.Orlando Guevara Núñez
A
los esbirros de la tiranía batistiana no les bastó con asesinar a 55 de los 61
combatientes del Moncada y del Carlos Manuel de Céspedes que murieron en esos días. Se empeñaron también en
hacer desaparecer sus restos, pues hasta después de muertos les temían.
Se
sabe que en el cementerio de Santa Ifigenia, inicialmente, fueron sepultados 32
moncadistas. Los cadáveres allí llevados fueron 33, pero incluyendo el de una
víctima civil, El “Niño Cala”, asesinado por sus antecedentes revolucionarios.
Otro
grupo de 19 , entre ellos dos civiles, fue sepultado en el cementerio de El Caney. Y otras víctimas
de los crímenes de la tiranía, quedaron sepultados en las zonas de Bayamo,
Veguitas y Maffo.
Pero
en el Santiago heroico, hubo patriotas que impidieron a la tiranía su
propósito. Uno de ellos fue René, el
padre de Renato Guitar, con ayuda de dos sepultureros por él mencionados: Pablo
Lavadí y “El Chino”. Estos dos humildes trabajadores arriesgaron su vida por
preservar los restos de los moncadistas.
Y
cuenta René que al final él, para gratificarlos con 500 pesos a cada uno, se
dirigió a Lavadí. Y la reacción del obrero fue conmovedora:
“No me haga eso, Guitart, porque todo lo que hicimos lo
hemos hecho con el corazón, yo lo hice con mi corazón y usted me está
ofendiendo con ese dinero”. Así reaccionó Lavadí, hablando también en nombre de
El Chino. En aquel tiempo, ese dinero representaba unos ocho meses de salario
de ambos.
“Al Chino nada, y a mí tampoco, Guitart, nosotros nos
sentimos orgullosos de haber enterrado a esos muchachos que fueron tan
valientes”.
Otra
valiente santiaguera que contribuyó a la preservación de los restos de los
héroes, fue Gloria Cuadras de la Cruz. Su
esposo, Amaro Iglesias, también colaborador, menciona a otros dos trabajadores del
cementerio: Reinaldo Duany, y otro de apellido Casternau. Detenida y conducida ante los asesinos
Chaviano y Lavastida en el Moncada, e interrogada por qué hacia esa labor, Gloria
fue categórica: “Como mujer y madre, en nombre de las madres
que perdieron a sus hijos”,
En 1962 la Revolución triunfante erigió el Monumento a
los Mártires del 26 de Julio, aquí, junto a la tumba del Apóstol, como lo había
prometido Fidel. En este recinto reposan
los restos de 37 moncadistas caídos durante los hechos del 26 de julio de 1953.
Ellos son:
Abel
Santamaría Cuadrado, Angelo
Guerra Díaz, Manuel Rojo Pérez, Félix Rivero Vasallo, Gerardo Álvarez Álvarez, Giraldo Córdova Cardìn, Jacinto García
Espinosa, José Luis Tasende de las
Muñecas, Juan Domínguez Díaz, Julio
Reyes Cairo, Manuel Isla Pérez, Mario
Muñoz Monroy, Oscar Alberto Ortega Lora, Pablo Cartas Rodríguez, Ramón Méndez Cabezón, Raúl Gómez García, Reemberto
Abad Alemán Rodríguez, Roberto
Mederos Rodríguez, Virginio Gómez
Reyes, Andrés Valdés Fuentes, Armando Valle López, Elpidio Sosa González, Fernando Chenard Piña, Gildo
Fleitas López, Horacio Matheu Orihuela, José de Jesús Madera Fernández, Wilfredo Matheu Orihuela, Juan Manuel Ameijeiras Delgado, Julio Trigo López, Manuel Saìz Sánchez, Miguel
Oramas Alfonso, Osvaldo Socarrás
Martínez, Pedro Marrero Aispurùa,
Raúl de Aguiar Fernández, Boris Luis Santa Coloma, Renato Guitart Rosell y Rolando San Román de las Llanas.
Luego del triunfo de la Revolución, fueron sepultados en
este sitio sagrado los combatientes moncadistas Léster Rodríguez Pérez, las heroínas Haydée Santamaría Cuadrado y Melba Hernández Rodríguez del Rey, y
el Comandante Pedro Miret Prieto. Y
el último de los aquí sepultados: El Comandante
en Jefe Fidel Castro Ruz.
Así, en el Cementerio Patrimonial Santa Ifigenia, de Santiago de Cuba, se
atesoran los restos de 42 moncadistas, integrantes de aquella legión de
valientes que vinieron a esta ciudad a ofrendar su sangre y su
vida para que Martí siguiera viviendo en el alma de la patria.
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