.Orlando Guevara Núñez
En la mañana de este 4 de mayo, los combatientes
internacionalistas de la asociación de base Sergio Marañón Pérez, de la
Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, en el santiaguero Distrito
José Martí, tuvimos una emotiva sorpresa.
Fuimos convocados para
recibir la Medalla Conmemorativa
60 aniversario de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. De ocasiones
anteriores, recordábamos los actos solemnes, en filas bien formadas, en un
ambiente cuya solemnidad imponía el silencio. Una entrega de medalla, un
saludo, un apretón de manos, la
felicitación acostumbrada.
Pero esta vez fue distinto. El silencio cedió su lugar al
bullicio, las risas, los saludos, las muestras de admiración de más de 900
pioneros del Seminternado de Primaria Generalísimo Máximo Gómez Báez, radicado
en nuestra propia área.
La espontaneidad desplazó todo lo formal. El recibimiento
trascendió los aplausos. Los niños
venían al encuentro de los combatientes, los saludaban, les preguntaban
el significado de las medallas que portaban. Extendían pequeños pedazos de
papel, evidentemente arrancados de sus libretas, para que les fueran firmados.
Nunca, ninguno de los allí condecorados, había recibido tantos besos y abrazos infantiles
en tan breve tiempo.
Por momentos, toda la atención era de los combatientes
hacia los niños. Hablaron sobre Martí, Fidel, Raúl, Camilo, El Che, Almeida.
Rememoraron el poema del Indio Naborí, Marcha triunfal del Ejército Rebelde. Y a
Bonifacio Byrne defendiendo el amor hacia la bandera de la estrella solitaria.
Una pionera expresó que el compromiso de ellos era saber
defender la Revolución y, cumplir el legado de Fidel de que primero se hundirá
la Isla en el mar antes que consintamos en ser esclavos de nadie.
Después, por primera vez, manos infantiles prendiendo
medallas en pechos que, más por la condecoración, vibraban de emoción ante la
ternura y la sencillez de quienes la imponían. Así, en esta mañana de mayo, en
nuestros pechos quedó prendida una medalla; en nuestros corazones, quedó
prendido otro premio mayor: el cariño de los niños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario