.Orlando Guevara Núñez
Es uno de los aforismos
martianos más conocidos y citados en Cuba. En realidad, hasta ahí está
incompleto, pues Martí continuó así: Truécase en polvo el cráneo pensador; pero
viven perpetuamente y fructifican las ideas que en él se elaboraron.
En otras muchas ocasiones,
nuestro Héroe Nacional, vuelve sobre
el mismo concepto: el cumplimiento del
deber patrio, para merecer el recuerdo
en la posteridad.
Esas palabras inician una
crónica, publicada en el periódico mexicano El Federalista, edición
literaria, el 5 de marzo de 1876. Bien podría pensarse que están referidas a la muerte por motivos épicos; pero no.
Honran la memoria de una
afamada teatrista española, fallecida,
Pilar Belaval, durante un homenaje a ella dedicado por el Liceo Hidalgo, de
México: “Mujer bella de cuerpo y
elevada de talento, maestra en la interpretación de la comedia, dueña y señora del drama (…)
Dicen que no hubo nunca mayor gracia cómica, ni pasear más picaresco, ni más
intencionado mirar que aquellos con que regocijaba a su auditorio Pilar
Belaval”.
En esa crónica, Martí
expresó que “es una manera de honrarse,
y no la menos generosa, honrar a los demás”
y agregó estas bellas palabras: “Se cumple el arte, despierta la
fiera, llora el llanto, muévese con más
vigor dentro del pecho el ave inquieta y sorprendida. Estos triunfos alcanzó la
Belaval, triunfos siempre pasajeros por injusticias de la memoria o apetito de novedades, nunca
saciado en los humanos”.
Y no faltó, en la crónica, el
sentimiento patriótico de Martí: “Arbusto solitario es el alma del hijo
enamorado de la patria que lejos de su amada sufre sin consuelo; manera de morirse es ésta de vivir alejado de
la patria”.
Hoy los cubanos
afirmamos que ese pensamiento martiano, es un fiel retrato de
su propia vida, de su eterna
vida, porque su muerte no será nunca verdad .Los jóvenes de la Generación del Centenario,
vinieron a Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1953, a ofrendar
su sangre y su vida para que Martí
siguiera viviendo en el alma de la Patria. Así lo afirmó Fidel. Y el Apóstol no murió.
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