.Orlando Guevara Núñez
El teatro que reunió al auditorio del presidente Trump para
anunciar su largamente anunciada nueva política hacia Cuba, es todo un símbolo
de la mente cavernícola del mandatario norteamericano. Lleva el nombre de
Manuel Artime, uno de los artífices de la invasión mercenaria de Playa Girón. Y
es que allí, en los Estados Unidos, los traidores, sin son cubanos, ascienden
al pedestal de los héroes.
Según reportes de agencias de prensa, compartían el escenario
veteranos de la Brigada 2506.Pocas veces se ha visto rendir tantos honores a
quienes fueron tan vergonzosamente derrotados. Por lo menos, si de divulgar experiencias
se trata, ellos podrían instruir bien a sus sucesores de cómo soltar las armas
al suelo y levantar bien las manos para
que los revolucionarios cubanos no los exterminemos.
El presidente norteamericano hizo gala, una vez más, de su
prepotencia y de su analfabetismo político. Sin dudas, su impopularidad en el
país que por desgracia lo eligió, descenderá a niveles recordistas. Su maridaje
con tipejos como Díaz Balart y Marco
Rubio, dando la espalda a la mayoría de su pueblo, no quedará impune.
No toma en cuenta el trasnochado mandatario que la
emigración cubana en ese país no es la misma de los primeros años de la
Revolución, cuando hacia allá partieron los asesinos, esbirros, ladrones,
explotadores y otros de la peor calaña, expulsados del poder por el pueblo
cubano, quienes fueron recibidos como héroes, apoyados, financiados y
protegidos para organizar la contrarrevolución.
Los cubanos no estamos sorprendidos por esa decisión
gubernamental yanqui. Ni nos amedrentamos ante las medidas anunciadas y las que
están por venir. Si a las equivocaciones anteriores ahora se suman estas, llegará
otra vez la ocasión en que mandatarios más cuerdos llegue a la conclusión de
que ningún bloqueo, ninguna presión, podrá debilitar, ni mucho doblegar, la
voluntad de los cubanos de mantener nuestra libertad e independencia.
El Comandante en Jefe Fidel Castro lo dijo hace mucho tiempo
y Raúl lo ha ratificado en fechas más recientes: estamos dispuestos al diálogo, dispuestos a
discutir cualquier tema, pero siempre en plena igualdad de condiciones, sin
sacrificar uno solo de nuestros principios, sin concesiones de ningún tipo.
Por lo visto, en las
relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, Trump y su pandilla seguirán
poniendo el oprobio, la injusticia, la
prepotencia; los cubanos seguiremos
poniendo la dignidad, la moral y la defensa de nuestra libertad e
independencia. Tenemos la seguridad de que Trump aportará a su país otra página
de derrota. Los cubanos seguiremos cimentando la victoria definitiva.
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