La Reforma Agraria cubana benefició no solo a los campesinos, sino,
además, a los obreros agrícolas, que no tenían una pulgada de tierra
para sembrar, y solo poseían trabajo dos o tres meses al año. Al
intervenirse los latifundios, se crearon cooperativas y se fomentaron
planes agrícolas que erradicaron en nuestra gente del campo el hambre,
la miseria y la explotación. Al mismo tiempo, recibieron, junto a los
campesinos, todos los beneficios de la salud, la educación, la cultura,
el deporte y, sobre todo, el derecho a la dignidad plena del hombre.
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