.Orlando Guevara Núñez
Esta afirmación martiana es, en realidad, más amplia.
Textualmente dijo: Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es prepararlo para la vida. Este escrito apareció publicado en la revista La América, Nueva York, en noviembre, no especificado el día, de 1883, bajo el título de Escuela de Electricidad.
Se refiere Martí al programa de esa escuela. Y sobre los temas afirma que los
nombres mismos son desconocidos para hombres que gozan esparcida fama de
intelectuales. ¡Ni los nombres sabemos de las fuerzas que actúan en nuestro mundo!
Por esa razón cierra el artículo con una exclamación que ilustra sus anteriores afirmaciones: ¡tal parecemos viajeros perdidos en un bosque inmenso, por tantos otros hombres habitado!
Critica el “criminal divorcio entre la educación que se recibe en una época, y la época”. Y afirma que al mundo nuevo le corresponde la Universidad nueva. Y que en tiempos teológicos, universidad teológica, pero en tiempos científicos, universidad científica. Asimismo, dice que la literatura de nuestros tiempos es ineficaz, porque no es la expresión de nuestros tiempos. “Hay que llevar sangre nueva a la literatura” afirma.
Abunda sobre la necesidad de reformar el sistema de educación y ponerlo en función de preparar a los hombres para enfrentarse al mundo en que deben vivir, y hacer más prácticas las universidades.
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