ecuador, expresará su solidaridad con la hermana República Bolivariana de Venezuela, asediada en estos momentos por fuerzas internas de la derecha, apoyadas por la reacción internacional, con la presidencia de la OEA como punta de lanza.
Una información publicada aquí por Prensa Latina,en la página digital del periódico Sierra Maestra, precisa que “ el apoyo a la Revolución bolivariana, ante el acoso mediático internacional y la arremetida de las fuerzas derechistas en esa nación, se expresará en el coloquio dedicado al fallecido presidente Hugo Chávez, con el coauspicio de la filial del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos”.
Agrega la fuente citada que “Con la frase La pasión que nos une, a seguidas del nombre del líder latinoamericano, el evento juntará a estudiosos que profundizarán en la impronta de su pensamiento y acción revolucionarios, su carisma personal y el protagonismo en el inicio del cambio de época para América Latina”.
La Fiesta del Fuego se convierte todos los años en un acontecimiento cultural que reúne a miles de santiagueros y visitantes nacionales y extranjeros. Un abrazo de música, intercambio de culturas, de amistad y solidaridad, de ritos y otras manifestaciones que afianzan la identidad caribeña y más allá.
viernes, 24 de junio de 2016
Colombia, paz merecida y necesitada
.Orlando Guevara Núñez.-
Mientras escuchábamos cada palabra vertida en la ceremonia de firma del acuerdo de paz en las FARC-EP y el gobierno de Colombia, nuestro pensamiento, aún sin haber visitado nunca ese país, se imaginaba a su gente, sus calles, sus casas, sus campos, las huellas de la guerra. No hay que haber vivido ese holocausto para sentir como nuestras las heridas, las vidas perdidas, el costo material, el dolor de un pueblo hermano.
Alto al fuego y de las hostilidades de forma definitiva. Armas insurrectas que ahora se convetirán en monumentos a la paz. La única parte vencida ha sido la guerra. La paz ha sido acordada y ahora lo que resta es edificarla, en un proceso reconocido como complejo, donde el protagonismo del pueblo será decisivo.
Llamó la atención la forma clara en la que las dos partes contendientes expresaron sus ideas, sus posiciones no coincidentes en muchos aspectos, sus perspectivas para los tiempos por venir; pero lo que las hace más grandes y más dignas de respeto, son sus decisiones abrazadas sobre el encuentro de un camino donde sean para siempre las ideas – no las armas- la vía para edificar el futuro de una sufrida nación, teniendo como obtetivo el bienestar y el progreso de su pueblo.
Como cubanos, sentimos orgullo por el papel de nuestro país en el logro de ese acuerdo. Si existe un pueblo con capacidad y sensibilidad para sentir como suyo el dolor de otros, ese es el nuestro. Lo aprendimos de nuestro Héroe Nacional, José Martí, en sus expresiones de que Patria es humanidad y de que debemos sufrir en las nuestras cualquier golpe dado en la mejilla de otros. Y lo hemos aprendido del Comandante en Jefe Fidel Castro durante más de medio siglo de Revolución.
La paz en Colombia no tiene marcha atrás, aseveró Raúl Castro. Todos coinciden, sin embargo, en el difícil trecho por recorrer. Pero todos expresaron la convicción y la confianza de que, al igual que en la mesa de conversaciones, nada podrá obstaculizar el camino emprendido. Sin dudas, el proximo derrotado, además de la guerra, será quien intente regresar a Colombia al largo martirio de una lucha entre sus propios hijos. Que así sea.
miércoles, 22 de junio de 2016
Tiempos de Revolución: Lázaro
.Orlando Guevara Núñez.-
La última vez que tuve noticias sobre Lázaro, supe que era dirigente sindical; pero de eso hace ya muchos años. Para esa fecha habían quedado atrás nuestros inolvidables años de fundadores y dirigentes de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, en los cuales el sacrificio y la lucha en condiciones muy difíciles, hacían que la austeridad y la voluntad fueran vitales para la subsistencia.
A Lázaro lo recuerdo como un dirigente juvenil que aplicaba dinámicamente el “multioficio”. Si había que hacer un acto político para convocar a alguna tarea o reafirmar el apoyo a la Revolución, allí estaba él distribuyendo a los activistas, montándose en un carro altoparlante y exhortando a la población para su asistencia. Luego, organizando la tribuna y colocando los adornos. Y era ése el mismo escenario de sus discursos. Cuando el acto terminaba y los participantes se marchaban, la satisfacción de Lázaro lo acompañaba en su tarea de desmontar la tarima y devolver a sus dueños - en muchos casos privados- los equipos de amplificación prestados.
Lázaro no fue una excepción. Pero estuvo entre los muchos llamados por la Asociación de Jóvenes Rebeldes para dirigirla. Y en ese entonces, la “política de cuadros” y el proceso consistía sólo en decirles que desde ese momento eran dirigentes. Nadie informaba, ni mucho menos alguien preguntaba, cuánto iba a recibir en dinero, ni dónde iba a dormir, ni a comer, ni cómo serían sufragados los gastos de la organización. Lo que vale señalar sobre este audaz muchacho, es que como cuadro no recibía ninguna retribución material ni salarial. Ni se la ofrecieron ni la pidió, pese a tener esposa y una hija pequeña, quienes quedaron al abrigo familiar.
Ese episodio, sin embargo, estuvo a punto de costarle a Lázaro una severa sanción. Su “delito” fue que después de estar varios meses trabajando sin recibir salario alguno, no pidió que le pagaran, pero sí que le concedieran un permiso de dos meses para ir a la producción, ganar algún dinero, dejárselo a su familia y comprarse él alguna ropa, sustituyendo también sus deteriorados zapatos. Luego, volver a su “cargo” de dirección.
Hubo quienes interpretaron el planteamiento como una “debilidad sancionable”, castigo del cual lo liberaron sólo su probada historia, su férrea voluntad de seguir y la comprensión de otros participantes en el análisis del caso. El permiso fue concedido y, a su término, Lázaro volvió con mayores bríos al trabajo profesional de la Asociación de Jóvenes Rebeldes.
Hace algunos meses, rememorando aquella etapa, un compañero me dijo que yo añoraba esos tiempos, dándole a la palabra no la acepción de recuerdo, sino de melancolía. Y creo que es todo lo contrario. Lo que sucede es que insisto
-como en el caso de Lumumba- en no llamar a esa etapa tiempos de la barbarie. Pienso que, bien, mal o regular, hacíamos lo que podíamos. Lo importante es que no dejábamos de hacerlo. Y soy un convencido de que lo que somos hoy, lo debemos a lo que ayer fuimos.
Como en el caso de aquel intrépido Joven Rebelde, hoy no hace falta el “multioficio”, ni peticiones de “permiso” como la que casi lo conduce a una sanción. Sin embargo, valoro como extraordinaria la vigencia de su firmeza, su fidelidad y su entrega total a la causa revolucionaria.
Y es que ahora, cuando ante nosotros está planteada la sagrada misión de salvar la Patria, la Revolución y el socialismo, sabemos que la victoria necesita de todos una actitud como la de Lázaro: de entrega sin límites y darle más valor a lo que entregamos que a lo que recibimos.
No albergo duda alguna de que si Lázaro llegara a leer estas líneas, tampoco sentiría nostalgia, ni tendría motivos para sonrojarse ante un pasado que lo enaltece en el presente. Tal vez, su único reproche estaría fundamentado por el título, partiendo de la gran verdad de que este relato pudo tener otros muchos nombres.
Así comenzó a forjarse la gran organización que es hoy la Unión de Jóvenes Comunistas. Muchos de aquellos jóvenes rebeldes no sobrevivieron para ver realizada la obra que soñaron. Cayeron en misiones de defensa, en accidentes durante movilizaciones laborales. O por otras causas.
Nuestro Fidel de siempre. 17 de enero de 1959 Fragmentos del Discurso del Comandante en Jefe, Fidel Castro, en Artemisa.
.Orlando Guevara Núñez.-
La nación cubana tiene mucho que agradecerle a esta ciudad. De los 12 combatientes que iniciamos la lucha de nuevo, después de los primeros reveses, tres eran de Artemisa: Ciro Redondo, Julito Díaz y Ramiro Valdés, el Vizcaíno, como lo conocen ustedes aquí (APLAUSOS). Dos de ellos cayeron: Julio Díaz, que murió a mi lado en el combate de El Uvero; y Ciro Redondo, Comandante del Ejército Rebelde, que murió en la batalla de Malverde. La Columna Invasora número ocho lleva su nombre.
La Revolución ha logrado ya su primera etapa: el derrocamiento de la tiranía. Hemos recobrado nuestras libertades públicas, hemos recobrado nuestros derechos, pero eso no es suficiente; queda mucho por hacer. El pueblo espera más de la Revolución, el pueblo espera de la Revolución todo aquello que no ha recibido en 50 años de república.
La Revolución hay que defenderla ahora de otros peligros.
Se quiere aislar a la Revolución Cubana. Se ha lanzado contra ella una campaña de descrédito internacional. Los eternos enemigos de nuestras libertades, los intereses que se oponen a la justicia porque saben que es un despertar de la conciencia de todos los pueblos de América Latina, quieren destruir nuestra Revolución. Saben que no es fácil porque hoy no pueden, como ayer, contar con la traición del ejército, porque los fusiles ya no están en manos de los guardias, los fusiles ya no están en manos de los que los habían utilizado para oprimir al pueblo y traicionar a la patria (APLAUSOS). ¡Los fusiles están en manos de los rebeldes, que quiere decir en manos del pueblo! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!”)
¿Y que han ideado? Han ideado una campaña de descrédito para aislar la Revolución Cubana de la opinión pública internacional; están acusando al pueblo de Cuba de criminal.
Los que le mandaron bombas a Batista, los que le mandaron tanques y cañones a Batista, los que no dijeron una sola palabra cuando amanecían racimos de cadáveres en todos los pueblos de Cuba, los que no levantaron una sola vez la voz durante siete años para combatir el crimen perpetuo en que vivió nuestra patria, ahora levantan sus voces para decir que la Revolución está ejecutando en masa; ahora levantan la voz para decir que yo estoy despoblando a Cuba (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”). Los que no levantaron sus voces para denunciar los 20 000 asesinatos que se cometieron durante siete años, ahora protestan de que estemos fusilando a los asesinos.
Nunca un pueblo había dado un ejemplo tan alto de civilidad: ningún esbirro fue arrastrado por las calles, ningún esbirro fue torturado como hacían ellos, ningún esbirro fue maltratado. Nosotros le pedimos al pueblo que no los tocara, que habría justicia, y el pueblo creyó en nosotros. No arrastró a nadie, no le tocó un pelo a nadie, porque confiaba en nosotros (APLAUSOS).
Le dijimos al pueblo que habría justicia, y estamos cumpliendo con nuestra palabra (DEL PUBLICO LE DICEN: “¡Igual que siempre!”). Hay justicia y tiene que haber justicia para que nunca más haya tiranía (APLAUSOS), para que nunca más vuelvan a predominar en nuestra sociedad los bárbaros y los criminales; tiene que haber justicia para que no haya venganza, porque si no hay justicia los familiares y los amigos y los compañeros de las víctimas se sentirán con derecho a tomar venganza por sus propias manos (APLAUSOS).
Y el pueblo tuvo que pagar muy caro, porque hay 20 000 asesinados; porque no hay pueblo de Cuba donde no haya una docena, una veintena de viudas, donde no haya un centenar de huérfanos, donde no se aparezcan las mujeres vestidas de negro llorando y pidiendo justicia (APLAUSOS). Porque se le parte el corazón a uno de ver esas lágrimas y de ver esos llantos; porque se le parte el corazón a uno cuando llega un familiar para decir que su hijo fue detenido hace tres meses, hace cuatro meses, hace siete meses, y que no volvió a saber de él; porque se le parte el corazón a uno cuando ve esas fotografías de cadáveres, cuando ve esos instrumentos de tortura; se tiene que llenar de indignación cuando conoce las historias de las atrocidades y de las torturas que esos sádicos, esos bárbaros y esos criminales cometían todas las noches.
Nadie tiene derecho a inmiscuirse en los problemas de Cuba, ningún extranjero tiene que venir a decirnos aquí lo que tenemos que hacer, porque nadie vino aquí a luchar por nosotros, porque nadie vino aquí a ayudarnos a conquistar la libertad, porque ellos no vinieron aquí a arrebatarles las armas homicidas a los asesinos, que fuimos nosotros, el pueblo de Cuba, con su sangre y su sacrificio (APLAUSOS).
Que los congresistas norteamericanos se metan en los problemas de su país; que los congresistas norteamericanos condenen los linchamientos de negros allá en el sur de Estados Unidos, que nosotros no nos metemos en sus problemas (APLAUSOS); que los congresistas norteamericanos se metan en sus problemas, que aquí nadie les pidió opinión a ellos (APLAUSOS); que ellos no vivieron aquí bajo el terror, que ellos no vivieron aquí bajo el imperio de los Ventura, de los Pantoja, de los Pilar García (ABUCHEOS); que ellos lo que hicieron fue mandar tanques y mandar bombas y mandar aviones a la tiranía. Y eso sí que es un crimen, y eso sí que fue un asesinato (EXCLAMACIONES DE: “¡Pantoja!”).
Yo quiero decirles que ayer, en un survey realizado por una firma prestigiosa de investigación pública, el 90% del pueblo estaba a favor de que los esbirros fuesen fusilados. Y hoy por la mañana, hoy por la mañana, esa misma firma envió una persona a informarme de que había aumentado el número de los que estaban a favor y que hoy era el 93% del pueblo el que estaba a favor de los fusilamientos (APLAUSOS).
Nunca antes había habido un criterio tan unánime del pueblo; nunca antes un pueblo noble como este, un pueblo generoso como este, había adoptado una decisión tan unánime como en esta circunstancia. Este es un pueblo que basta una sola injusticia que se cometa para que se ponga enfrente del que comete la injusticia, y cuando el 93% del pueblo es partidario del castigo es porque este castigo es más que justo y más que merecido (APLAUSOS).
Para defender no solo la justicia, sino para defender también la soberanía del país, el próximo miércoles se reunirán frente a Palacio un millón de cubanos, ¡un millón de cubanos! Yo había dicho que medio millón, pero el pueblo empezó a decir que no, que un millón (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Más de un millón!”).
Así que el miércoles le vamos a decir al mundo lo que piensa el pueblo cubano, el miércoles les vamos a responder a los congresistas norteamericanos diciéndoles que no solamente vamos a fusilar a los esbirros porque es un derecho nuestro y es una obligación nuestra, sino también que ellos tienen la obligación de mandarnos a todos los criminales que se refugiaron allá (APLAUSOS). Pedirle al pueblo de Estados Unidos que nos devuelva los criminales y que nos devuelva los millones de pesos que se robaron y que están metidos allá, porque ese dinero pertenece al pueblo. Y si Estados Unidos dice que es un país democrático, tiene que mandar para acá a los criminales esos, porque son unos asesinos.
Yo sé que cuando un pueblo está unido como este y tiene fe y tiene hombres que no lo van a traicionar, es un pueblo invencible; y que a la Revolución nada ni nadie podrá vencerla, porque para vencer la Revolución, para aplastar la Revolución hay que matar a 6 millones de cubanos.
Gracias le doy al pueblo, porque no fui yo ni fueron los combatientes los que hicieron la libertad. ¡La libertad la conquistó el pueblo, la victoria es del pueblo! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Bravo!”)
Nosotros no mandamos al pueblo, sino que obedecemos al pueblo. Nosotros hacemos únicamente lo que al pueblo convenga, únicamente lo que el pueblo manda. Porque por primera vez hay una revolución de verdad en Cuba, por primera vez nuestro pueblo es soberano, nuestro pueblo manda; porque nosotros no recibimos órdenes del extranjero, a nosotros no se nos puede venir con recaditos ni con órdenes (APLAUSOS).
Sabemos que representamos la dignidad de nuestro pueblo, sabemos que representamos la dignidad de nuestro pueblo y sabremos representarla dignamente.
Y no obedecemos más órdenes que las órdenes del pueblo, y como el pueblo quiere que los asesinos sean castigados, castigaremos a los asesinos (APLAUSOS).
Yo quiero decirles a ustedes que los familiares de los caídos jamás serán olvidados por nosotros; que tan pronto hayamos terminado esta etapa inicial, tan pronto hayamos reorganizado el ejército y el país, tan pronto hayamos realizado estas tareas iniciales, organizaremos una oficina donde deberán inscribirse todos los familiares de los compañeros caídos y todos los familiares de las víctimas de la guerra, porque esos serán los primeros a quienes nosotros ayudemos y a los que nunca olvidaremos (APLAUSOS).
Yo sé que hay muchos hombres necesitados, yo sé que hay muchos enfermos sin hospitales, muchos niños sin escuelas, muchas familias pasando hambre. Pero no resolveremos el problema de uno, ni de dos; resolveremos el problema de todos, para que nadie tenga que pedirle nada a nadie nunca (APLAUSOS), porque el hombre cuando tiene que pedir tiene que rebajarse, porque el hombre cuando tiene que pedir queda en deuda con alguien. Y en la sociedad todo hombre debe vivir de su trabajo, debe vivir con la frente en alto, sin tener que deberle ni agradecerle nada a nadie, para ser libre; porque así el día que va a votar vota por el que quiere y no por el que le hizo un favor (APLAUSOS).
martes, 21 de junio de 2016
Nuestro Fidel de siempre, 15 de enero de 1959
Fragmentos del discurso del Comandante en Jefe, Fidel Castro, ante el Club Rotario de La Habana.
.Orlando Guevara Núñez.-
No es lo mismo una revolución que un golpe de Estado. El golpe de Estado quita al presidente, quita a los jefes principales, deja a todos los policías, a todos los soldados, todo el mundo se queda en sus puestos y la maquinaria del Estado sigue funcionando. Eso, por ejemplo, pasó el 10 de marzo. Suelen ocurrir en casi todos los países de América Latina golpes de Estado; muy pocas veces ocurren revoluciones, y me parece que en ninguna circunstancia ha ocurrido una revolución con las características en que se está desarrollando la Revolución Cubana.
Es por eso que nosotros, hombres nuevos, hombres inexpertos —porque es lo que yo digo, ninguno de nosotros ha sido nunca ministro, ni presidente, ni jefe de nada en absoluto— de buenas a primeras nos ponen jefe de todas esas cosas, una serie de responsabilidades, una serie de problemas complicadísimos y nos vemos en la necesidad de tener que resolverlos y, naturalmente, vamos pasando mucho trabajo.
Aquí los que gobernaban la república llenos de malas intenciones, nunca le hicieron el bien a nadie. Cuando vemos lo que han hecho en algunos aspectos, en cualquiera, en cualquiera, casi repugna, indigna, asombra. Lo extraordinario que tiene todo esto es que para nosotros, que hemos visto tantas cosas, cada día aparecen acontecimientos y hechos que nos vuelven a asombrar. A las cosas que han hecho no nos podemos acostumbrar, es difícil.
Si analizamos, por ejemplo, desde el punto de vista económico las cosas que han hecho, ustedes se encuentran que lo han vendido todo. Han vendido el Malecón, el Cuerpo de Ingenieros, el parque “Martí”, han vendido hasta Mazorra (RISAS). Vendieron la tierra de Mazorra, las treinta y tantas caballerías que había allí las vendieron también. Lo han vendido todo y lo han introducido en compañías anónimas, en negocios de todas clases; es una cosa escandalosa.
Una revolución no se hace con la ley, sino se hace la revolución y la ley viene detrás de la revolución (APLAUSOS). Yo digo que es como una criatura, un niño: nadie lo bautiza antes de nacer; se espera a que nazca y después que ha nacido se le bautiza, se le pone nombre, se lleva al juzgado a inscribirlo. Y esa es la Revolución, está naciendo al país, y después iremos estableciendo jurídicamente todas las relaciones.
Las leyes de la Revolución son, fundamentalmente, principios morales. Los propósitos por los cuales se está luchando son los que guían y trazan el derrotero de la Revolución. La Revolución no es una cosa loca, la Revolución es algo que tiene una ruta trazada, una serie de principios a los cuales se ajusta, y, además, una serie de principios fundamentales que es necesario dejar bien sentados para que la Revolución se pueda desarrollar pacífica y ordenadamente.
Esa ocupación extranjera fue la causa de muchos de nuestros males. Sí, aquí vino una higiene militar: mataron los mosquitos, desecaron los pantanos, hicieron algunas mejoras en ese orden. Pero, ¿qué hicieron? Privaron al pueblo de sus prerrogativas de gobernarse, privaron al pueblo de su soberanía, lo trataron como a un muchacho chiquito que le dicen: “Te damos permiso para que hagas hasta aquí, y si no haces eso, te castigamos.” Y se implantó la Enmienda Platt, que, o nos portábamos bien —bien en el sentido y en el concepto que le interesaba al país extranjero—, o nosotros perdíamos nuestra soberanía, por el derecho de intervenir en Cuba.
Cuba no era libre, porque cuando un extranjero se arroga los derechos de intervenir en los asuntos de un país, ese país no es libre, ese país es un poquito menos esclavo de lo que era antes, pero libre no era. La libertad no admite trabas, la libertad no admite límites, la libertad no admite cortapisas.
¿Y cuál era la consecuencia? ¿Que el gobierno robaba?, pues había que soportarlo. ¿Que mataba el gobierno?, había que soportarlo. ¿Que existía la prebenda, el privilegio, el favoritismo, el nepotismo?, había que soportarlo. Si usted combatía eso, si usted protestaba contra eso, entonces lo podían acusar de poco patriota. Y le decían:Usted tiene que escoger entre dos males: entre el mal gobierno o perder la soberanía. Si nosotros en aquel tiempo nos hubiéramos levantado en armas, nos hubieran acusado —y con algún fundamento— de enemigos de la soberanía y de la patria, porque nos iban a decir:
“Van a intervenir, van a intervenir, así que ustedes van a sacrificar la soberanía, ustedes, los exaltados, van a sacrificarla.”
Pero todo aquel poderío español quedó en Cuba y los cubanos solitos, solitos, sin que nadie los ayudara, tuvieron que luchar. Y cuando reunían armas en Estados Unidos se las quitaban —como nos la quitaban ahora también- (APLAUSOS); y después de tanto tiempo luchando, al final, se les impide recoger el fruto de su victoria. A Calixto García ni siquiera lo dejaron entrar en Santiago de Cuba.
Todo el mundo dice que el gobierno del año 1933, el gobierno de Grau, fue un gobierno revolucionario —eso es una cosa reconocida por todos—, aportó una serie de leyes de beneficios sociales, pero, ¿qué pasó? Cuando más contento estaba todo el mundo, más embullados estaban, aquellos que se habían quedado con los fusiles derrocaron al gobierno. Pero, ¿por qué? ¿Qué pasó? ¿Actuaron solos? No. Todo el mundo sabe que aquí había un señor que se llamaba Jefferson Caffery que estaba metido en Columbia y cuando él no estaba metido en Columbia, Batista estaba metido en la embajada, y que los intereses extranjeros aquí, cuando vieron que había un gobierno revolucionario dispuesto a defender los derechos del país, dispuesto a defender los intereses del pueblo, se valieron de Batista para desalojar del poder a la revolución, y nos implantaron una dictadura de 11 años aquí. Eso fue lo que pasó (APLAUSOS).
Yo tengo una confianza absoluta en el pueblo, y sé que a un pueblo, aunque sea pequeño, si es un pueblo digno, si es un pueblo unido, si es un pueblo inteligente, no hay quien lo venza, no hay quien se le imponga.
¿Por qué se ha desatado ahora esta campaña contra la Revolución Cubana en la prensa de Estados Unidos? (EXCLAMACIONES DE: “¡Por dinero!”) No, no; parte sí, pero no tanto. Les voy a dar la explicación: porque ahora no tienen en Columbia a un sargento llamado Batista, porque ahora no tienen a la casta militar armada. Se han quedado asombrados ante el hecho de que el Ejército Rebelde y el pueblo de Cuba hayan desarmado por completo al ejército.
Ellos saben que ahora los que están aquí son revolucionarios, gente que no se vende ni claudica ni está dispuesta a servir a sus intereses, y dicen: “¿Podremos quitar al Presidente, al magistrado Urrutia?” No, porque en Columbia los que están son los rebeldes y en La Cabaña los que están son los rebeldes (APLAUSOS). Entonces, la cuestión es clara: empiezan inmediatamente a desacreditar a la Revolución, a crear un ambiente internacional, porque le tienen miedo al respaldo de opinión que hay en toda la América en favor de la Revolución Cubana y al respaldo de opinión que hay en el mundo entero. Y entonces comienzan a querer quitarle esa fuerza, porque la opinión es una tremenda fuerza en Cuba y fuera de Cuba; la opinión pública es una fuerza formidable, y la Revolución Cubana, el Gobierno Revolucionario cubano, cuenta con un respaldo de opinión extraordinario en el mundo entero en este momento, principalmente en la América Latina.
A una madre le mataron a los siete hijos y al esposo, y cualquiera que tenga el temor de perder un hijo podrá considerar y calcular lo que será el dolor de perder siete y perder al esposo. Esos casos se dieron, ¡en una tarde! Nadie protestó. Y por aquella época seguían llegando balas, y tanques y bombas a la dictadura de Batista, y una misión militar americana daba clases en Colombia a los asesinos. Esa es una verdad que no tenemos miedo a decirla, cueste lo que cueste (APLAUSOS).
Entonces, ¿qué ocurre? Capturamos a una parte de los criminales de guerra, porque no pudimos capturarlos a todos, desgraciadamente; capturamos una parte considerable de hombres que todos han asesinado a dos, a tres. No es que hayan asesinado, es que torturaban atrozmente, les arrancaban los ojos, destrozaban a los hombres; no es el número de los hombres que han muerto solamente, sino el número de los hombres que han recibido un golpe, un palo, una tortura. Entonces, ¿qué hacemos? Nosotros no los asesinamos en el cuartel, nosotros no los llevamos para una esquina oscura para darles un pistoletazo por la cabeza, no señor; lo que decimos: “Es justo que estos hombres sean castigados.” Se les sometió a la jurisdicción penal de guerra, las leyes que habían regido durante la guerra y los tribunales que habían regido durante la guerra, con juicio; porque para hacer lo que hacía Batista no hacían falta tribunales, ni hacer nada. Entonces fueron detenidos, encarcelados, sometidos a Consejo de Guerra, con pruebas, y fusilados dentro de la ley.
Era imposible dejar a aquellos hombres vivos, porque todo el pueblo pedía castigo ejemplar, porque no hay nada que haga más daño a una sociedad que la impunidad, que la falta de justicia. Los que no tuvieron piedad con millares de nuestros compatriotas, los que no tuvieron piedad con nuestras madres, con nuestros familiares, ¿por qué iban a esperar que se les perdonara? ¿Qué se iba a hacer con aquellos hombres que habían llegado al extremo de barbarie y de crimen al que no llegaron ni siquiera los alemanes?, porque no un día, todos los días era la historia de seis o siete hombres asesinados. Sencillamente se va a aplicar la justicia, porque lo primero que pide el pueblo en todos los mítines es castigo; no pide otra cosa que el castigo de los culpables. El pueblo en esto es más radical que nosotros, nosotros miramos las cosas con más calma, pero el pueblo pide como una necesidad elemental que los criminales de guerra sean castigados (APLAUSOS).
Y entonces se desata la campaña de propaganda contra la Revolución Cubana: que si somos incivilizados, que si estamos vengándonos de los enemigos, que si estamos fusilando a los batistianos. ¿Quién dice? Si fuéramos a fusilar a los batistianos la verdad es que habría unos cuantos fusilados en la república, porque eran más de 10 000 o de 20 000 afiliados. Incluso hubo mucha gente que hasta de buena fe se afilió, mucha gente, porque creía que hacía falta; equivocadamente, en la desesperación por buscar una solución, el pueblo casi creía hasta en un dictador, y ese es el caso. Pero dicen que estamos fusilando a los batistianos, que no se someten a juicio, toda una propaganda, ¿para qué? Para pintar ante el mundo a la Revolución Cubana como una revolución incivilizada; a nosotros, que tenemos el antecedente que no tiene ningún ejército del mundo: el no haber asesinado a un solo prisionero de guerra, el no haber dejado abandonado a un solo herido en los campos de batalla, el no haberle dado un golpe ni al peor confidente para extraerle una noticia.
Yo reto a los detractores de la Revolución Cubana a que busquen un solo caso en toda la historia universal en que se haya librado una guerra más civilizada que esta. ¡Ah!, pero, ¿qué querían? ¿Que soltáramos a los que asesinaron a 20, a 30, a 40 y a 50? ¿Para qué? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!” Y APLAUSOS).
Entonces lanzan la campaña de calumnias contra la Revolución. Campaña, sí, parte pagada, pero parte con todo el propósito de desacreditar a la Revolución Cubana, porque saben que es de verdad. Aquí no hay manera de influir en los destinos del país, como no sea de acuerdo con los intereses del país. Aquí lo único que regirá el futuro de Cuba es el interés de Cuba (APLAUSOS).
Nos defenderemos de la calumnia e iremos a hablarle a la opinión pública de Estados Unidos, iremos a hablarle, porque la opinión pública de Estados Unidos tiene que comprender esta verdad. ¿No se habla de democracia? Pues no hay país en este momento más demócrata en el mundo que Cuba. ¿No se habla de libertades? Pues no hay país en este momento más libre en el mundo que Cuba; no hay país donde haya más paz, más seguridad en sus derechos, más confianza, derecho de reunirse, de hablar, de escribir, de salir; se acabaron las torturas, se acabaron todo tipo de violaciones de derechos.
Hemos tenido incluso que tomar medidas contra compañeros que han participado en veinte batallas, sencillamente, por violar un derecho. ¿En qué país del mundo ha pasado eso? Y si de democracia se trata, este es el país más demócrata del mundo. Si de libertad se trata, este es el país más libre del mundo. Creo que somos en este momento en América los verdaderos y los genuinos representantes de las libertades humanas y de la democracia (APLAUSOS).
Cuando la Guerra de Independencia, los voluntarios se quedaron, y estos chivatos y esbirros de hoy son los hijos de los voluntarios de aquella época. La mala semilla que nadie arrancó de raíz, como esta vez se arrancará de raíz, y en justicia. Pueden tener la seguridad de que no caerá nadie de quien no se tenga la absoluta seguridad, y que es preferible, como reza un principio de la justicia, que algunos culpables se queden sin castigo antes de que sea castigado un inocente. Aquí no habrá un solo inocente castigado (APLAUSOS).
Ese es uno de los problemas que en estos momentos confronta la Revolución: defenderse contra la campaña calumniosa de los enemigos de la Revolución Cubana, de los que no hablaron ni escribieron una palabra, cuando aquí aparecían los racimos de cadáveres asesinados en las calles de La Habana, lo que estuvo ocurriendo durante muchos años, cuando nuestras mujeres eran violadas, cuando nuestros compañeros eran asesinados. Todo el mundo sabe que allá en Marianao, en una noche, aparecieron cerca de 90 muertos, y nadie se enteró, nadie escribió una palabra contra aquellos bárbaros que hacían tales cosas, y cuando llega el momento de castigar a los bárbaros, ¡ah!, no se condolieron de todo un pueblo masacrado durante tantos años y se conduelen de los asesinos, de los verdugos, de los criminales. Estas son las cosas que tiene que tener bien claras y bien sabidas el pueblo de Cuba.
Hay intrigas de todas clases, intriga en la prensa internacional. Ahora mismo me pasan un cable, y sí, efectivamente, esta mañana se estaba hablando de este problema; hubo una revista de Estados Unidos que dijo que la intervención no era cosa del pasado por completo, y casi llegaba a insinuar que podían intervenir aquí. Yo digo que aquí no puede intervenir nadie (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡No!”), que aquí no puede intervenir nadie, porque la soberanía no es una gracia que nos conceda nadie, sino un derecho que nos corresponde como pueblo. Y la revista decía que la intervención no era cosa del pasado; y yo digo que sí es cosa del pasado (APLAUSOS).
Digo, en primer lugar, que no creo que jamás se cometa por un país poderoso como Estados Unidos el disparate de intervenir en Cuba. No creo que lo haga, yo tengo casi la seguridad de que no lo haga, aunque uno no sabe, a última hora, quién predomina allí, pero es que la opinión pública en Estados Unidos influye mucho. Desde luego, hay que mirar con preocupación el hecho de que traten de pintarnos ante la opinión pública norteamericana como una tribu salvaje viviendo al lado de Estados Unidos. Yo dije, naturalmente, una frase —sí, la dije, pero no como para que saliera en los cables, porque había un grupito, pero como hay deseos de intrigar, sale, y aquí una agencia internacional de cables publicó la noticia. También ustedes recuerdan que una vez publicaron que a mí me habían matado cuando desembarqué, ustedes recuerdan—, lo que yo dije en la conversación, es lo siguiente: Que aquí no había intervención y, además, que si había intervención nos defenderíamos. Y dije que si mandan a desembarcar a los marinos habría 200 000 muertos en las calles de Cuba.
Lo dije, sí, que iban a morir 200 000 norteamericanos, si desembarcaban aquí; lo dije. No lo dije con ánimo de sembrar la hostilidad en Estados Unidos, no lo dije con ánimo de levantar la tensión, no lo dije con ánimo de producir una declaración insolente. Lo dije en un grupo, no lo dije para la prensa; pero vino una agencia y escribió. La Associated Press pone en boca suya las palabras que yo dije al salir del Habana Hilton hoy, y dice: “Si mandan a desembarcar marinos, habrá 200 000 gringos muertos en las calles de Cuba” (RISAS). No fue una declaración para la prensa, porque yo no hubiera dado esa declaración a la prensa, porque no voy a estar en plan de estar pintándome aquí en actitud retante, insolente y retadora, no. Yo me atrinchero, en mis derechos, me atrinchero en la razón humildemente, si se quiere, modestamente; si se quiere, nos atrincheramos y defendemos la patria, atrincherados, sin amenazas y sin insolencias (APLAUSOS).
Yo les decía que nuestros problemas los resolveríamos, porque estamos actuando rectamente. Los derechos de nuestro pueblo habrá que respetarlos. ¿Por qué? Porque los derechos hay que respetarlos, sencillamente, y porque los sabemos defender con la palabra, con la razón, con los argumentos. Si nada de eso valiera y un día se empleara la fuerza contra nosotros, ¡ah!, tengan la seguridad de que aquí pelean hasta las mujeres, los niños, los hombres, los jóvenes; y si nos viéramos un día ante esa trágica situación —que no nos veremos, tengan la seguridad de que no nos veremos—, si algún día se agrediera a la República de Cuba, el pueblo se defendería, porque nosotros seríamos los primeros que estaríamos aquí defendiendo al pueblo. Eso es lo que yo he dicho.
Los que crean que suprimiendo a alguno aquí suprimen a la Revolución, están equivocados; van a unir más al pueblo si lo amenazan. Y si suprimen aquí a un líder revolucionario, lo que van es a despertar más el deseo del pueblo, la indignación del pueblo y el propósito del pueblo de seguir adelante. No le van a hacer ningún daño.
También creían los esbirros que matando aplastaban la idea de la libertad, que asesinando de día y de noche a todo el mundo debilitaban la Revolución, y la Revolución se hacía más fuerte. Si son tan estúpidos que creen que matando van a debilitar la Revolución, se van a encontrar con que la Revolución se va a volver más radical y se van a encontrar con que la Revolución se va a volver más fuerte, porque esto, señores, no hay quien le dé marcha atrás. Esto ni con bombas atómicas retrocede (APLAUSOS).
La fuerza de un gobierno no está en las armas. Somos fuertes ahora los revolucionarios no porque tengamos todos los tanques cometa ingleses, los Sherman, los aviones ingleses y todas esas demás cosas; somos fuertes no porque tengamos miles y miles de armas; no, somos fuertes, realmente fuertes, porque contamos con la opinión pública del país que es un arma más poderosa que ninguna otra, porque nosotros hemos triunfado en esta guerra con la opinión pública del país. Y ahora que hemos triunfado no vamos a hacernos fuertes en las armas, vamos a hacernos fuertes en la opinión pública, que es nuestra arma: la opinión pública de Cuba y la del mundo (APLAUSOS).
El pueblo de Cuba es fuerte por su ejemplo. Porque yo decía que antes porque no había fe; ahora, si hubiera habido fe desde el principio, si hubiera habido la seguridad de que se obtendría la victoria, ¿no la hubiéramos logrado mucho antes? Si los soldados hubieran sabido que iban a perder de todas maneras, ¿no se hubiera sumado a la Revolución la mayor parte?
Así que ese es el problema de nuestras relaciones con los demás pueblos. Nuestra simpatía absoluta para todos los demócratas de América, nuestra simpatía sincera y nuestra adhesión con todos los perseguidos políticos; nuestra solidaridad con todos los pueblos que se han liberado de la dictadura y nuestro deseo ferviente de que los que aún quedan bajo las botas de un tirano se liberen. Esa será nuestra política. Nunca agrediremos a nadie, absolutamente; pero, naturalmente, tampoco soportaremos agresiones de nadie. Esa será nuestra política.
lunes, 20 de junio de 2016
Falleció Juan Marrero González, Premio Nacional de Periodismo "José Martí"
Antonio Molto Martorell.- (Tomado de Facebook)
El destacado y querido periodista, Juan Marrero González, presidente de la Comisión Nacional de Etica de la Upec, falleció en la tarde de este sábado en La Habana, a la edad de 80 años, como consecuencia de una afección cardiovascular,
Juanito Marrero inició sus pasos en el periodismo en 1958 en la emisora Radio Voz; colaboró en tareas de propaganda en la lucha contra la tiranía de Batista y al triunfo revolucionario fue fundador de la Agencia Prensa Latina, donde llegó a desempeñarse como jefe de Redacción.
En los años sesenta también trabajó como periodista y jefe de Redacción del diario Combate, periodista de la emisora Radio Reloj y redactor del Periódico Hoy,
Al crearse el periódico Granma en 1965, Marrero integró su plantilla inaugural y trabajó como jefe del área de Deportes y en la Redacción Internacional, la cual llegó a dirigir por más de dos décadas, al tiempo que ejercía como comentarista internacional y enviado especial a coberturas de gran trascendencia.
De su profesionalidad quedaron para la historia emotivas crónicas y reseñas del complejo viaje de la delegación deportiva cubana a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Puerto Rico, en 1966, a bordo de la motonave "Cerro Pelado", De esas históricas jornadas salió su libro "Nos vimos en Puerto Rico".
En 1970 Marrero estuvo entre los pocos periodistas que llegaron al paralelo 17 en la entonces agredida República Democrática de Viet Nam, donde a diario se producían terribles bombardeos de la aviación norteamericana.
También reportó varias Cumbres del Movimiento de Países No Alineados, el vuelo al Cosmos del primer cosmonauta cubano en misión conjunta con la URSS, así como varios viajes al exterior del Comandante en Jefe Fidel Castro.
Juan Marrero fue fundador de la Upec en 1963 e integró el Comité Nacional y la Presidencia nacional de esta organización entre 1986 y 2013.
Por su prestigio y cualidades personales, desde 1983 fue elegido por sucesivos Congresos como Presidente de la Comisión Nacional de Etica de la Upec, donde realizó una ejemplar tarea en todos los mandatos, hasta la actualidad. Su papel fue muy importante también en el rescate y promoción de la historia del periodismo e intervino con entusiasmo y pasión en la edición del sitio web www.cubaperiodistas.cu, donde se encontraba aún activo hasta su enfermedad.
Durante algunos años fue profesor auxiliar de Teoría y práctica del Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, asesoró a decenas de estudiantes y llegó a publicar varios libros sobre la profesión, como "Apremiado por el cierre" "Dos siglos de periodismo en Cuba" y "Andanzas de Atahualpa Recio", una excelente investigación histórica que resalta la vida del ecuatoriano Carlos Bastidas Argüello, el último periodista asesinado en Cuba, en 1958, a manos de un sicario de la tiranía de Batista.
Militante del Partido Comunista de Cuba, Marrerro también fue secretario del núcleo y directivo del mismo durante varios años. Por sus méritos, además del Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de la vida, mereció la Distinciones Por la Cultura Nacional, Félix Elmuza y Raúl Gómez García.
La Presidencia y el Comité Nacional de la Upec comparten el profundo dolor que sienten todos los colegas del país y los trabajadores de la organización por la partida del querido compañero Juan Marrero y hacen llegar a su esposa, la también periodista Angela Oramas, a sus hijos y amigos, sus sentimientos de pesar.
Posteriormente serán informados detalles sobre el sepelio, por parte de la Presidencia de la Upec.
Tiempos de Revolución: Perucho
.Orlando Guevara Núñez.-
El día siguiente al desembarco de Playa Girón, sería inolvidable para Perucho. Y lo fue también para el grupo de Jóvenes Rebeldes protagonistas del hecho aquí narrado. El problema de Perucho consistió en que en el primer acto del espectáculo, él fue el único en reírse. Y en el segundo, el único que no se rió.
El país estaba en pie de guerra y el pueblo enardecido defendía, puede decirse que con fiereza, su Revolución. Unos estaban en el escenario del combate; otros, movilizados en las trincheras; decenas de miles de jóvenes, alfabetizando, mientras otros ocupaban sus puestos de trabajo. Los fusiles eran disputados por los revolucionarios.
Recuerdo que ese día a un grupo de los jóvenes movilizados se nos asignó cuidar una de las entradas del pequeño poblado. Registrábamos los vehículos y deteníamos a algunos connotados enemigos, por lo general pertenecientes al género de los siquitrillados. No éramos muy expertos en la tarea. O mejor dicho: no sabíamos nada sobre ella. Por eso cuando no se acercaba ningún carro, nos enseñábamos mutuamente el manejo de los fusiles, las señas que debíamos hacer a los conductores y la forma de dirigirnos hacia ellos, teniendo en cuenta de quien se tratara.
Pero el caso que nos ocupa es el de Perucho. Antes de hacer nosotros el relevo, este personaje había pasado por el lugar, en dirección a la salida del pueblo, montado en su yipecito americano. Y cuando los muchachos le hicieron señas para que detuviera el vehículo, Perucho se desmollejó de la risa, no paró y desde el carro arrojó un cartucho lleno de papeles rotos, los cuales se esparcieron y allí quedaron, como constancia de la burla y el desacato. Esa fue la vez que el único en reírse fue Perucho.
Los relevados nos contaron la historia. Y allí mismo comenzamos los ensayos para el segundo acto de la función.
Para regresar al poblado, Perucho tendría que hacerlo por el mismo lugar que había salido. Y el yipecito era inconfundible. Y todas las miradas estaban enfocadas hacia la curva por donde carro y hombre debían de aparecer.
En realidad, la espera no fue tan larga. Y cuando Perucho venía acercándose a nuestra posición, le dimos el alto. Su primera intención fue repetir el acto de no obedecer y seguir de largo; pero el palanqueo de los fusiles pareció estar conectado directamente al pedal de los frenos, haciéndolo detener bruscamente, hasta quedar parqueado casi al lado de nosotros.
Le preguntamos de dónde venía y registramos el vehículo. Y luego le exigimos que explicara muy bien lo del cartucho de papelitos rotos. Perucho comenzó a ponerse nervioso y no dijo nada. Y le comunicamos entonces que como él era un evidente enemigo de la Revolución, de los que esperaban recuperar sus latifundios ahora en manos del pueblo, quedaba detenido. Y le recordamos también que su alegría por la invasión era injustificada y que hacía mejor con alegrarse de que no siguieran viniendo, porque nosotros sabíamos bien por dónde empezar si la cosa apretaba. Esa fue la vez que el único en no reírse fue Perucho.
La medida de arresto fue ejecutada de inmediato. Pero no tan inmediato su traslado hacia el poblado. Porque Perucho tuvo antes que cumplir una tarea encomendada por el grupo. Y de verdad que no le resultó fácil realizarla, porque el viento estaba ese día un poco rebelde y los papelitos por él tirados se habían dispersado tanto que necesitó recorrer varios metros para echárselos en los bolsillos, con la sugerencia de guardarlos bien, no fuera a ser que los necesitara en el calabozo si escuchaba la noticia sobre otro desembarco.
Al recordar este pasaje, pienso que la lección es buena para los revolucionarios; pero creo que deben asimilarla también y tenerla muy en cuenta, los Peruchos de estos tiempos…
En esos primeros años, en muchos casos, los acontecimientos iban por delante y la organización venía después. Y había grandes cosas que se hacían en la base sin más recursos que la voluntad. Y no era sólo un problema de recursos, sino también de falta de experiencias de los incipientes cuadros.
jueves, 16 de junio de 2016
¿Por qué Carlos Manuel de Céspedes es el Padre de la Patria cubana?
. Orlando Guevara Núñez.-
Carlos Manuel de Céspedes, máximo jefe de la primera Guerra de Independencia, iniciada el 10 de octubre de 1868, ha pasado a la historia como el Padre de la Patria en Cuba.
Los méritos que le merecieron este honroso reconocimiento, están no solo en haberse alzado en armas contra el colonialismo español, haberless dado la libertad a sus esclavos y aglutinar a miles de cubano en el combate por la independencia.
El hecho definitorio fue que el 29 de mayo de 1870, fue fusilado por las tropas colonialistas españolas en Cuba, el patriota Oscar de Céspedes y Céspedes, su hijo. Con 23 años de edad, había abandonado las aulas de la Universidad de La Habana, en la carrera de Derecho, para incorporarse a la gesta independentista.
Oscar, junto a otros patriotas, había sido hecho prisionero, junto a su esposa Manuela, tras un asalto español al campamento mambí de La Caridad, cercano al histórico poblado de Guáimaro.
El mando español, en esa ocasión, quiso utilizar el chantaje con el progenitor del joven Oscar, proponiendo la liberación del prisionero si el padre desistía de la lucha y abandonaba el país.
El padre de Oscar no era otro que Carlos Manuel de Céspedes, el máximo jefe del alzamiento revolucionario del 10 de Octubre, cuando dio libertad a sus esclavos y se lanzó a la lucha por la independencia cubana.
Siendo Presidente de la República, el máximo jefe independentista recibiò una carta del Mando español con la insultante propuesta. “En mi poder, prisionero por fuerzas a mi mando, su hijo, Oscar de Céspedes. En sus manos de usted queda su salvación, dígame por el punto que quiere embarcarse para darles absoluta garantía. Por el portador puede darme la contesta”.
Se ha dicho que, en realidad, esa proposición indigna se hizo cuando Oscar había sido fusilado. Una prueba más de la felonía colonial, que se había propuesto eliminar también al padre.
Entonces la respuesta fue dada por la dignidad. “Primero perecerá toda mi familia y yo con ellos que traicionar a mi Patria. Oscar no es mi único hijo, lo son todos los cubanos que mueren por nuestras libertades patrias”.
Fue ese el hecho de que hoy a Carlos Manuel de Céspedes se la conozca en Cuba como El Padre de la Patria. Oscar fue fusilado. Pero su padre ganó a millones de hijos que continúan venerándolo como el hombre que inició la Revolución continuada luego por José Martí y conducida al triunfo por el Comandante en Jefe Fidel Castro, el 1ro. de enero de 1959.
Los cubanos recordamos a Oscar y a Carlos Manuel como un símbolo del espíritu inclaudicable de la familia cubana, en defensa de su libertad e independencia.
Por eso a Carlos Manuel lo honramos también cada celebración del Día de los Padres, que en Cuba se celebra todos los terceros domingos de junio. Así será este día 19 en el cementerio Santa Ifigenia, donde reposan sus restos, y en otros muchos escenarios del país.
martes, 14 de junio de 2016
Maceo y Che: símbolos de rebeldía y de revolución
.Orlando Guevara Núñez.-
El 14 de junio, une en sus natalicios a dos grandes patriotas forjadores de la historia cubana: el Mayor General del Ejército Libertador Cubano, Antonio Maceo Grajales, nacido en Santiago de Cuba en 1845, y a Ernesto Guevara de la Serna, el Che, venido al mundo en Rosario, Argentina, en 1928.
Lo que más une las vidas de Maceo y el Che, sin embargo, no es la coincidencia de una fecha. Los une, sobre todo, su lucha por la libertad y la independencia de Cuba, la coincidencia de sus vidas y de su obra.
Antonio Maceo, arriero, devenido brillante estratega militar durante las guerras cubanas contra el ejército colonial español en el siglo XIX, fue a la vez un hombre de pensamiento avanzado, capaz de aquilatar las corrientes políticas de su época en Cuba y situarse incondicionalmente al lado del independentismo.
El Che, joven médico, comprendió desde temprano que la verdadera medicina para curar los males de los oprimidos era su redención mediante la Revolución. Revolución con apellido: socialista.
Ambos, en el fragor del combate, con un valor y una entrega sin límites, ganaron los máximos grados militares del Ejército Libertador y del Ejército Rebelde, respectivamente.
Los une en nuestra historia la proeza de dos invasiones militares desde del Oriente hacia el Occidente del país, en ambos casos victoriosas y decisivas en el curso de la guerra. El 22 de octubre de 1895, Maceo partió desde Mangos de Baraguá y llevó la llama de la guerra hasta Mantua, en la provincia de Pinar del Río, campaña que cumplió en enero de 1896.
En agosto de 1958 el Che partió, con su Columna 8 Ciro Redondo, para la invasión y llegó hasta Las Villas, donde combatía y doblegaba a las fuerzas de la tiranía batistiana cuando se produjo la victoria revolucionaria del 1ro. de enero de 1959.
Por coincidencia histórica, junto a Maceo, la invasión fue dirigida por un combatiente internacionalista de origen dominicano, el Generalísimo Máximo Gómez Báez. En l958, el internacionalista fue el Che, junto al Comandante Camilo Cienfuegos, al mando de la Columna número 2, que supo honrar el nombre – no por coincidencia- de Antonio Maceo.
El Titán de Bronce, Antonio Maceo, nos legó a los cubanos la intransigencia y los principios en la lucha. Y con su viril Protesta de Baraguá, nos enseñó a no concertar nunca pactos indignos con el enemigo.
Refiriéndose a los Estados Unidos, prefirió luchar sin su ayuda antes que contraer compromisos con un vecino tan poderoso. El Che nos alertó que en el imperialismo no podía confiarse absolutamente nada. Y tanto en la guerra como en la paz, su posición no se alejó nunca de la intransigencia revolucionaria y de los más firmes principios.
Antonio Maceo veía la lucha por la independencia más allá de las fronteras cubanas y expresó que, conseguida la libertad de su patria, no le gustaría envainar su espada hasta no lograr la de Puerto Rico. El Che, luego de defender al gobierno guatemalteco de Jacobo Arbenz, derrocado en 1954 por una invasión norteamericana, vino a Cuba como expedicionario del Granma, con el compromiso previo de que liberada la patria de José Martí, proseguiría su lucha por igual objetivo en otras tierras del mundo.
Antonio Maceo no pudo ver el triunfo de su lucha, porque cayó en combate el 7 de diciembre de 1896. Incluso, cuando en 1898 ya España no estaba en condiciones de sostener la guerra ni su poder colonial en Cuba, el triunfo de las fuerzas cubanas fue usurpado por la intervención del gobierno de los Estados Unidos, dando paso a que nuestra nación pasara de colonia española a neocolonia del Norte revuelto y brutal que nos desprecia, como lo había calificado José Martí.
El Che vio coronada su lucha con la victoria de la Revolución cubana. Pero brindó también su esfuerzo para fomentar la independencia africana, en El Congo, y cayó en Bolivia, hecho prisionero –herido e inutilizadas sus armas- el 8 de octubre de 1967 y asesinado por órdenes de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos al día siguiente. Sus ideas y su ejemplo, sin embargo, están vivas y se extienden con fuerza de presencia no sólo por los pueblos que han alcanzado su libertad, sino también por los campos irredentos de nuestra América, donde la lucha por su segunda independencia está ya en marcha indetenible.
De Maceo aprendimos que la libertad no se mendiga, que se conquista con el filo del machete, porque mendigarla es propio de cobardes incapaces de ejercitarla. Y asumimos también su decisión de que quien intente apoderarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre si no perece en la lucha.
Del Che aprendimos los cubanos – y eso lo hemos demostrado en nuestra tierra y en nuestras gloriosas misiones internacionalistas- que dondequiera que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ese, nuestro grito de guerra, haya llegado a un oído receptivo y otras manos se extiendan para empuñar nuestras armas y otras voces se alcen para entonar los cantos luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y de victoria.
Cuando Maceo, mortalmente herido, cayó en el campo de combate, sus últimas palabras fueron ¡Esto va bien! Así, su vida le ganaba una batalla a la muerte, pasando a símbolo imperecedero del pueblo cubano.
Cuando el Che se despidió de nuestro pueblo, con su ¡Hasta la victoria siempre! expresó su convicción de que la lucha sería algún día coronada con el triunfo. Ese día, el Guerrillero Heroico creció y se hizo más inmortal.
Maceo y el Che, por todo esto, se unen en nuestra memoria no solo cada 14 de junio por sus natalicios. Están presentes cada día, como símbolos de patriotismo, de dignidad, de altruismo y de intransigencia revolucionaria. Símbolos de rebeldía y de Revolución.
Clausurado evento científico “El mambisado negro y mulato, trascender en la República”
.Orlando Guevara Núñez.-
El evento científico “El mambisado negro y mulato, trascender en la República”, fue clausurado hoy en Santiago de Cuba, con la exposición de varios temas por historiadores e investigadores, quienes resaltaron las figuras de varios héroes del Ejército Libertador Cubano en las tres contiendas independentistas del siglo XIX contra el colonialismo español.
Zuleica Romay, presidenta del InstitutoCubano del Libro, dictó una conferencia en homenaje al Comandante en Jefe Fidel Castro, en el aniversario 90 de su natalicio, el próximo 13 de agosto. La ponente explicó el nexo de Fidel, desde niño, con obreros negros que trabajaban en la finca del padre, en Birán, sin padecer discriminación por el color de la piel. Desde joven, agregó, Fidel se percató de cómo la pobreza social influía en las condiciones de vida de las personas.
Señaló Zuleyka que en fecha temprana, como 1949, Fidel formó parte, en la Universidad de La Habana, de un comité de lucha antirracial. Ejemplificó la forma en que el joven líder revolucionario, en su alegato histórico La historia me absolverá, caracterizó la explotación que sufrían las masas y definió la estrategia para liberarlas, sin exclusión de ningún tipo. Al triunfar la Revolución, significó, los principales programas, como el empleo en el campo, la construcción de viviendas, la salud, la educación, beneficiaron a las personas más pobres, con igualdad de justicia para todos, sin discriminación por motivo del color de la piel ni otros motivos.
Fidel ha proclamado-dijo- la igualdad de oportunidades, afirmando que siempre ha actuado con el escudo de su autoridad y la espada de su ejemplo.
En otras intervenciones, el doctor Ricardo Hodelín abordó el tema referido a los veteranos de las guerras de independencia durante la República; la doctora Damaris Torres Elers disertó sobre el destino de los Maceo Grajales durante la República, explicando cómo JoséTomás –quien ganó los grados de Teniente Coronel en la guerra del 68-y Dominga, únicos sobrevivientes de los hermanos Maceo Grajales, sufrieron miseria y abandono hasta su muerte; en otro espacio, la doctora Aída Morales Tejeda se refirió al tema de la Legión Maceísta en esta parte oriental del país.
La joven profesora universitaria Massiel Reyes, argumentó sobre la existencia de la Revista de Orientación Social, en esta institución, en 1950, la cual fue difusora del pensamiento martiano y maceísta contra la discriminación racial, al tiempo que divulgó la obra y vida de muchos patriotas negros y mulatos.
Otros panelistas centraron sus intervenciones en destacar la obra y ejemplo de personas y familias que lucharon junto al Lugarteniente General del Ejértito Libertador Cubano, Antonio Maceo. Tales fueron los casos de los hermanos Flores Naranjo, los hermanos Ducasse, destacados en la Caballería insurrecta; el general José Francisco Lacret Morlot, Lino Dou y José Patrocinio Clavijo, con un relevante aporte a la sanidad en las tropas mambisas.
Como colofón del evento, el presidente del Instituto de Historia de Cuba, René González Barrios, hizo la presentación de los libros “Ante los Bárbaros: El yanqui he ahí el enemigo”, del colombiano José María Vargas Vila, con prologo del presentador, quien calificó al autor como un antimperialista, crítico certero y agudo de las intervenciones norteamericanas en Cuba, Puerto Rico y Filipinas, amigo personal de personalidades como José Martí, Eloy Alfaro y Rubén Darío. Se destacó como adalid del pensamiento liberal de finales del siglo XIX. El segundo texto, fue Una derrota británica en Cuba, de la doctora Olga Portuondo.
González Barrios dictó la conferencia titulada Una reflexión necesaria, en la cual analizó la estrategia del colonialismo español de utilizar el tema racial como una forma de dividir a los pueblos y a los movimientos patrióticos. En Cuba llegaron a formar batallones de negros libertos y mulatos para contrarrestar a los insurrectos. Esta estrategia fue utilizada también por los Estados Unidos durante su dominio neocolonial en nuestro país.
La palabras de clausura del evento científico “El mambisado negro y mulato, trascender en la República” estuvo a cargo de la doctora Olga Portuondo, Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba, quien elogió el papel de los descendientes africanos en las guerras independentistas cubanas del siglo XIX y expresó su satisfacción por los resultados del encuentro.
lunes, 13 de junio de 2016
Disertan sobre el mambisado negro y mulato, trascender en la República
.Orlando Guevara Núñez.-
La discriminación racial, de la cual fueron víctimas muchos mambises, negros y mulatos, incluyendo altos oficiales durante las guerras de independencia cubanas, fue el tema central del evento que, auspiciado por la Oficina del Historiador de la Ciudad y las filiales provinciales de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC) sesionó hoy -13 de junio- en el Salón de los Vitrales de la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales, de Santiago de Cuba.
Israel Escalona Chádez, presidente de la filial de la UNHIC santiaguera, abordó el tema de cómo José Martí abordó ese tema desde el punto de vista de su fundamentación histórica, la elaboración de ideas y la utilización de los periódicos y otros medios comunicacionales para apoyar la lucha antiracial.
Se refirió Chádez al hecho cierto de que la abolición de la esclavitud en Cuba, en 1886, no significió la eliminación de la discriminación racial, y que solo el triunfo de la Revolución, el 1ro. de enero de 1959, abrió las posibilidades para la lucha efectiva contra este prejuicio.
Explicó cómo el Héroe Nacional cubano definió su criterio sobre la discriminación racial, poniendo por encima de ella, el concepto de “Con todos y para el bien de todos”, al tiempo que manifestó que hombre es más que blanco, más que negro, más que mulato, dígase hombre y ya se han dicho todos los derechos. Martï analizó ese mal desde el punto de vista científico, político, social y filosófico, con ideas que conservan su validez para todos los tiempos.
El ponente recordó la sentencia martiana de que el hombre no se diferencia por el color de su piel, sino por su actitud. El periódico Patria, afirmó, fue utilizado por Martí para divulgar muchos de sus artículos sobre este tema.
Otra parte del evento, se refirió a valiosos oficiales del Ejército Libertador Cubano, como Guillermón Moncada, Quintín Bandera y los hermanos Maceo Grajales.
Un espacio fue dedicado también a Flor Crombet, nacido en las cercanías de la localidad santiaguera de El Cobre. Descendiente de una familia francesa, este patriota se incorporó a la gesta independentista de La Demajagua el 20 de noviembre de 1868, contando con solo 17 años de edad; participó en todas las campañas independentistas cubanas de la segunda mitad del siglo XIX, desembarcó junto a los hermanos Antonio y José Maceo, el 1ro. de abril de 1895 por Duaba, Baracoa, y cayó en combate el día 10 del propio mes.
La muerte de Flor Crombet –aclaró el ponente, su nieto, que su nombre era Flores, no Flor- conmovió mucho a Martí, quien al conocer el rumor sobre la caída expresó: “Será cierto que ha muerto Flor, el Gallardo Flor?
Mañana, 14 de junio, proseguirán las actividades de este evento, que cuenta con la participación de personalidades como René González Barrios, presidente del Instituto de Historia de Cuba,la doctora Olga Portuondo, Historiadora de la Ciudad, y Rodulfo Vaillant, presidente de la filial de la UNEAC en Santiago de Cuba, quien hizo la apertura oficial del encuentro titulado El mambisado negro y mulato, trascender en la República.
jueves, 9 de junio de 2016
Freno al desenfreno de Almagro
.Orlando Guevara Núñez.-
Los desenfrenos del Secretario General del Ministerio de Colonias Yanquis (OEA), míster Luis Almagro, encontraron freno en la dignidad y la solidaridad de los gobiernos integrados a la Alianza para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) como demostración del cambio en la correlación de fuerza desde que en 1962 la desprestigiada OEA cumplió el mandato norteamericano de aislar a Cuba y tratar de acorrararla hasta provocar la muerte de la Revolución.
Más de medio siglo después, el Secretario General de la OEA, violando las propias normas de su organización, sacó de un baúl de trastos viejos los mismos argumentos para atacar a la hermana República Bolivariana de Venezuela y declararla incompatible con el sistema que aparenta defender en este continente.
En realidad, sin sonrojarse siquiera, este señor acaba de demostrar que es la OEA una organización incompatible con los intereses de los pueblos, pues su función es servir de forma incondicional a la política imperial de los Estados Unidos contra nuestros pueblos, especialmente los que han emprendido el camino de su liberación y marchan por el camino por ellos escogidos, no por el indicado por las embajadas y gobiernos del Norte revuelto y brutal que- al decir de José Martí-los desprecia . En su propio seno, la OEA demostró ya no tener la fuerza de otros tiempos.
Es de esperar que el señor Almagro aprenda de memoria los puntos acordados en la V Reunión Extraordinaria del Consejo Político del ALBA-TCP, fechados en Caracas este 8 de junio.
1. Exigimos respeto absoluto a la soberanía de Venezuela, enfatizando los principios de no injerencia, autodeterminación y el derecho a ejercer el sistema constitucional, político, económico y social que su pueblo se ha dado.
2. Respaldamos al Gobierno Constitucional del Presidente Nicolás Maduro Moros en su persistencia por preservar la paz y garantizar la institucionalidad democrática en su país.
3. Apoyamos la iniciativa de diálogo nacional propuesta por el Presidente Nicolás Maduro, con el auspicio de UNASUR, y la par-ticipación de los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, de España; Leonel Fernández, de República Dominicana, y Martín Torrijos de Panamá, a solicitud del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.
4. Rechazamos la conducta del Sr. Luis Almagro, Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, quien actuando en contra de la Carta de la OEA, la cual le exige indepen-dencia, imparcialidad y transparencia, ha asumido un rol inter-vencionista en los asuntos internos de la República Bolivariana de Venezuela, creando potencialmente inestabilidad en dicho país y motivando a que factores de la oposición venezolana a asumir posiciones antidemocráticas y violentas.
5. Instamos a los países con representación en la OEA, a velar por que el Secretario General de esa Organización se ajuste, en el desempeño de sus funciones, a las Normas Generales de Funcionamiento de la Secretaría General según lo establece el Artículo 113 de su Carta, y por tanto hace un llamado al Secretario General a respetar de manera estricta el Artículo 137 de las citadas normas.
6. Repudiamos la injerencista resolución del 8 de junio del 2016 del Parlamento Europeo contra Venezuela y su irrespeto a las instituciones y al Estado de Derecho.
7. Nos mantendremos alerta a cualquier iniciativa que amenace la estabilidad constitucional de la hermana República Bolivariana de Venezuela para actuar en consecuencia en defensa de la paz y la tranquilidad en nuestra región.
8. Solicitamos al Secretario Ejecutivo del ALBA-TCP garantizar que la presente Declaración sea remitida a los organismos regionales y subregionales de integración y circulada como documento oficial.
Caracas, 08 de junio del 2016
Lo difícil de entender para algunos –no precisamente nosotros- es cómo teniendo tanto campo para desarrollar su “altruismo” y su “defensa de la democracia y la soberanía de los pueblos” que dice representar, el señor Almagro no se enfrenta al grosero e ilegal golpe parlamentario en Brasil, o a las campañas y presiones contra Evo Morales y Rafael Correa.
Recuerdo que cuando Cuba fue expulsada de la OEA, los cubanos, con la extrella martiana de la dignidad en la frente, dijimos: Con OEA y sin OEA, ganaremos la pelea. Y la ganamos. Seguros estamos de que los venezolanos ganarán también. Almagro parece compartir con Obama la teoría de que debemos olvidar la historia. Afortunadamente, los pueblos tienen más memoria que ellos.
miércoles, 8 de junio de 2016
Tiempos de Revolución: El conferencista
.Orlando Guevara Núñez.-
Los días de Playa Girón fueron escenario de grandes definiciones. Y no sólo de los revolucionarios, sino también de los enemigos de la Revolución y de quienes permanecían sin inclinarse hacia uno u otro lado.
El 17 de abril de 1961 fue así. Ese día, los mercenarios pagados por los yanquis invadieron nuestra tierra, pero la agresión no fue premiada con la impunidad. A decir verdad, desde el 15 de abril ya la cosa estaba caliente; y nadie sabía hasta dónde iban a llegar los acontecimientos. Y fue ahí donde adquirieron más valor las definiciones.
Nuestra Brigada Juvenil de Trabajo Revolucionario, organización de base de la Asociación de Jóvenes Rebeldes en esa época, contaba con cincuenta integrantes, entre ellos siete muchachas. Y el día del ataque, todos nos presentamos al Puesto de Mando del municipio, deseosos de enfrentar al enemigo. Nos enardecíamos escuchando el Comunicado Nro. Uno de Fidel. Raúl y el Che nos convocaban, especialmente a los jóvenes, al combate. La Patria había sido agredida. Sangre cubana bañaba ya nuestras costas. La impaciencia se enseñoreaba entre todos. Y en esas circunstancias, no sé como pasó, pero lo cierto es que cuando vinimos a darnos cuenta, donde estábamos era dentro de un salón, ante la presencia de un inspirado conferencista.
Nosotros esperando la misión. Y él, sin inmutarse, hablándonos sobre el Estanco del Tabaco, sobre la rebelión de los vegueros de Jesús del Monte y el crimen cometido contra ellos. Nosotros tratando de preguntarle cuándo salíamos para Playa Girón. Y él pasando al tema de la toma de La Habana por los ingleses y el heroísmo de Pepe Antonio. Y nosotros pensando: pero ¡me caso en diez!, ¿qué demonios tendrá que ver lo que está hablando este hombre con lo que está pasando ahora? ¿No se dará cuenta de que no son los ingleses, sino mercenarios al servicio de los yanquis de mierda quienes nos están atacando?
Pero el conferencista sólo hizo una pausa cuando alguien se le acercó a entregarle un papelito. Y el instante fue aprovechado para hacerle una pregunta salida del grupo como por la boca de un cañón:
- Oiga, compay, ¿cuándo salimos para Girón?
Pero él ni siquiera se dio por aludido. Y continuó su disertación, explicando con lujo de detalles las conspiraciones de La Escalera y Soles y Rayos de Bolívar. Hasta que llegó a percatarse de que nadie le estaba poniendo asunto. Por la radio estaban difundiendo el comunicado de Fidel. Y un locutor diciendo que nosotros éramos socialistas. Entonces, el conferencista nos llama la atención y dice que somos indisciplinados y así no llegaríamos nunca a ser buenos revolucionarios.
Por fin, como a las ocho de la noche, terminó la conferencia. Y el conferencista se marchó con aires doctorales, no sin antes tirar una ojeada para calcular la cifra de sus oyentes. No habíamos comido nada, ni teníamos esperanzas ni perspectivas de hacerlo.
A esa hora, llegó un teniente pidiendo un grupo de muchachos para hacer guardia. Y salimos todos, pero escogieron a una parte. A mi me soltaron en la punta de un muelle cercano, con un fusil, diciéndome que debía velar si por allí se acercaba alguien queriendo desembarcar y que mi misión era avisar. Al quedarme solo, es que me percato de que cómo voy a avisar, si allí no hay ningún medio para hacerlo.
Pero me consolé mirando mi flamante fusil R-2, llegando a la conclusión de que si venía el enemigo por el mar, le dispararía, alguien debía oír los tiros y ése sería el aviso. Y contando las balas, me di cuenta de que tenía 120. Y yo mismo me asombré de la diferencia entre aquel fusil y las escopeticas de palo con las cuales dos o tres años atrás jugábamos los muchachos del barrio.
Pensé en todo lo que a esa hora estaría pasando en Playa Girón. En mi mente se elaboraron y desarrollaron combates en los cuales el perdedor fue siempre el enemigo. Fui protagonista imaginario de hechos heroicos que nunca tuvieron lugar y me representé, incluso, escenas donde estaba cercado, herido y con la disposición de no entregarme.
Hasta que llegó el relevo, como a las diez de la mañana del siguiente día. El mar estaba muy tranquilo. Y los mosquitos también, saciada su sed de sangre. Mi única heroicidad esa noche - entre las muchas pensadas - fue resistir el asedio de esos insectos.
Ese mismo día, 18 de abril, continuamos haciendo guardia. Y por la noche, ¡de nuevo ante el conferencista! Los partes proseguían hablando sobre los combates y se dijo que Fidel estaba en Playa Girón. Pero el conferencista estaba inmerso ahora en el tema del reformismo, del autonomismo, del anexionismo, del independentismo, de la Cámara…
Al otro día, los mercenarios fueron aniquilados y tras ese acontecimiento regresamos a nuestros hogares sin tener que combatir, sin ni siquiera salir para Playa Girón, aunque habíamos conocido muchos hechos históricos sobre los cuales no teníamos antes ninguna referencia.
Al momento de escribir estas notas, no había vuelto a ver al conferencista. Un tiempo después sí nos vimos. Y hablamos sobre muchas cosas, menos sobre las conferencias. Pienso que los dos nos confabulamos para omitir ese tema, dejando el espacio para otros en los cuales teníamos plena coincidencia.
En cuanto a los Jóvenes Rebeldes que vivimos aquellos días, creo que afianzamos nuestra definición al lado de Fidel. Y comenzó entonces otro proceso definitorio que no tropezó nunca con escollo alguno: la aceptación del socialismo y nuestro eterno compromiso de construirlo y defenderlo.
Hay un hecho que recuerdo con nitidez. En esos días, muchas personas, de todas las edades, que habían mantenido una postura indiferente ante el proceso revolucionario, se presentaron y reclamaron su derecho a defenderlo. Los llamados de Fidel, de Raúl, del Che y la propia invasión mercenaria, fueron un catalizador de conciencia. Esa fue otra victoria revolucionaria que la vivimos también durante los dramáticos días de la Crisis de Octubre.
lunes, 6 de junio de 2016
Tiempos de Revolución: María
.Orlando Guevara Núñez.-
María fue una mujer brava durante la guerra. Antibatistiana de palabra y de acción. Estuvo entre las muchas mujeres que bajo sus faldas trasladaron mensajes y armas rebeldes. Las indómitas lomas supieron muchas veces de su presencia. Su nombre inspiraba respeto por su decisión, su temperamento y el don de decir las cosas como las pensaba, sin tener muy en cuenta el escenario donde actuaba.
Su prestigio creció el día que un soldado del ejército batistiano se pasó de raya con ella. Quiso despojarla de un caballo, la maltrató y quiso imponer su autoridad. María respondió a su manera. Lo abofeteó y de contra le quitó el revólver. De allí la llevaron para el cuartel, en calidad de prisionera. Ya en la guarida militar, se quitó un zapato y la emprendió contra un retrato de Fulgencio Batista, que colgaba en la pared, no sin antes proferir algunas palabras nada agradables dedicadas al dictador. Nadie sabe cómo, pero María fue puesta en libertad.
En otra ocasión, el ejército batistiano tomó preso a uno de los vecinos de la barriada. Realmente, el hombre era colaborador de los rebeldes, pero no le pudieron probar ni encontrar nada. Él mismo testimonió que los guardias lo registraron de pie a cabeza, menos un bolsillo pequeño del pantalón que sólo era destinado al dinero en menudo. Y precisamente allí traía dos o tres balas de revólver 45, las cuales no tuvo otro remedio que tragárselas para borrar evidencias. Pero estar preso era un alto riesgo, porque cualquier cosa podía pasar, y más a la gente fichada como enemiga.
Por eso María se presentó en el cuartel del pueblo a pedir la libertad del detenido. Y más que pedirla, la exigió. Y puede decirse mejor que la peleó. Y no precisamente con súplicas, sino con fuertes palabras que incluían calificativos de asesinos, cobardes y otros que, aunque ciertas, llenaban de furia a los agentes de uniforme.
Mucha gente no se explicó cómo, pero lo cierto es que el hombre fue liberado y María salió también ilesa de aquella acción.
Los primeros días del triunfo de la Revolución fueron para esta brava mujer motivo de regocijo. Pero pronto su postura cambió de forma vertical. Aún la recuerdo criticando con inusitado desenfreno al comunismo. Ese era su único motivo para apartarse de la Revolución por la cual había luchado.
Atacaba sin misericordia a los dirigentes revolucionarios, acusándolos de haber traicionado el ideal patriótico. Y su hostilidad no reconocía límites. Para esa fecha, la campaña enemiga contra el comunismo era brutal. Lo que pasó fue que la sabia conducción de Fidel demostró esas mentiras no sólo con las palabras, sino, sobre todo, con los hechos.
Y puede que en el campo teórico muchos, en aquellos momentos, no supiéramos definir ni identificar el significado de la palabra comunista. Pero partíamos de un hecho inobjetable: sabíamos ya que el gobierno norteamericano había apoyado a Batista contra Fidel. Conocíamos también que ese gobierno estaba contra el proceso revolucionario. Y siendo así, si el comunismo fuera malo, hubiese sido respaldado por él. Por otra parte, si las cosas que estaba haciendo el Gobierno Revolucionario, si sus leyes justicieras y en beneficio del pueblo eran comunismo, entonces valía la pena ser comunista.
Ahora la conclusión es fácil, pero no en aquella época, en la cual muchos como María se apartaron definitivamente de la Revolución y renegaron de su propia clase. María procedía de una familia extremadamente humilde. Ningún sistema como el socialismo podía interpretar mejor sus intereses y realizar sus sueños. Pero no pudo sobreponerse al veneno inoculado que minó sus arterias.
Allí, en la casa donde junto a otros hermanos ella vivía, unos pocos muchachos del barrio fundamos la primera Brigada Juvenil de Trabajo Revolucionario de la Asociación de Jóvenes Rebeldes en la zona. Su sobrino Ramón fue el Presidente. Allí nos reuníamos para hablar sobre las cosas que debíamos hacer. Y estudiábamos materiales revolucionarios. En esa casa discutimos también la formación de un Comité de Defensa de la Revolución, con poca visión sobre lo que le correspondería hacer, pero sin dudas de que sería, como su nombre lo indica, unir personas para defender a la Revolución.
En no pocas ocasiones recibimos reprimendas de María. Y para nosotros no faltó tampoco el calificativo de comunistas, condición que en realidad no teníamos y que alcanzamos algunos años después, por cualidades muy distintas a las atribuidas por ella a un comunista.
Yo no recuerdo a María como una enemiga. La recuerdo como una persona que no supo continuar el camino después de haberlo emprendido. No luchó nunca por ambición de bienes personales, ni de cargos. Pero la confusión pudo más que su visión. Y la campaña anticomunista privó a la Revolución de una combatiente honesta y valiente. Como revolucionaria dijo e hizo mucho por la liberación; al renegar, se limitó a las palabras.
domingo, 5 de junio de 2016
Aniversario 55 del Ministerio del Interior cubano Una trinchera compartida con el pueblo
. Orlando Guevara Núñez.-
Este 6 de junio, como todos los años, nuestro pueblo resume el homenaje que han sabido ganarse nuestros combatientes del Ministerio del Interior (MININT) todos los días con su abnegado trabajo en la construcción y defensa de la Revolución.
Cuando nació esta institución armada cubana, estaban todavía frescas las huellas de la invasión mercenaria de Playa Girón y no se había apagado el eco de los disparos con los cuales nuestro pueblo firmó la primera derrota militar del imperio norteamericano en América.
Nuestro Ministerio del Interior surgió en el momento histórico en que la unidad revolucionaria tuvo un hito decisivo, al unirse en una sola organización las tres fuerzas fundamentales que habían encabezado la lucha contra la tiranía batistiana, hecho antecedente de nuestro actual Partido Comunista de Cuba.
Desde su nacimiento, sus órganos y combatientes tuvieron que forjarse en una lucha directa frente a la tenebrosa Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, la CIA, en cuya acción depositaron inicialmente los mandatarios yanquis y la contrarrevolución interna sus esperanzas para derrotar a la Revolución.
La historia forjada por el MININT ha sido de un intenso quehacer, de dura, pero exitosa acción contra las organizaciones y grupos reaccionarios internos, contra las bandas de alzados organizadas, armadas y dirigidas por la CIA y el gobierno norteamericano. Fue decisiva la acción de nuestro Ministerio del Interior en la penetración y destrucción de esas bandas, en la aniquilación de las infiltraciones enemigas en territorio cubano, así como también en el descubrimiento y frustración de cientos de atentados contra los dirigentes cubanos y de sabotajes que atentaban contra la vida de los obreros, de la población civil y de importantes recursos de la economía.
Fieles en todo momento a la Revolución, a Fidel, a Raúl, al Partido y al pueblo que siempre ha visto en ellos un escudo protector y un baluarte inclaudicable de su defensa.
Muchos combatientes han perdido la vida en misiones entre el enemigo, haciéndose pasar como traidores a la Patria, sin ni siquiera recibir, en ese momento, el homenaje de nuestro pueblo. A ellos también dedicamos hoy los cubanos nuestro recuerdo y nuestro homenaje, y nos inclinamos ante sus tumbas y su recuerdo, ofrendándoles el cariño y el respeto de un pueblo que les ha asignado un sitial de honor en lo más alto de su historia combativa y revolucionaria.
Otros, como Gerardo, René, Ramón, Antonio y Fernando, guardaron, durante varios años, injusta prisión en cárceles norteamericanas. Los acusaron falsamente de espías, aunque está demostrado que nunca ninguno de ellos obtuvo ni trató de obtener información sobre ese gobierno, ni atentó contra la seguridad de ese país, ni contra la vida de nadie. Lucharon, eso sí, contra grupos terroristas que desde el vientre de ese imperio actuaban y siguen actuando con toda impunidad y protección para agredir a Cuba.
El enemigo imperialista y la mafia contrarrevolucionaria odian con toda la irracionalidad del mundo a nuestro Ministerio del Interior. Lo ven como una pesadilla. Por eso, entre sus medidas primeras tras un pretendido y soñado derrocamiento de la Revolución, está la de eliminar este órgano y sustituirlo por una policía organizada y asesorada por ellos, al estilo de los cuerpos represivos existentes antes del 1ro. de enero de 1959, causantes de los más bárbaros crímenes contra la población cubana.
Es un odio que lejos de ofender y manchar, enaltece y honra a los combatientes del Ministerio del Interior. Los enemigos de la Revolución tienen muchas razones para odiarlos, pero siempre serán menos que las que tiene nuestro pueblo para quererlos y admirarlos.
A lo largo de estos 55 años de existencia, las responsabilidades y la obra del Ministerio del Interior no han dejado de crecer en magnitud, en profesionalidad y entrega. Siempre como guardián de los intereses del pueblo no solo frente a las actividades enemigas, sino también en otros frentes y tareas importantes.
Hoy, cuando en muchos países del mundo, incluidos los Estados Unidos, se reconoce, se aplica y se justifica la tortura contra los prisioneros, Cuba puede decir con orgullo que jamás se ha utilizado la violencia contra los detenidos, ni se ha usado la tortura como medio para obtener información. Esa ética nació junto a la lucha revolucionaria, se desarrolló en la Sierra Maestra y ha sido practicada sin excepción frente a los más connotados enemigos y los más graves hechos contra nuestra Revolución.
Entre otras tareas que no pueden dejar de mencionarse en este significativo aniversario, está la atención al sistema penitenciario, sin igual en el mundo, no solo por el respeto a los sancionados, sino también por la promoción de la superación cultural, sus vínculos familiares, trabajo remunerado y una reeducación que en muchos casos conduce a la rebaja de las condenas y a la reintegración a la sociedad, como personas útiles.
Sólo un pensamiento basado en la confianza sin límites en el ser humano, es capaz de generar ideas de tan alto contenido ético, moral y revolucionario.
En los casos de desastres naturales, ahí, en la primera línea de peligro para proteger la vida de la población, han estado nuestros combatientes del MININT.
Junto a nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias y al pueblo, han escrito los combatientes del MININT las más brillantes páginas en la historia del internacionalismo proletario, respondiendo al llamado del Partido, de Fidel y de Raúl, para ayudar a pueblos hermanos a preservar su independencia frente las agresiones del imperialismo internacional.
Sangre de muchos combatientes del Ministerio del Interior, se derramó en esas gloriosas misiones, donde nuestro pueblo ratificó el legado martiano de que Patria es humanidad.
Los intentos imperiales de destruirnos, se estrellan contra la voluntad, la capacidad y la convicción de nuestros combatientes del MININT. Por eso hoy, a 55 años de la fundación del Ministerio del Interior, los cubanos suscribimos una vez más las palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro, evocadas por el compañero Raúl:
“Mientras exista el imperialismo, el Partido, el Estado y el pueblo, prestarán a los servicios de la defensa la máxima atención. La guardia revolucionaria no se descuidará jamás. La historia enseña con demasiada elocuencia que los que olvidan este principio no sobreviven al error”.
Por eso hoy para todos los combatientes del MININT, el abrazo fraterno y la confianza multiplicada de todo un pueblo que siempre tendrá con ellos una trinchera compartida.
sábado, 4 de junio de 2016
La OEA, un disparate repetido
.Orlando Guevara Nùñez.-
El 31 de enero de 1962, el Ministerio de Colonias Yanquis- como calificó el canciller cubano, Raúl Roa García, a la Organización de Estados Americanos (OEA) decidió expulsar a Cuba de ese organismo. El mandato de su amo se impuso al interés latinoamericano, a la ética, a la moral y al respeto al derecho soberano de los pueblos a elegir su propio destino.
Con anterioridad, del 12 al 18 de agosto de 1959 –todavía no se había declarado el carácter socialista de la Revolución- había sesionado en Chile la V Reunión de Consultas de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA. Allí el tema Cuba fue de principal atención. La influencia norteamericana alentaba el propósito no solo de aislar a este país, sino de justificar una agresión para derrotar al proceso revolucionario.
Un año después, del 16 al 21 de agosto de 1960, la VI Reunión de Consultas de la OEA tuvo lugar en Costa Rica.Allí se continuaron fraguando los planes contra Cuba.
Del 22 al 29 de agosto de ese mismo año, sesiona la VII Reunión de tal carácter, de la OEA, también en Costa Rica, donde fue aprobada la Declaración de San José, considerada como base para la futura expulsión de Cuba de ese organismo.
Llegamos así a la VIII Reunión de Consultas de los Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, celebrada del 22 al 31 de enero de 1962, con escenario en Punta del Este, Uruguay. Fue allí donde se consumó la conjura imperial contra Cuba, al determinarse la expulsión. He aquí el contenido esencial de la declaración condenatoria:
1. Que la adhesión de cualquier miembro de la Organización de los Estados Americanos al marxismo-leninismo es incompatible con el Sistema Interamericano y el alineamiento de tal Gobierno con el bloque comunista quebranta la unidad y solidaridad del hemisferio.
2. Que el actual Gobierno de Cuba, que oficialmente se ha identificado como un Gobierno marxista-leninista es incompatible con los principios y propósitos del Sistema Interamericano.
3. Que esta incompatibilidad excluye al actual Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano.
4. Que el Consejo de la Organización de los Estados Americanos y los otros órganos y organismos del Sistema Interamericano adopten sin demora las providencias necesarias para cumplir esta Resolución.
Estas resoluciones fueron adoptadas por el voto de catorce países a favor, uno en contra (Cuba) y seis abstenciones (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y México).
A esta nueva agresión, respondió Cuba, el 4 de febrero de 1962, con la II Declaración de La Habana, cuyos postulados auguraron el presente de lucha, de razones y de triunfos independentistas de los sufridos pueblos de América. Cuba fue separada de la OEA, pero no fue segregada de los pueblos.
Las agresiones, sin embargo, continuaron. En julio de 1964, la IX cita de este carácter de la OEA tuvo lugar en Washington, Estados Unidos. Entre las órdenes impartidas por el amo imperial en esa ocasión, se cuentan:
.Que los Gobiernos de los Estados Americanos no mantengan relaciones diplomáticas ni consulares con el Gobierno de Cuba.
.Que los Gobiernos de los Estados Americanos interrumpan todo su intercambio comercial, directo o indirecto, con Cuba, con excepción de los alimentos, medicinas y equipos médicos que por razones humanitarias puedan ser enviadas a Cuba.
. Que los Gobiernos de los Estados Americanos interrumpan todo transporte marítimo entre sus países y Cuba, con excepción del transporte necesario por razones de índole humanitaria.”
Las nombradas excepciones por “razones humanitarias” nunca se cumplieron y fueron solo una fachada encubridora del carácter genocida de esa politica contra Cuba.
Se acordó también:
“Facultar al Consejo de la Organización de Estados Americanos para que mediante el voto afirmativo de los dos tercios de sus miembros, deje sin efecto las medidas en la presente resolución, desde el momento en que el Gobierno de Cuba, haya cesado de constituir un peligro para la paz y la seguridad del continente.”
En realidad, para esa fecha, en América Latina, solo Bolivia, Brasil, Chile, Uruguay y México mantenían relaciones diplomáticas con Cuba Y entre los meses de agosto y septiembre de ese año, quedó únicamente México con esa condición.
Aún así, se pretendió que Cuba se mantuviera atada a los designios de una organización de la que había sido separada. Así lo denunció el Canciller de la Dignidad, Raúl Roa García, cuando en noviembre de ese mismo 1964 declaró que: : “Cuba fue arbitrariamente excluida de la OEA...Ni jurídica, ni factual, ni moralmente la OEA tiene jurisdicción ni competencia sobre un Estado al que se ha privado ilegalmente de sus derechos.”La gran ventaja de los cubanos, en esa ocasión fue que, además de habernos liberado del imperio yanqui, nos liberamos de ese engendro político malévolo que es la OEA.
Hoy, el Ministerio de Colonias Yanquis, con voz de ultratumba, se suma a los designios imperiales contra los pueblos a los cuales, en realidad no representa. En eta ocasión, es Venezuela quien está en su colimador. Su preocupación no han sido los golpes de estado disfrazados de democracia en Honduras, Paraguay, las políticas de desestabilización en Argentina, en Bolivia, Ecuador, el reciente golpe en Brasil. Para esa dependencia del gobierno de los Estados Unidos, la priorioridad es destruir a Venezuela, defender, como lo hicieron en Cuba, a los reaccionarios, a los enemigos del pueblo.
Recuerdo que en aquella ocasión, los cubanos enarbolamos una consigna que fue cumplida: ¡Con OEA o sin OEA, ganaremos la pelea! Y no solo la ganamos, sino que la seguiremos ganando. Y los intentos contra la Revolución bolivariana, terminarán en el mismo fracaso para la OEA y sus amos del Norte.
En aquella epopeya de 1962, Cuba quedó aislada de los gobiernos, pero no de los pueblos. Ahora, los aislados son el imperio y la propia OEA. Los pueblos, cada vez más, se unen contra sus enemigos que, aunque envalentonados por algunos avances en América Latina, terminarán derrotados.
Tiempos de Revolución: Lumumba
.Orlando Guevara Núñez.-
El esfuerzo por recordar su nombre ha sido en vano. Y sólo acude a mi mente una joven figura de color negro, sonrisa bonachona y un carácter inquieto y alegre, a quien todos conocíamos como Lumumba, en cariñosa evocación del líder africano asesinado en El Congo, en febrero de 1960.
Su nivel cultural era bastante bajo, pero su apasionamiento por la Revolución le daba fuerzas para entrar en cualquier discusión y desempeñar su papel como dirigente voluntario de la Asociación de Jóvenes Rebeldes.
Junto a Lumumba estudiábamos los discursos de los dirigentes de la Revolución. Y recuerdo lo peculiar de su vacilante lectura. Porque cuando llegaba al lugar donde, entre paréntesis, decía aplausos, todos los presentes, comenzando por él, teníamos que aplaudir. Y cuando decía risas la cosa era más espontánea, porque de solo él leer la palabra y mirarnos, ya todos nos reíamos.
Lumumba provenía de una familia extremadamente humilde. Y él mismo recordaba su pasado de miseria y humillación, para esa fecha aún muy reciente. Y siempre nos planteaba que teníamos que defender a Fidel y a la
Revolución, aunque a decir verdad, en aquellos tiempos no teníamos plena claridad de cómo conseguirlo.
Un día, el muchacho nos explicó una fórmula sencilla de hacerlo y enseguida la pusimos en práctica. Nos parábamos en una esquina o en medio de la calle, convocábamos a los transeúntes y les impartíamos una charla revolucionaria, en la cual repetíamos lo que en sus discursos decían nuestros dirigentes, especialmente Fidel, y hacíamos un llamado a defender la Revolución.
Terminada una charla, mudábamos el espectáculo para otra parte, con otro público - a veces algunos tenían que ver dos veces la función - con el mismo contenido.
Por lo general nadie nos refutaba nada. Pero en los pocos casos que alguien se atrevió, valiéndose de ofensas, la charla cambiaba de tono y alguna vez los puños sustituyeron a las palabras para cobrar el agravio y defender de cualquier forma la Revolución. Y el día que un gusarapo nos dijo que el uno, dos, tres, cuatro, de las Patrullas Juveniles, no era otra cosa que comer mierda y romper zapatos, donde casi se rompieron unos cuantos fue en las partes más íntimas del cuerpo del provocador.
Con Lumumba comenzamos a realizar trabajos voluntarios, a recoger dinero para la Reforma Agraria y la compra de armas y aviones. Y aprendimos, sobre todo, a defender a la Revolución, aunque sin mucha conciencia todavía de cómo construirla. Y debo reconocer una cosa en la cual nunca aquel Joven Rebelde se equivocó: en saber identificar a los amigos y enemigos.
En lo único que una vez estuvimos todos en contra de Lumumba, fue cuando nos dijo, con toda la solemnidad del mundo, que los Jóvenes Rebeldes no debíamos tener relaciones sexuales hasta llegado el matrimonio. Le dijimos que no haríamos ese compromiso y continuaríamos siendo jóvenes más rebeldes. Ante la insubordinación, simplemente nos miró a todos como compadeciéndose por nuestra falta de conciencia. Pasamos a otro punto del orden del día y más nunca se abordó el tema. Muchos años después, conocí que aquella propuesta no era de la cosecha de quien la planteó y que esa misión, la había tomado de un superior.
Si a alguien hoy se le ocurriera actuar como en algunos casos lo hizo aquel muchacho, su historia llegaría hasta ahí. Porque ahora las condiciones son distintas. Pero son distintas y hemos llegado hasta el presente, porque al inicio hubo muchos Lumumbas -con sus seguidores- que abrieron el camino de una etapa en la que ya teníamos Revolución, aunque comenzábamos entonces a ser revolucionarios. Y no todo es obsoleto, porque la pasión revolucionaria que lo impulsaba, sigue siendo un ejemplo para nuestra actuación presente.
Nunca más he vuelto a ver a Lumumba. No sé dónde está ni qué hace. Pero si algún día nos encontráramos de nuevo, no albergo dudas de que las bromas provocadas por el recuerdo de las ingenuidades, ocuparían menos lugar que el recuento de lo avanzado por la Revolución que juntos aprendimos a defender y que desde el inicio fue el sentido de nuestras vidas. Y tal vez lamentaríamos el no ser ya jóvenes, pero nos sentiríamos orgullosos de continuar siendo rebeldes.
Recientemente, conversando con un compañero sobre esos primeros años, me dijo que a esa etapa podría llamársele tiempos de barbarie. Le contesté que no pensaba de igual forma y que tal vez fuera mejor llamarla Tiempos de Revolución. Creo que es un nombre no sólo más bonito, sino también más justo: ¡Tiempos de Revolución!