.Orlando
Guevara Núñez
Aún
recuerdo aquel 28 de septiembre de 1960.
Era un muchacho campesino, que integraba ya las filas de la Asociación de
Jóvenes Rebeldes (AJR) y estaba en disposición de defender la Revolución, aunque
no tenía la plena certeza,desde el punto de vista personal, de cómo hacerlo.
En
la zona rural donde vivía, no existía la
televisión. Pero escuché el discurso de Fidel por la radio. Oí lo de los
petardos, la reacción del pueblo pidiendo paredón para los vendepatrias y
apoyando a Fidel y a la Revolución. Y se me grabó en la mente la afirmación de
nuestro Comandante en Jefe de que los enemigos estaban jugando con el pueblo y nosabían
la tremenda fuerza del pueblo.
Y
en aquel momento, entre petardos terroristas e indignación de pueblo, surgió la idea de Fidel de
organizar los comités de vigilancia en cada cuadra. Confieso que no tenía la
más mínima idea de cómo eso podría hacerse, ni quién lo organizaría, ni cuándo.
Pero el mensaje estaba claro: había que
organizarse para combatir a la contrarrevolucion.
Un
día, poco después, me llamó el Presidente de la Brigada Juvenil de Trabajo
Revolucionario de la AJR en el barrio, Ramón Guevara Montano (yo era el
organizador) y me dijo que debíamos constituir un Comité de Defensa de la
Revolución. Le pregunté sobre qué iba a hacer ese Comité y solo me dijo: “eso mismo: ¡Defender la Revolución!”
Visitamos
a algunos vecinos y formamos el Comité. La única orientación fue vigilar al
enemigo, aunque, en realidad, en aquella zona, no había personas contrarias al
proceso revolucionario.
Algún
tiempo después, Ramón Guevara Montano –primo mío- fue llamado a la vida
militar, donde alcanzó los grados de teniente y en abril de 1970, en la región
oriental de Baracoa, cayó combatiendo a un grupo de infiltrados de la CIA.
Otros tres compañeros cayeron junto a él.
El
nacimiento de los CDR fue así, en medio del fragor del combate, sin papeleo ni
ceremoniales. Fue un movimiento espontáneo, ágil, que en poco tiempo puso a raya al enemigo a todo lo largo y ancho del
país.
El
propio desarrollo de la Revolución, su enfrentamiento al enemigo y las tareas
políticas, económicas y sociales, fueron la savia que nutrieron la vida de esta
organización que cuenta hoy, después de 56 años, con unos ocho millones de
integrantes en el país.
Este
27 de septiembre, como en todas las cuadras, en la mía nos reuniremos los
cederistas para esperar y celebrar la
fecha. Ya ninguno de los fundadores tiene aquí cargos de dirección. Unos ya no
están físicamente; otros, con limitaciones de salud. La dirección completa está
integrada por jóvenes que incluso sus padres no habían nacido o eran niños
aquel 28 de septiembre de 1960.
Pero
la organización sigue marchando. Sigue siendo una fuerza inextinguible de pueblo. Continúa defendiendo
la Revolución. Haremos una caldosa y un
brindis para esperar y celebrar la fecha
y ratificaremos nuestro apoyo sin límites al socialismo que construimos y
defendemos. Y lo haremos con el orgullo de contar todavía junto a nosotros al
fundador de los CDR, al cederista mayor, al creador de una organización sin
pararelos en el mundo, a nuestro eterno Comandante en Jefe Fidel Castro.
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