sábado, 13 de noviembre de 2021

Aborrezco las falsedades de la vida, y solo amo a quien tiene el valor de vivir en el agradecimiento y la verdad


Orlando Guevara Núñez

 


El 15 de enero de 1892, escribe  Martí a su amigo Fernando Figueredo y le expresa ese ético pensamiento. El dolor del destierro está presente  en el ánimo de nuestro Apóstol.

“Todo, Figueredo, se lo he dado a mi patria, hasta la paz de mi casa. Todo va bien en este carro mío, menos el eje, que va roto. Entre la frivolidad satisfecha y el destierro austero, hubo que elegir: y me costó la  ventura de mi vida” (…)

Habla de sacrificios, de amor a la patria, de entrega, de amistad sin manchas, de virtud. Le confiesa el quebrantamiento de su salud. En una parte le dice: “estoy enfermo”. Y en otra: “Ya no puedo escribir más. En cama la semana, sin voz y en un temblor”.

Aún así, su espíritu de lucha no decae. Su  elocuencia y sinceridad  son vehículo de amistad  y compartimiento de ideas patrióticas. Habla de la obra por hacer. Y expone que moriría de pena si hubiera ofendido a alguien sin hacerlo con razón.

 

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