.Orlando Guevara Núñez
Cada vez que se acerca una votación en la ONU sobre la
necesidad de eliminar el bloqueo económico, comercial y financiero de los
Estados Unidos a Cuba, el gobierno de ese país no tiene otra salida que
comenzar a inventar mentiras que ni él mismo se las cree.
Así está sucediendo ahora. Uno de esos episodios fue la
farsa montada en la propia sede de las Naciones Unidas, organismo al que el
gobierno imperial solo le conoce utilidad
cuando trata de utilizarlo en contra de otros pueblos.
Lo que no ha podido lograr con el bloqueo, con amenazas y
agresiones, trata de lograrlo mintiendo, engañando a la opinión pública,
incluyendo a la de su país. Y tiene el cinismo de hablar sobre derechos humanos
el gobierno responsable de que en el mundo existan cientos de millones de
humanos sin derechos.
Y hablar de democracia el gobierno más antidemocrático
que existe en el universo, no solo porque la viola en su propio país, sino
porque ayuda a avasallarla y pisotearla en muchos países, violando los más
elementales principios del derecho internacional y la autodeterminación de los
pueblos.
Lamentablemente, en Estados Unidos, la opinión pública
contra la política agresora de su país no se hace sentir cuando los muertos,
los heridos y las destrucciones la ponen otros pueblos. ¿Habrá que esperar,
como cuando Vietnam, que lleguen a territorio estadounidense miles de cadáveres,
para que ese gobierno sienta la presión interna?
Es de lamentar, además, que en ese país poderoso, su “democracia”
permita elegir a gobernantes tan irresponsables como su actual presidente y la
camarilla que lo acompaña. Esos son, en realidad, los únicos que pueden poner
en peligro la seguridad de esa nación, por su política guerreristas capaz de
crear un conflicto del cual no sobrevivirían ni los agredidos ni los agresores.
Así lo demuestran los hechos relacionados con la
península coreana, la ruptura del tratado con Irán, la guerra comercial con
China y más reciente en el caso de un tratado militar con Rusia. Están jugando
a una guerra que pondría en peligro en la existencia de la propia especie
humana.
El problema esencial radica en que los multimillonarios,
como Trump, siempre harán todo lo posible por acumular más millones en sus
bolsillos, a costa del despojo y la explotación de millones de personas, aunque
para ello tengan que agredirlos y asesinarlos cuando el chantaje y la presión
no surjan efecto.
Afortunadamente, estos no son los tiempos de Hiroshima y Nagasaki.
Y la impunidad tiene sus límites. En cuanto a Cuba, hemos resistido seis
décadas sin rendirnos. Y el calendario no conocerá nunca ni la rendición, ni la
derrota. Aunque la estupidez yanqui siga sin tener límites.
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