. Orlando Guevara Núñez
Las elecciones en Colombia son noticia en las redes
sociales. Y en la programación de Telesur ocupa destacados espacios. He
escuchado muchos análisis de reconocidos
especialistas de la política. Y he visto cómo, algunos en ese país,
dicen querer salvar a Colombia del “chavismo” y del “castrismo”...
Y sé que de corazón quieren evitarlo. Y para eso tienen
que demonizar a Cuba y a Venezuela. Pero sus únicas armas para ese fin están
muy claras: la ocultación de la verdad y la difusión de la mentira:
De eso se ocupan algunos políticos, apoyados por la
prensa que ha cambiado su oficio de informar y enseñar, por el de desinformar y
embrutecer. No pretendo opinar sobre las elecciones colombianas, pues eso
corresponde a los colombianos. Pero soy cubano, y si me dicen digo.
¿Por qué sembrar el miedo al ·”castrismo” y al “Chavismo”
La razón está clara. Hablaré sobre Cuba. A quienes alimentan ese odio, no les
conviene en absoluto que se sepa la verdad sobre nuestro país. ¿Qué pasaría si
ese pueblo supiera que en nuestro país no existe guerra fratricida, sino un
pueblo unido, solidario, que trabaja y estudia, sin otro odio que el de los
enemigos del exterior?
¿Que pasaría, si supieran todos los colombianos que en
Cuba no existe el narcotráfico, ni bandas paramilitares, ni persecusiones ni asesinatos
políticos, ni desaparecidos, ni torturados, ni desplazados? ¿Qué pensaría el
pueblo colombiano si supiera que en Cuba todos los campesinos son dueños de la
tierra que trabajan, que cuentan con créditos, ayuda técnica, mercado seguro
para sus productos, y no existe el desalojo porque no existen latifundistas?
¿Qué pensarían los colombianos, si supieran el “castrismo”
significa que todos los cubanos, sin discriminación de ningún tipo, gozan de
forma totalmente gratuita de los servicios de salud, desde que la persona nace
hasta que muere?
¿Cómo reaccionarían esos electores, si supieran que en
este país, al que calumnian, no existe analfabetismo y la educación es gratis
para todos, en todos los niveles de enseñanza? ¿Y si supieran que este país,
bloqueado por el imperio norteamericano, es, en el mundo, el que más médicos tiene
por habitante y más docentes por alumnos? ¿Y que no existe un solo niño sin
maestro y escuela?
¿Qué pensarían, realmente, del “castrismo” si conocieran
que en Cuba no existen pordioseros, que nadie queda desamparado, porque el
Estado socialista le garantiza la protección?
Habría que ver cómo reaccionan, si supieran que en Cuba,
todo ciudadano tiene, no solo derecho a votar y elegir a sus dirigentes, sino
el derecho de participar y ser parte de las decisiones, de discutir las
principales leyes y de sustituir a los elegidos
si no cumpliesen con sus deberes.
Y si supieran que los cubanos somos un pueblo con todos
los derechos humanos garantizados. Que los hemos proclamado en las urnas, los
hemos materializado en los centros laborales, en las bases campesinas, en los
planteles estudiantiles, en las comunidades y los hemos defendido hasta con
nuestra propia sangre.
No somos un pueblo donde los gobernantes prometen. Sino
que trabajan para el pueblo. Y gobernamos con ellos. Porque el gobierno es el
pueblo y el pueblo es el gobierno. Porque
el ejército es el pueblo y el pueblo es el ejército.
Esto explica que algunos políticos no quieran “castrismo” en Colombia. Pero ese
concepto, incluso, está equivocado, porque no es castrismo, ni chavismo, lo que
necesita ese país, sino justicia, y un gobierno capaz de enfrentar los grandes
problemas allí existentes y los resuelva. Para que, de verdad, no existan
humanos sin derechos. Cuba, lo único que representa, es un ejemplo.
Y quienes no quieren para el pueblo colombiano, lo que ha
logrado el pueblo cubano, tienen razón para ocultar ese ejemplo.
A los colombianos les deseamos éxitos y prosperidad. Y
que libremente escojan a quien quieran. Y que ojalá escojan a quien necesitan.
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