miércoles, 22 de marzo de 2017

Para la juventud cubana, la misma confianza de Fidel




:Orlando Guevara Núñez
El 4 de abril de 1962, fundación de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) , el Comandante en Jefe Fidel Castro pronunció un discurso con visión de futuro. Y las esperanzas y la confianza  en ese futuro las cifró en los jóvenes.
“La Revolución que estamos haciendo nosotros no es la Revolución que nosotros queremos; la Revolución que nosotros queremos es la Revolución que van a hacer ustedes.  La sociedad que nosotros vivimos no es la sociedad que nosotros queremos.  La sociedad que nosotros queremos es la sociedad en que van a vivir ustedes”. 
La Revolución, con poco más de dos años de vida, no podía haber cumplido aún sus grandes objetivos de sustituir las estructuras capitalistas de explotación e injusticias para construir una sociedad  nueva, la sociedad socialista. No era esa una tarea sencilla, ni de un día para otro, en la cual “Nos ha tocado el momento de la Revolución en que las ideas tienen que abrirse paso por entre el bosque de los prejuicios, de los hábitos, de las costumbres y de las ideas de la sociedad vieja”. 
Cuando se produce el cambio de la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR) para la UJC, la juventud cubana había cumplido ya misiones heroicas, entre éstas la Campaña de Alfabetización y la salvación de la Patria durante la invasión mercenaria de Playa Girón, junto a otras en la defensa, el estudio y el trabajo. Por eso Fidel le expresó a los jóvenes su máxima confianza en ellos.
“Por todo lo que han hecho los jóvenes, por todo lo que han hecho en la historia de nuestra patria, por todo lo que han hecho en la historia de nuestra Revolución, es por lo que nosotros creemos en los jóvenes, creemos en los jóvenes, creemos en los jóvenes —y lo repito— porque creer en los jóvenes significa una actitud, creer en los jóvenes significa un pensamiento”. 
Y fundamentó más esa convicción: “Creer en los jóvenes es ver en ellos además de entusiasmo, capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud, ¡pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la patria, fe en la patria!, ¡amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí mismos!, convicción profunda de que la juventud puede, de que la juventud es capaz, convicción profunda de que sobre los hombros de la juventud se pueden depositar grandes tareas”. (…) Creer en la juventud es mirar todo lo que nuestra juventud puede hacer; es ver en esa juventud los dignos continuadores de la obra revolucionaria; es ver en la juventud a mejores continuadores o constructores de la obra revolucionaria mejores todavía que nosotros mismos”.
Creer en la juventud – afirmó ese día Fidel- es ver en ellos la generación del mañana, una generación mejor que nuestra propia generación, una generación con muchas más virtudes y muchos menos defectos que las virtudes y los defectos de nuestra propia generación".
Hablaba ese día Fidel para trazar una ruta hacia la sociedad por venir. Hablaba para quienes tendrían la responsabilidad de construir y defender esa sociedad, diametralmente opuesta a aquella de la que aún estábamos saliendo. Por eso definió el carácter de la organización que ahora nacía como vanguardia de la juventud cubana.
“¿Es acaso un extremismo bautizar la organización juvenil con el nombre de Unión de Jóvenes Comunistas?  ¡No!  ¡No!  Porque, precisamente, la función de esa organización es formar jóvenes que tengan una actitud comunista ante la sociedad y ante la vida; de formar jóvenes que han de vivir en una sociedad nueva, en una sociedad distinta, en una sociedad muy diferente de la sociedad en que hemos vivido.  La misión de esa organización es formar jóvenes capaces de construir esa sociedad y de vivir en esa sociedad”. 
Una organización con esa tarea, tendría que ser integrada por jóvenes que llegaran a ella avalados por su calidad, por sus méritos, por ser modelos en todo su actuar, dignos de llamarse joven comunista. Jóvenes, como lo dijo Fidel, que actúen no con el prestigio y la autoridad  que les otorgue la organización, sino que la organización actúe con el prestigio y la autoridad que esos jóvenes le aporten.
Partiendo de ese concepto, si la AJR era una organización no selectiva, ese carácter sí lo tenía ahora la UJC. Así lo definiría Fidel aquel histórico 4 de abril:
“Todos no podrán ser Jóvenes Comunistas.  Jóvenes comunistas podrán llamarse solo aquellos que, por su conducta y por sus méritos, sean acreedores a pertenecer a esa organización.
“Es decir, que hay que tener temple para ser un Joven Comunista, hay que tener carácter para ser un Joven Comunista, hay que tener abnegación para ser un Joven Comunista, hay que tener vocación para ser un Joven Comunista, hay que saber cumplir.  .
“Porque el Joven Comunista tiene que ser un apóstol de sus ideas, un predicador de sus ideas, y tiene que predicar, en primer lugar, con el ejemplo; tiene que conquistar jóvenes y no alejar jóvenes.  Quien aleje jóvenes de sí con sus métodos despóticos, con su desprecio y con su falta de generosidad hacia los demás jóvenes, no puede ser un Joven Comunista”.
“El Joven Comunista, además, tiene que estar dispuesto a dar su vida por la Revolución y por la patria sin vacilación.  Esa es condición esencial de todo Joven Comunista.  Y así el carácter y el concepto del Joven Comunista tiene que ir formado de todos esos atributos, de todas esas cualidades, de todas esas virtudes, de manera que ser Joven Comunista constituya el más alto, el más señalado y el más preciado galardón de todo joven”. 
Con ese legado fidelista, la Unión de Jóvenes Comunistas llega al aniversario 55 de su fundación. En gran parte, la sociedad nueva se ha construido y defendido en Cuba. Pero el camino por recorrer es aún largo y requerirá no menos sacrificio y consagración que los realizados hasta ahora. Otro es el momento histórico, otras las tareas, pero los enemigos son los mismos e iguales sus objetivos, aunque las armas sean distintas.
Hoy es válido recordar aquel momento fundacional de la UJC para seguir reafirmando la confianza expresada por Fidel en la juventud, junto a la convicción de que el porvenir de la patria está y estará seguro en sus manos.

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