lunes, 19 de julio de 2021

La otra cara del tirano

                                  

  .Orlando  Guevara Núñez

A Fulgencio Batista Zaldívar lo conocemos los cubanos como el hombre que, a raíz del golpe militar del 4 de septiembre de 1933, comenzó una larga carrera de crímenes, de traiciones, de servidumbre a los Estados Unidos y de opresión contra el pueblo cubano.

Conocemos al presidente corrupto que durante su primer mandato robó al tesoro público unos 40  millones de pesos.

Lo recordamos como autor del artero golpe de estado del 10 de marzo de 1952, instaurando, desde esa fecha, la sangrienta tiranía que costó al pueblo cubano 20  000 muertos.

Sabemos también que al huir del país junto a sus principales secuaces, en el amanecer del 1ro. de enero de 1959, saqueó las reservas monetarias estatales, llevándose más de 400 millones de dólares.

Pero hay otra faceta poco divulgada y conocida sobre este funesto personaje que ahora algunos contrarrevolucionarios, en Estados Unidos, tratan de reivindicar y convertir en héroe de la libertad y la democracia en Cuba. Se trata del  Fulgencio Batista empresario capitalista, empeño en el que utilizaría las mismas artimañas que en la política.

En un texto que merece ser más divulgado, Los propietarios de Cuba 1958, el autor Guillermo Jiménez Soler describe con sólidos argumentos y datos que los respaldan, a las 551 figuras más influyentes y poderosas de la oligarquía en Cuba en la fecha citada.

Entre esas figuras se encuentra Fulgencio Batista Zaldívar. Una síntesis es elocuente. Propietario de nueve centrales azucareros (dueño total de tres), de un banco, tres aerolíneas, una papelera, una entidad contratista y otra transportista por carretera; una productora de gas, dos moteles, varias emisoras de radio, una televisora, periódicos, revistas, una fábrica de materiales de la construcción, una naviera, un centro turístico, varios inmuebles urbanos y rurales, varias colonias y firmas norteamericanas.

En los tres centrales azucareros (Washington, en Manacas; Constancia, en Abreu, y Andorra, en Artemisa) incluyendo refinerías, destilerías y una fábrica de levadura y siropes, se agrupaban 740 caballerías cultivadas de caña y 8 835 trabajadores. Bajo su propiedad estaba también la Compañía Agrícola Punta Felipe S.A. productora de más de 18 mil toneladas de caña.

En el Banco Hispano Cubano, la esposa del tirano controlaba alrededor del 80 por ciento de las acciones, con depósito de ocho millones de pesos.

Los bienes inmuebles eran un lucrativo negocio, codiciado por el tirano. La Compañía Inmobiliaria Marimuca, la de Inversiones Dofinca S.A., la Inmobiliaria Adorsinda, la de Inversiones y Desarrollo de Baracoa, la de Fomento del Túnel de La Habana S.A. y la Sociedad Marimalena  Realty Company. Otras compañías en sus manos eran las de Fomento Almendares S.A., la Urbanizadora Valvelano S.A., la Urbanizadora Crysa S.A. y varios terrenos en el norte del Vedado. Súmense las entidades inversiones Dalmen, Inmobiliaria Miramar, la Territorial San Vicente S.A., más otras propiedades de terrenos y edificios. De otras muchas era accionista.

Fulgencio Batista Zaldívar era propietario de la Compañía Ingeniera del Golfo S.A. y poseía grandes inversiones en otras contratistas, como las compañías Constructora del Litoral S.A. y la Mercantil del Puerto de La Habana.

La propiedad batistiana en la industria estaba también presente. Principal propietario de Servicios Metropolitanos de Gas y tercero en Industrias Siropex, y una fábrica de bloques ligeros de concreto, entre otras.

En el caso de los órganos de prensa, las artimañas batistianas eran más refinadas, pues su propiedad sobre éstos se enmascaraba bajo el mando de otros “dueños”.

La lista era larga. Periódico Alerta, Canal 12,S.A., Semanario Gente, periódico Pueblo, RHC Cadena Azul de Cuba, S.A., Radio Repórter S.A., Cadena Oriental de Radio, Circuito Nacional Cubano, Unión Radio y la Compañía de Inversiones Radiales S.A.

En el transporte, el sargento convertido en general y auto ascendido a Mayor General, era propietario único de Cuba Aeropostal, una línea aérea de carga, expreso y correo. Dueño secreto de la Compañía Interamericana de Transporte por Carretera S.A. y propietario de la Compañía de Transporte Millar. Entre sus propiedades figuraba la Compañía Naviera Isla del Tesoro, a la vez que propietario principal de la Compañía Cubana de Aviación S.A. Otras empresas eran objeto también de sus inversiones en el sector.

A la voracidad del “honorable señor presidente” no escapaba el turismo, con sus tentáculos extendidos sobre la Compañía Motel El Oasis S.A., Hoteles Isla del Tesoro S.A., Hotel y Motel El Colony, en la entonces Isla de Pinos, propietario principal de Playa del Golfo S.A., Compañía Hotelera Antillana y dueño de la Compañía Territorial Playa Francés, de la de Fomento y Turismo de Trinidad S.A., de la Gerona Beach Territorial S.A. y de la Compañía Urbanizadora Varadero S.A.

El texto citado cifra en unas 70 las empresas que integraban las propiedades las propiedades de Fulgencio Batista, para lo cual “disponía de una tupida telaraña de testaferros, intermediarios, cómplices, socios y abogados, dirigida por Andrés Domingo Morales del Castillo, su Ministro de la Presidencia y por Manuel Pérez Bonitoa, tío de su ex yerno político” (…).

A principios de 1957, su fortuna estaba calculada en unos 300 millones de pesos. En ese y el año siguiente, su último en el poder, el sangriento tirano hizo crecer su riqueza. Con mucha razón, el autor de Los propietarios de Cuba 1958 lo incluye en la lista de los 551 poderosos magnates en cuyas manos estaban los destinos del país.

Este libro, publicado por la Editorial Ciencias Sociales, de La Habana, en el año 2006, es aleccionador sobre la realidad cubana hasta finales de 1958, fecha en que la Revolución logró la victoria. Otra cara, no menos sucia que la otra, nos  ayuda a conocer mejor al sangriento dictador. Y a entender –también mejor-  el verdadero objetivo de los disparos del Moncada, hace  ya seis décadas.

 

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