.Orlando Guevara Núñez
Es conocido que el Che era médico. Y que vino en la
expedición del Granma, con el grado de teniente, como Jefe de Sanidad. Pero
pronto el rigor de la lucha le puso ante sí una disyuntiva entre la medicina y la guerra.
A los tres días del desembarco, el 5 de diciembre de 1956, la tropa
expedicionaria – integrada por 82
hombres- tuvo su primer encuentro con el ejército de la dictadura batistiana.
Fue sorprendida, y su bautismo de fuego constituyó un revés que le costó tres
muertos, algunos heridos, entre ellos el Che, y la dispersión en varios pequeños
grupos.
En esas circunstancias, tuvo el combatiente
argentino-cubano su primera necesidad de elegir entre la profesión y la guerra.
En un relato suyo, así plasmó para la
historia aquel momento:
(…) La sorpresa había sido demasiado grande, las balas
demasiado nutridas. Almeida volvió a hacerse cargo de su grupo, en ese momento
un compañero dejó una caja de balas casi a mis pies, se lo indiqué y el hombre
me contestó con cara que recuerdo perfectamente, por la angustia que reflejaba,
algo así como “no es hora para cajas de balas” e inmediatamente siguió el
camino del cañaveral (después murió asesinado por uno de los esbirros de
Batista. Quizás esa fue la primera vez que tuve planteado prácticamente ante
mí el dilema de mi dedicación a la
medicina o a mi deber de soldado revolucionario. Tenía a mi lado una mochila
llena de medicamentos y una caja de balas, las dos eran mucho peso para
transportarlas juntas; tomé la caja de balas, dejando la mochila para cruzar el
claro que me separaba de las cañas”.
Ya en el desarrollo de la guerra, el Che despuntaba,
por su valor e inteligencia, como jefe guerrillero. Pero el combate de El
Uvero, el 28 de mayo de 1957, tuvo ante sí otra disyuntiva. Esta vez- así lo
afirmó: “tuve que cambiar una vez más el fusil por mi uniforme de médico (…).
En esa ocasión, cuenta el Che que, al entregarle
heridos al médico de la tropa de la tiranía, éste le dijo: “Mira, chico, hazte
cargo de todo esto porque yo me acabo de recibir y tengo muy poca experiencia”.
Así fue el Che, medico y soldado. En Alegría de Pío,
ante el peligro para su propia vida y la de sus compañeros, eligió las balas. En El Uvero, ante la
presencia de heridos- compañeros y enemigos- eligió la medicina... sin dejar de ser soldado.
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