.Orlando Guevara Núñez
De todas las cartas que Estados Unidos “tiene sobre la mesa” para atacar a la Revolución
venezolana, hoy acaba de gastar otra: el golpe de estado –otro más- fracasado
por la acción conjunta de las fuerzas armadas, el gobierno y el pueblo.
Desde el imperio yanqui, voces prepotentes se empeñan en
alentar una acción interna de los militares patriotas bolivarianos, pese a los
descalabros ya sufridos ante la firme actitud de éstos y su fidelidad a Chávez,
a Maduro, a la Revolución y al socialismo.
Por otra parte, “alertan” a Rusia y a Cuba de que no
intervengan en los problemas de Venezuela. Son tan estúpidos que no entienden
una realidad: el pueblo de Venezuela es capaz, por sí solo, de derrotar
cualquier agresión extranjera.
Ahí están sus aguerridas fuerzas militares. Ahí están los
más de dos millones de milicianos,
organizados en más de 51 700 Unidades Populares de Defensa Integral, dispuesto
a hacer pagar bien cara la osadía de una agresión. Y ahí está ese pueblo
heroico e inclaudicable que desea la paz, pero no teme a una guerra si el
enemigo la impone.
Y como siempre, dentro de las “cartas” utilizadas por Trump y sus cómplices, está la
mentira. La gran prensa de su país y de otros que forman parte de la agresión,
fabricando supuestos triunfos de los opositores, tratando de confundir a la
opinión pública, escondiendo la realidad
e inventando argumentos para una invasión a este hermano país.
Mientras tanto, la guerra genocida contra Venezuela
continúa. Bloqueo, robo de dinero, presiones a otros países para que se sumen a
la agresión. Y llama la atención la pálida acción de organismos como la ONU, limitada a un llamado al diálogo, cuando debía
proclamar su enérgica condena al imperio agresor.
Recuerdo una ocasión en que el Comandante en Jefe Fidel
Castro, al analizar las amenazas norteamericanas de destruir a la Revolución
cubana, expresó que nuestro pueblo estaba
dispuesto a defenderse aún cuando sus derechos no fueran garantizados por la
ONU ni por la OEA. Y así, conservamos la vida porque hemos sido capaces de arriesgarla frente a la política guerrerista de todos los gobiernos
norteamericanos desde el mismo triunfo de la Revolución.
Si alguien puede comprender, admirar y apoyar al pueblo
de Venezuela, a sus líderes y su lucha, es precisamente el pueblo cubano, que
ha sufrido y sufre las mismas heridas, del mismo enemigo, y con el mismo
propósito de destruir la Revolución.
Por esa razón, seremos siempre solidarios con este
hermano pueblo. Cuba y Venezuela seguirán hermanadas en esta lucha, al decir de
Raúl Castro, con la fe inconmovible en la victoria.
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