.Orlando Guevara Núñez
Es una verdad inobjetable que los gobiernos norteamericanos, desde Eisenhower hasta Trump, trataron primero de que no naciera la Revolución cubana. Y luego, de matarla, sin soslayar ninguno de los métodos más sucios y brutales para lograrlo.
Siempre con la mentira como punta de lanza. Así sucedió desde 1959, con las campañas anticomunistas, contra el ajusticiamiento a los criminales de guerra. Y con la ejecución del plan Peter Pan, con la complicidad del clero reaccionario, que separó de sus familias a más de 14 000 infantes cubanos, en virtud del engaño sobre la pérdida de la patria potestad.
El republicano Eisenhower inició las hostilidades. Los demócratas Kennedy y Jhonson las continuaron y endurecieron. El republicano perpetró la explosión del vapor francés La Coubre, que traía armas para defender la Revolución, y rompió unilateralmente sus relaciones con Cuba el 3 de enero de 1961. El demócrata, ejecutó la invasión mercenaria de Playa Girón, en abril de ese mismo año y, el 3 de febrero del siguiente año, firmó el genocida bloqueo que hoy se mantiene y recrudece.
Entre 1959 y 1965, operaron en el territorio cubano, hasta ser exterminadas, 299 bandas mercenarias organizadas, entrenadas, armadas, financiadas y dirigidas por la CIA y los gobiernos de los Estados Unidos, las que cometieron crímenes contra maestros, campesinos, obreros , hombres, mujeres y niños en las zonas de operaciones.
Por presiones de los Estados Unidos, con la complicidad de la nauseabunda OEA, Cuba fue expulsada de ese Ministerio de Colonias Yanquis, el 31 de enero de 1962 alegando "incompatibilidad con el Sistema Interamericano". Por mandato yanqui y por su enfermiza idea de aislarnos, con la honrosa excepción de México, los demás países latinoamericanos rompieron sus relaciones diplomáticas con Cuba. Pero esos pueblos no su sumaron nunca a esa farsa.
Estados Unidos, con las leyes Torricelli y Helms-Burton, elevó a política de Estado sus actos agresivos y terroristas contra Cuba, más allá de sus fronteras.
Desde el mismo 1959, comenzaron las diarias violaciones del espacio aéreo y marítimo cubano, procedentes de los Estados Unidos. La quema de cañaverales, sabotajes a objetivos económicos, secuestros de naves aéreas y pesqueras. Bombardeos y ametrallamiento a instalaciones industriales.
Solo en el período del 30 de noviembre de 1961, hasta el mes de enero de 1963, se efectuaron 5.780 acciones terroristas contra Cuba, de las cuales 716 constituyeron sabotajes de envergadura contra instalaciones industriales.
En marzo de 1962, el gobierno de los Estados Unidos puso en marcha la Operación Mangosta, con un cronograma de acciones progresivas que debían concluir en octubre de ese año con la muerte de la Revolución cubana, previendo, para esa fecha, una intervención directa de las fuerzas armadas yanquis.
Ese plan terminó en el más rotundo fracaso. Y concluyó precisamente, junto a otro acto criminal yanqui contra el pueblo cubano: la Crisis del Caribe, cuando los cubanos sufrimos la amenaza de un extermino nuclear, y preservamos la vida porque fuimos capaces de arriesgarla para seguir siendo lo que somos y no regresar jamás a lo que fuimos.
Además de mantener ilegalmente y contra la voluntad de Cuba, la Base Naval de Guantánamo, solo entre 1962 y 1994,Entre 1962 y 1994, fueron realizadas desde esa instalación 13.498 acciones provocativas contra nuestros centinelas, las que costaron vidas y lesiones a cubanos.
En actos de cobardía, orfandad de ética y de moral, los gobiernos de los Estados Unidos, a través de la CIA y la mafia anticubana, llegaron a planear 637 atentados contra la vida del Comandante en Jefe Fidel Castro. Pero de nada valieron sus intentos, ni el pago de los mercenarios.
Con documentos probatorios, desclasificados por los propios gobiernos yanquis, está demostrada la criminal guerra bacteriológica contra Cuba, mediante la introducción de enfermedades humanas, como el dengue, y también contra los principales cultivos agrícolas: la caña, el café, el tabaco, los cítricos, y contra los animales.
Cuba no ha planificado nunca, ni ha ejecutado, ni ha promovido, ningún acto terrorista contra los Estados Unidos, ni contra ningún otro país del mundo.
Del terrorismo, hemos sido las víctimas, no los victimarios.
Si alguien quiere conocer algunas cifras derivadas de estas acciones terroristas contra nuestro país, aquí van algunas, por la imposibilidad de enumerarlas todas.
. Fallecidos en sabotajes y otros actos terroristas: 3 478, sumándoles 2 099 incapacitados permanentes.
. Sabotaje al barco francés La Coubre: 101 fallecidos y centenares de heridos. Entre los muertos, seis marinos franceses.
. Fallecidos en la lucha contra las bandas mercenarias: 549, con cientos de heridos.
. Contra la invasión mercenaria de Playa Girón: 176 fallecidos y más de 300 heridos.
. En el sabotaje en pleno vuelo, al avión de Cubana de Aviación, el 6 de octubre de 1976, en Barbados, 73 fallecidos, entre ellos 57 cubanos.
.En 1981, por el dengue hemorrágico, 116.143 enfermos fueron hospitalizados; 24 mil sufrieron hemorragias; 10.224 sufrieron shocks por dengue en algún grado. Ciento cincuenta y ocho personas fallecieron como consecuencia de la epidemia, de ellas 101 niños.
. Imposible es contabilizar los cientos, tal vez miles, de cubanos fallecidos en el intento de emigrar hacia Estados Unidos por vías ilegales, estimuladas por los gobiernos de ese país, mientras incumplían los acuerdos con Cuba para una emigración organizada y segura.
¿Cuánto el sufrimiento y las privaciones del pueblo cubano por causa del mal llamado embargo, en realidad un criminal bloqueo, una sucia guerra económica? Solo el pasado año, las pérdidas por el bloqueo sobrepasaron los cinco mil millones de dólares.
¿Cuánta otra sangre derramada?
Con Biden, suman 13 los presidentes norteamericanos desde que triunfó la Revolución. Siete republicanos y seis demócratas. Frente a Cuba, todos tentáculos de un mismo pulpo. O podría parodiarse también el dicho popular de que son “los mismos perros con los mismos collares” Algunos nos han ladrado menos, pero nos han mordido igual.
Cuba, como lo han sostenido nuestros dirigentes, ha estado, está y estará dispuesta siempre al diálogo. Pero de igual a igual. Las imposiciones las ponen siempre los vencedores a los vencidos. Y Cuba no está ni será nunca vencida.
Después de esta breve reflexión, vale la interrogante inicial: ¿Quiénes son los verdaderos terroristas? Y la misma recomendación: ¡Juzgue el lector!
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