.Orlando Guevara Núñez
Que Cuba y Venezuela estén hoy a la vanguardia de la
Revolución y del antiimperialismo en América Latina, no es una casualidad. Es
una continuidad histórica. Lo que sucede hoy, tiene raíces en lo sucedido desde
siglos atrás.
En Venezuela nació Simón Bolívar, El Libertador, el
hombre cuyo pensamiento y acción
trascendieron fronteras. Bolívar
vio la lucha y el triunfo como
unidad de pueblos, no como un pueblo aislado. Y vislumbró el peligro de los
Estados Unidos como enemigo de la independencia de nuestros pueblos de América.
“Los Estados Unidos parecen destinados
por la providencia para a plagar la América de miseria, en nombre de la libertad”.
Fue el héroe más grande de la epopeya libertaria contra el colonialismo
español.
En Cuba, a los 23 años de haber muerto Bolívar, nació José Martí, el Apóstol de nuestra
independencia. Ardiente defensor de las
ideas del Libertador. “De
Bolívar se puede hablar con una montaña por tribuna, o entre relámpagos y
rayos, o con un manojo de pueblos libres en el puño, y la tiranía descabezada a
los pies”
También diría el Héroe Nacional Cubano: ¡Pero
así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo, sentado aún en la
roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los pies; así está
él, calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin
hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía!
Y tuvo Martí
un pensamiento y una acción en plena correspondencia con el nuevo tiempo que le
tocó vivir. Fue latinoamericanista, fue antiimperialista y denunció la esencia
del naciente imperio norteamericano.
“Ya estoy todos
los días en peligro de dar mi vida por
mi país y mi deber- puesto que lo entiendo y tengo fuerzas para
realizarlo- de impedir a tiempo con la
independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y
caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice
hasta hoy, y haré, es para eso”. “Conozco el
monstruo porque viví en sus entrañas, y mi honda es la de David”
Pero Martí cayó en combate sin poder ver realizada su
obra de derrotar al colonialismo
español y edificar la república que
sonó.
No es casualidad que haya sido Bolívar el protagonista de
la primera independencia de los pueblos de América, y haya sido Martí quien
proclamó que había llegado la hora de la segunda independencia americana.
No es extraño, que haya sido en Cuba, suelo martiano, donde
nació Fidel Castro Ruz, el joven revolucionario que el 26 de julio de 1953
protagonizó el asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos
Manuel de Céspedes, en Bayamo. Y que ante el tribunal que lo juzgaba por
aquella acción, proclamara que el único autor intelectual del hecho era José Martí.
Luego del Moncada vino la prisión, después el exilio en
México. Le siguieron el desembarco del Granma, la lucha en la Sierra Maestra, y
el primero de enero de 1959, ¡la victoria!
El ideal martiano se convirtió en fuerza de pueblo. No es casual que el
primer país visitado por Fidel luego del triunfo haya sido Venezuela, el 23 de
enero de ese mismo año.
Fidel se convirtió no solo en líder cubano, sino
latinoamericano y más allá. Comandante de América lo llamaron muchos. Patriota,
latinoamericanista, antiimperialista. Como Martí, decidió echar su suerte con
los pobres de la tierra.
Y no es casualidad que en Venezuela, suelo bolivariano,
haya nacido Hugo Chávez Frías, un año después del asalto moncadista en Cuba.
Luchó por la libertad de Venezuela, sufrió prisión, pero alcanzó la victoria.
No es casualidad que Fidel Castro y Hugo Chávez se
unieran para seguir haciendo en América lo que a Bolívar y Martí les quedó
pendiente por los holocaustos de Santa Marta y de Dos Ríos.
No es casualidad que el 26 de julio de 1822, se reunieran
en Guayaquil, Ecuador, Simón Bolívar y José de San Martín, en pos de la
victoria decisiva contra el coloniaje español. Y que exactamente 131 años después,
haya comenzado en Cuba la última etapa de lucha por la libertad y la
independencia.
No es casualidad que José Martí haya tenido que salir,
forzosamente, de Venezuela, el 28 de julio de 1881. Y que exactamente 63 años
después haya nacido allí Hugo Chávez, un ferviente martiano.
Pero Cuba y Venezuela han estado unidas no solo en la
historia, sino también en la sangre. Y tampoco es casualidad que el 8 de mayo
de 1935 haya caído en Cuba, un patriota venezolano Carlos Aponte, junto al
revolucionario Antonio Guiteras, ambos
asesinados por la dictadura de turno.
Y que el día 8 de mayo de 1967, exactamente 32 años más
tarde, cayera en una playa venezolana, en cumplimiento de su deber internacionalista,
el joven revolucionario cubano Antonio Briones Montoto.
En todas estas cosas pensé cuando se abrazaban, allá en
Venezuela, los presidentes Miguel Díaz Canel, de Cuba, y Nicolás Maduro, de
Venezuela. Abrazo de hermanos, continuidad
de Bolívar y de Martí, de Fidel y Chávez. De Cuba y Venezuela, baluartes
todos de la libertad y la independencia americana.