jueves, 13 de febrero de 2020

El triste recuerdo de un 14 de febrero



.Orlando Guevara Núñez

El 14 de febrero es un día festivo para todos los cubanos. Pero el correspondiente al año 1958, fue de dolor y luto para mi familia. Ese día un tío mío, Miguel Ángel Guevara Sotomayor, fue brutalmente asesinado por los esbirros de la dictadura batistiana.
Iba tranquilamente hacia la casa. Pasó una patrulla militar, lo detuvo y saciaron su sed de sangre acribillándolo a balazos. Su cabeza quedó desbaratada por la metralla.
En el barrio se corrió el comentario que entre los asesinos estaba Regalón, un guardia de Batista que frecuentaba el lugar, y había estado entre  verdugos que segaron la vida de varios expedicionarios  del Granma.
Mi padre, hermano de Miguel Ángel, se atrevió a decirle a Regalón ese criterio, haciéndolo suyo. Y con el mayor cinismo, el esbirro le dijo que no, que él no había participado, pues esa noche él lo que había hecho era capar (castrar) a tres.
Miguel Ángel, de 36 años de edad, dejó huérfano a un niño que, luego del triunfo de la Revolución, fue recogido, asistido y educado por la gestión de la heroína Celia Sánchez  Manduley.
El asesino Regalón fue juzgado y pagó sus crímenes ante el paredón de fusilamiento. El es uno de los que muchos igualmente asesinos, y vende patria traidores, siguen siendo defendidos, acusando  a la Revolución por el ajusticiamiento.
Allá en Niquero, escenario del crimen, una modesta tumba sigue siendo hoy acusador testigo de un pasado que a nuestra Patria no podrá jamás volver.

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