lunes, 16 de agosto de 2021
El capitalismo y el socialismo en Cuba : la educación
.Orlando Guevara Núñez
Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre. Este pensamiento martiano sufría el más bárbaro ultraje en Cuba antes del triunfo de la Revolución. Y quien pretenda, con honestidad, analizar las diferencias del capitalismo y el socialismo en la educación, valgan algunos datos.
En la Cuba capitalista: En 1953, cuando Fidel atacó el Cuartel Moncada, el drama de la educación no podía ser peor; el 23,6 por ciento de la población mayor de 10 años era analfabeta, mientras que sólo el 55,6 por ciento de los niños entre seis y 14 años estaban matriculados en las escuelas, aunque muchos se veían obligados a abandonarla para incorporarse al trabajo como medio de subsistencia. Un millón y medio de habitantes mayores de seis años no tenían ningún grado escolar aprobado, al tiempo que la matrícula sólo registraba el 52 por ciento de los niños de siete años, el 43,7 por ciento de los de ocho y el 36,6 por ciento de los de nueve.
Entre los 15 y 19 años, en la flor de su juventud, sólo el 17 por ciento de los cubanos recibía algún tipo de educación, mientras que el grado cultural promedio de los mayores de 15 años no llegaba al tercero.
En el país existían sólo 53 464 graduados universitarios, entre ellos 37 292 en la capital del país, con una población analfabeta de seis a nueve años que llegaba a 44,5 por ciento en La Habana, al tiempo que en Oriente alcanzaba un 81,2 por ciento, llegando a un 89 por ciento en las zonas rurales.
Así, en 1958, los datos eran desgarradores. Un millón de analfabetos absolutos, más de un millón de semianalfabetos, 600 000 niños sin escuelas mientras que 10 000 maestros estaban sin trabajo.
Esa era la obra de la democracia capitalista en Cuba. Esos eran los derechos humanos burgueses en nuestro país. Mientras tanto, diez mil maestros estaban sin empleo. Ese era el capitalismo brutal. Y a ese era el pueblo al cual le decían que el comunismo era malo.
En la Cuba socialista: “El pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento, y en la dirección de los sentimientos”. Este pensamiento martiano fue evocado por Fidel en su autodefensa durante el juicio que lo condenó a 15 años de prisión por los hechos del 26 de julio de 1953. Y comenzó a hacerse realidad a partir del triunfo del 1ro. de enero de 1959.
En septiembre de 1959, fueron creadas en Cuba 10 000 aulas. Y como hecho sin precedente en la historia cubana y más allá, 69 cuarteles fueron convertidos en escuelas para más de 40 000 alumnos. El 26 de diciembre de 1959, fue proclamada la primera Reforma Integral de la Enseñanza. Luego, 3 000 maestros voluntarios marcharon hacia las montañas, a luchar contra la ignorancia heredada del brutal sistema capitalista. Y 150 000 muchachas campesinas pasaron por becas en la capital del país, en escuelas organizadas en las mansiones abandonadas por los esbirros y explotadores que habían salido de nuestro territorio.
En 1961, más de 100 000 cubanos, principalmente jóvenes, se integraron a la ardua tarea de la alfabetización, enseñando a leer y escribir, en solo un año, a 707 000 adultos. Ya, en junio de ese mismo año, había sido proclamada la Ley de Nacionalización de la Enseñanza y el carácter gratuito de la educación en todos sus niveles. El 22 de diciembre de 1961, Cuba fue declarada Territorio Libre de Analfabetos.
Hoy el sistema educacional cubano está declarado por la UNESCO como el mejor de América Latina. Es totalmente gratis para todos los cubanos, sin discriminación de ningún tipo. Se gradúan en las universidades, en un año, más del total de universitarios que tenía el país cuando fue asaltado el Moncada. Cuba ha graduado, también de forma gratuita, a decenas de miles de hermanos de distintos continentes, como profesionales de la salud y otras especialidades. Miles de maestros cubanos han prestado su colaboración en muchos países. Y más de ocho millones de personas, en distintas latitudes del mundo, han aprendido a leer y escribir con el método cubano Yo sí puedo.
A este pueblo culto y libre es al que se quiere borrar de la faz de la tierra, por su osadía de haber erradicado el capitalismo que lo oprimía y haber forjado y defendido el socialismo que lo redimió.
Ahora, cabe preguntar, ¿cuál sistema, si se les diera a escoger, preferirían los pueblos de nuestro continente –y más allá? ¿El de la Cuba capitalista o el de la Cuba socialista? Para no predisponer criterios, podrían omitirse los nombres de capitalismo y socialismo. Y exponer solo los resultados. Pero ante la cobardía de hacerlo de esa forma, el gobierno imperialista de los Estados Unidos sigue enarbolando la falacia de que el socialismo es lo peor que existe y por eso hay que erradicarlo. Algún día, serán los pueblos, como lo hizo el cubano, quienes impongan sus reales intereses y sus verdades.
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