.Orlando Guevara Núñez
El
combate de El Uvero, el 28 de mayo de 1957,
al decir del Che, marcó la mayoría de edad de la guerrilla, integrada
para esa fecha por sobrevivientes de la expedición del yate Granma, campesinos
y obreros incorporados durante los días posteriores al desembarco, más un grupo
de combatientes que en marzo de ese mismo año habían subido a la Sierra Maestra,
enviados por el héroe de la lucha clandestina, Frank País García.
El
comandante Ernesto Che Guevara afirmó, además, que a partir de ese combate la
moral guerrillera se acrecentó, al igual que la decisión y esperanzas de
triunfo. “Estábamos- dijo - en posesión
del secreto de la victoria sobre el enemigo”, al tiempo que vaticinó esa acción
como el sellaje de la suerte de los pequeños cuarteles situados lejos de las
agrupaciones mayores del ejército batistiano.
Aquel
peleado triunfo de El Uvero, agiganta con el tiempo su dimensión histórica.
Allí, en esa localidad de la costa sur de la Sierra Maestra,
justo al lado de la carretera que hoy enlaza a las provincias de Santiago de
Cuba y Granma, un modesto obelisco precisa el
escenario de una de las más cruentas y audaces acciones de la guerrilla
revolucionaria, bajo el mando del Comandante en Jefe Fidel Castro, contra las fuerzas
enemigas que combatía.
Los
nombres de los héroes caídos ese 28 de mayo, son siempre recordados en cada
aniversario. Y allí, en El Uvero, el pueblo les rinde ese día, con una sentida
rememoración, el homenaje que les tributa perennemente con la obra que ellos no
pudieron disfrutar. Los cantos y flores dedicados por nuestros niños, jóvenes y
el pueblo todo, devienen himnos y estandartes sobre los cuales se alzan su
ejemplo y sus ideas.
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