viernes, 29 de noviembre de 2019

Estados Unidos, entre frustraciones y ridículos




.Orlando Guevara Núñez
El gobierno genocida de Donald Trump, no haya cómo remediar  su frustración al no poder eliminar a la Revolución cubana. No han podido las agresiones, las amenazas, el bloqueo, las mentiras, el intento de aislamiento. Y por eso el ensayo ridículo de querer convertir en “líder”  a un delincuente, mercenario, al cual paga en Cuba con el dinero de los contribuyentes de ese país.
Como siempre en esa pretensión de fabricar “héroes”  ha seleccionado la peor de las materias primas. Ese es José Daniel Ferrer, cuya “heroicidad” ha sido la violencia contra sus propios secuaces, incluyendo a su esposa sin importarle su estado de gestación. Un mentiroso sin escrúpulos, que alardea de ser “un tipo duro” solo ante un cuerpo policial que sabe no utilizará contra él la violencia.
Pero en este nuevo intento, caen Trump y su pandilla en un grave error. Porque no es lo mismo adoptar medidas desde el exterior que pretender  fomentarlas dentro del país. Así, violando todas las normas internacionales y de la Convención de Viena.
El  desequilibrado Pompeo, tan frustrado como su presidente,  encomendó  a la  encargada de negocios de esa misión diplomática, Mara Tekach, ocuparse de promover la violencia, perturbar el orden en nuestro país, junto a otras acciones contra la legalidad.  Y ella, desde luego, se ha sumado al peligroso juego.
Que se ocupen de hacer lo que han hecho siempre, proteger a los individuos de baja calaña, mercenarios, mentirosos y huérfanos de moral- molde perfecto para su fábrica de “Cuadros”- les habrá dado buenos dividendos en otros lugares, pero en la Cuba revolucionaria no pasará de otra frustración.
Cuba, como lo han expresado nuestro Presidente y nuestro  Canciller, no permitirá violaciones en nuestro suelo. Nuestro pueblo está preparado para defenderse y sabe cómo hacerlo en cualquier   campo que sus enemigos  escojan. El imperio yanqui – y sus súbditos en otras partes del mundo- tan frustrados como ellos en su odio hacia la Revolución, seguirán revolcándose  en su propio estiércol. Los cubanos seguiremos invictos. Trabajando, avanzando, combatiendo y venciendo. Y ellos, como siempre, seguirán entre frustraciones y ridículos.

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