jueves, 4 de agosto de 2022
Agosto 6 de 1960 Cuba hacia su independencia económica
.Orlando Guevara Núñez
El 6 de agosto de 1960, la Revolución cubana dio un paso trascendente en la consolidación de la independencia política ganada en enero de 1959, como medio principal para marchar hacia su independencia económica. Ese día el Comandante en Jefe Fidel Castro anunció la nacionalización de 26 grandes empresas norteamericanas radicadas en Cuba, además de 36 centrales azucareros y las compañías de electricidad y teléfonos.
En el acto público, celebrado en la capital cubana, el pueblo apoyó sin reservas esa nacionalización, respaldo que tuvo lugar en todo el país. Con anterioridad, el 17 de mayo de 1959, se había proclamado la Ley de Reforma Agraria. El gobierno norteamericano había decidido ya hundir a la Revolución cubana. Así rebajó primero y suprimió después la cuota azucarera, al tiempo que los consorcios petroleros yanquis se negaban a refinar el petróleo procedente de la Unión Soviética, lo que fue respondido por el Gobierno Revolucionario, el 28 de junio de 1960, con la nacionalización de la Texaco, de propiedad norteamericana. Pocos días después, esa medida fue aplicada a la Esso – también estadounidense- y a la Shell de propiedad británica.
Esta no fue, sin embargo, una decisión aislada, ni de represalia impensada. El 14 de agosto del mismo año, fue nacionalizada la planta de Níquel de Moa, y el 17de septiembre pasaron a manos del pueblo cubano tres grandes bancos norteamericanos radicados en Cuba, mientras que el 13 de octubre, un total de 382 grandes empresas y el resto de los bancos pasaban también al patrimonio de la nación. Al día siguiente, era proclamada la Ley de Reforma Urbana, que daba la posibilidad de propiedad de las viviendas a las personas que las habitaban.
Las nacionalizaciones se ajustaron estrictamente a los derechos y normas internacionales para estos casos. Los propietarios de otros países fueron indemnizados, pero Estados Unidos prefirió, tal vez creyendo que la Revolución no resistiría sus embates, boicotear la fórmula cubana para el pago.
Ya, desde junio de 1959, las autoridades norteamericanas habían reconocido, por inobjetable, el derecho de Cuba a la nacionalización, pero puntualizando que esa decisión debía estar respaldada por la obligación de una compensación “pronta, adecuada y justa”, lo cual se traducía en pago inmediato, el precio que ellos pusieran y en dólares al contado.
Ellos mismos sabían que Cuba no estaba en condiciones de pagar al contado las propiedades nacionalizadas, pues cuando el dictador Fulgencio Batista y sus cómplices huyeron del país, se llevaron unos 424 millones, dejando vacías las arcas estatales. Esos millones, en su mayor parte, fueron a parar a los Estados Unidos, en manos de los esbirros, ladrones y políticos corrompidos que en ese país encontraron seguro abrigo.
Con estas nacionalizaciones, se cumplía en lo fundamental el Programa del Moncada y Cuba entraba en otra etapa histórica que la ponía en condiciones de emprender la construcción del socialismo proclamado por Fidel el día 16 de abril de 1961, víspera de la invasión mercenaria de Playa Girón, organizada, financiada y dirigida por el gobierno norteamericano y que nuestro país venció en menos de 72 horas.
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