Orlando Guevara Núñez
Esta aseveración martiana
tuvo lugar durante un brindis en honor de Adolfo Márquez Sterling, en los altos
del Louvre, La Habana, el 21 de abril de 1879.
Como símbolo calificó Martí al homenajeado, de profesión
periodista. “A este símbolo saludamos- dijo- a la justicia y el decoro
encarnados en su obra, que nos han sido
tributados: al tenaz periodista, al observador concienzudo, al cubano enérgico que en
los días de la victoria no la ha empequeñecido con reminiscencias de pasados
temores, ni preparaciones de posibles días; que en los días de incompleta
libertad conquistada, de nadie recibida, ha hablado honradamente con la mayor
suma de libertad y de energía posibles”.
En ese reconocimiento a
Márquez Sterling, afirmó también el Maestro:
“Saludemos a todos los justos; saludemos, dentro de la honra, a todos
los hombres de buena voluntad; saludemos con íntimo cariño al brillante
escritor que nos reúne; al aliento y
bravura que lo animan; y a la patria severa y vigilante, a la patria
erguida e imponente, a la patria enferma
y agitada que inflama su valor”.
Ese momento de homenaje lo inicia Martí con un pensamiento también
conocido por los cubanos: Para rendir
tributo, ninguna voz es débil.
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