La prepotencia y el descaro del gobierno de los Estados Unidos no tienen límites. El imperio yanqui carece de autoridad jurídica, política y moral para intervenir en las cuestiones internas de Venezuela y de cualquier otro país. Pero en esta confrontación, Estados Unidos continuará aportando el crimen, la mentira y la derrota, mientras que el pueblo venezolano seguirá enarbolando la paz, la verdad y la victoria.
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