El verdadero terror que representa
Cuba para los Estados Unidos.
.Orlando Guevara Núñez
Los trece gobiernos norteamericanos a partir del triunfo de la Revolución cubana- desde Eisenhower hasta Biden- han utilizado el falso argumento del terrorismo para su propósito de destruirla. Pero, en realidad, ¿cuál es el terror que siente el imperio yanqui cuando de Cuba se trata?
En primer lugar, el terror de que Cuba es la demostración de que un pueblo puede resistir y vencer frente a la política hegemónica de los Estados Unidos. Y de que la otrora Doctrina Monroy perdió su invulnerabilidad en este continente.
Los aterroriza la demostración cubana de que el socialismo es posible y representa la alternativa futura de los pueblos frente al capitalismo brutal que los oprime y explota.
Se aterrorizan ante el real ejemplo socialista de que los capitalistas no pueden existir sin los obreros, pero los obreros si pueden existir sin los capitalistas. Y por eso creen erróneamente que eliminando a Cuba pueden eliminar el socialismo como opción de otros pueblos.
Saben que el ejemplo de Cuba gana terreno en el mundo, mientras que la influencia imperialista decrece y solo puede existir mediante la fuerza, las guerras, los despojos y amenazas, cimentadas en un verdadero terrorismo.
Ese miedo, ese terror, nació antes del triunfo de 1959. Por eso trataron de que provocar el aborto de la Revolución, o de por lo menos hacerla nacer mediatizada, enmarcada en los moldes fabricados por los Estados Unidos.
En fecha tan temprana como el 20 de julio de 1957, el héroe de la lucha clandestina, Frank País, en carta a Fidel Castro, le expone sus consideraciones sobre una conversación con el cónsul norteamericano en Santiago de Cuba. Ante la certeza del triunfo guerrillero, surgía el intento de encasillar el gobierno revolucionario en moldes que no obstruyeran el dominio neocolonial yanqui sobre este país y que ahora veían en peligro.
Y apunta Frank en su misiva: “Nos dijo abiertamente que el gobierno norteamericano había cambiado su política para con Batista, que nos miraba con simpatía y que si llegáramos al poder en cualquier forma nos apoyarían y reconocerían inmediatamente. Sus recelos son de que no podamos controlar solos el poder siguió diciendo (la conversación duró dos horas y media) que el gobierno americano no tiene inconvenientes en reconocer gobiernos puramente nacionalistas, inclusive que no veían con malos ojos que nacionalizaran todas las industrias americanas y que se revisaran los tratados comerciales, pero con tal de que seamos efectiva y únicamente nacionalistas. Noté que le tiene pánico a que detrás de nosotros se muevan los comunistas”(,,,)
La respuesta de Fidel a Frank, redactada el 21 de julio expone su aprobación a que un diplomático estadounidense visite la Sierra Maestra. Esta dispuesto al dialogo, como se haría con cualquier otro país democrático.
Pero la inteligencia y la firmeza de principios del jefe revolucionario se levanta como valladar ante el intento mediacionista. “¿Qué nos hacen exigencias? Las rechazamos. ¿Qué desean conocer nuestras opiniones? Las exponemos sin temor alguno, ¿Qué desean estrechar los lazos de amistad con la democracia triunfante en Cuba¿ ¡Magnifico! Es un síntoma de que se reconoce el desenlace final de esta lucha. ¿Qué nos proponen una mediación amistosa? Respondemos que no hay mediación honrosa, ni mediación patriótica, ni mediación posible en esta lucha. Y eso no hay que decirlo, ya está dicho en el Manifiesto de la Sierra Maestra”.
En ambas misivas reseñadas en el libro Lucharemos hasta el final, cronología 1957, del autor Rolando Dávila Rodríguez, pueden notarse las razones del terror siempre presente en los gobiernos de los Estados Unidos respecto a Cuba, O lo que es lo mismo: No es que Cuba sea terrorista. Es el terror de Estados Unidos a la multiplicación del ejemplo cubano.
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