MSc Rubén Ramos Mosquera Presidente
de la Filial Provincial de la SCJM en Santiago de Cuba.
Dra. C. Rosa Espinosa Rodríguez.
Profesora Universidad de Oriente
MsC. Enrique Moreno Pérez. Profesor
de la Universidad de Oriente
La gran batalla martiana
a finales del siglo XIX: la batalla por la vida, por los seres humanos, por las
colectividades frente a la perspectiva de la modernidad burguesa, ha sido
también la batalla que a lo largo de estos últimos 60 años ha venido librando,
con osadía, inteligencia, con pasión y
racionalidad, con voluntad asentada sobre el conocimiento de la historia,
nuestro valeroso pueblo cubano, con la insuperable guía del martiano mayor: el
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
La descomunal empresa
de hermosa y humana entrega que
emprendió Martí, sigue siendo una batalla de nuestros líderes y de nuestros
pueblos, porque lo que él soñó y aspiró
como herencia de nuestros padres fundadores y de su particular visión del
mundo, no está concluido en Nuestra América.
Su concepción de la
unidad entre los patriotas, la que debía
sostenerse sobre cimientos más firmes que las experiencias anteriores, y que
fue el propósito esencial del Partido Revolucionario Cubano, debe continuar dando
luz. Es el aporte fundamental del pueblo cubano a la estrategia revolucionaria.
Martí utiliza como
táctica defensiva y que aporta a nuestra riqueza cultural, el apego a la verdad
y a la justicia, que se abren paso y
triunfan.
Desde el mismo inicio
de la guerra de independencia en 1868, los cubanos se inclinan conformes a la
ley general de la naturaleza humana, que conduce a los hombres generosos,
cultos e incultos, ricos y pobres, blancos y negros, del lado del sacrificio
que es “el más puro goce de la humanidad” para retener o frenar a los egoístas
que son las rémoras del mundo y que
están del lado contrario tratando de romper el equilibrio.
Decoro firme y sagaz
independencia, hemos aprendido de Martí para conservar lo que vamos edificando,
marchar junto al complejo mundo de hoy y sobrevivir a la agresiva convivencia
con nuestro vecino del norte.
Concedió Martí suma
importancia para los pueblos, el conocimiento de sus orígenes y evolución, como
factor esencial para la predicción de los posibles caminos del progreso social,
y la elaboración y puesta en práctica de proyectos de cambios revolucionarios y
de organización de la sociedad. Es por ello que su rescate del sentido
histórico autóctono de la cultura de los pueblos aborígenes, deviene
articulador sustancial del poderoso influjo que el viaje a la semilla confiere
a lo nuestro americano como raíz de identidad, que emerge hoy como poderosa
fuerza vindicatoria.
En la historia, lo factual en el
proceso de su reconocimiento e interpretación
tiene un rol muy importante. Para Martí, los hechos representaban las
piezas angulares que llevarían el espíritu de la historia pasada a cada cubano
y desde donde se lograría alcanzar la carga emocional que pasaría a convertirla
en memoria colectiva y, por consiguiente,
influiría sobre el espíritu para darle continuidad a la gesta que quedó inconclusa y que él
consideró necesaria.
El aspecto de la subjetividad había
sufrido considerablemente con los sucesos políticos de la última etapa de la
Guerra de los Diez Años que terminó con la firma del Pacto del Zanjón. Nuestro
Héroe Nacional tomó conciencia de estas
realidades, así como de que le
correspondía el deber de reconstruir el ideario del proyecto de nación que otros, con varios intentos fallidos, no
estaban preparados para alcanzarlo a pesar de sus grandes méritos en la
contienda. Él utiliza la Historia de la Patria para emocionar y razonar, la
emoción es razón.” (…) porque el sentimiento es también un elemento de
ciencia.”1José Martí: Obras Completas. T. 4 p. 250
Aunque esto no está lo suficientemente
claro para muchos en la práctica científica, y docentes de nuestros días.
Este saber llegar a los sentimientos
patrióticos sobre la base de conocer la memoria colectiva cubana, explica con la suficiente lógica histórica
que José Martí pudiera lograr transformar la atmósfera política predominante
entre los cubanos. Esta difícil situación ideológica fue el reto que se propuso
revertir.
Una de las funciones de la historia
como parte de estos medios educativos políticos es la simbólica para el logro
de la representación histórica. El análisis de la etapa anterior, incluyendo
una premisa, a nuestro juicio fundamental, lo es el discurso de Steck Hall
pronunciado en 1880, que muestra el papel de la historia en tanto fuente
simbólica política, con la misión fundamental de trabajar con fines políticos
en torno a la consolidación de la identidad nacional en una etapa en que sus
ingredientes se debilitaban.
José Martí conocía los factores
comunes concretados en los códigos que
se conformaron durante esos diez años de quehacer patriótico, que
contribuyeron a la formación de valores comunes que eran parte de una
mentalidad. Los mismos enemigos, las mismas penurias sufridas en los campos de
Cuba, el compartir los escasos alimentos y bebidas, así como las victorias
comunes. El conjunto de todos estos factores fue conformando todo un imaginario
común que se constituyó en paradigma.
La ciudad de Bayamo, su ulterior
incendio, y la diáspora de sus habitantes por las montañas, rancherías
enfrentando el hambre, el desamparo en las noches frías y de lluvias, esa
resistencia llena de valores humanos se contraponía a las debilidades que la
propaganda colonialista, o de ciertos sectores norteamericanos, daban a los
cubanos a consecuencias de las mezclas raciales. Estas acciones dignificaron a
todos los patriotas donde quiera que estuvieran sin limitaciones raciales.
También se dignificaron
colectivamente cuando uno de sus miembros,
Carlos Manuel de Céspedes, se definió como el padre de todos los
cubanos, enfrentando las consecuencias de su desafío. La muerte de su hijo
Oscar lo ascendió ante todos los cubanos blancos, negros y mulatos, todos
consideraron que este sacrificio heroico no era sólo de Céspedes, sino de todos
los patriotas, y sintieron que con ello
crecieron en la escala de valores humanos universales. La hombradía de Antonio
Maceo en Mangos de Mejías y en los días posteriores, que la mentalidad popular
colocó a la altura de la mitología, llenó de orgullo a blancos y negros y
sintieron que les pertenecía a todos.
Nuestro Apóstol, supo más que
cualquier otro cubano sintetizar este imaginario común.
El papel de los símbolos en la
conformación de valores en torno a dicha identidad y el carácter movilizador de
estos, eran los fundamentos metodológicos en que descansan los argumentos que
se ponen en consideración desde el plano de la ciencia histórica.
Para Martí, el escenario geográfico
de la guerra se podía convertir en símbolo para los que habían luchado, tomando
en cuenta la importancia de la transmisión de esa mentalidad simbólica a la
posterior generación que la recordaban de forma emotiva.
Es el caso de la descripción que
hace de la naturaleza de Guáimaro, en su artículo “El 10 De Abril”, donde
brindó rica y detallada información sobre esa geografía histórica, y luego
agrega la actuación de los hombres buenos que lucharon por la libertad que era
la razón, la cual simbolizó con la luz.
La comunicación se producía con personas
que estaban fuera de su patria, que tenían la sensibilidad y una memoria
afectiva muy activada por las añoranzas de la naturaleza patria.Mencionar estas
geografías históricas le posibilitaba trasladarse imaginariamente yle exigía
moralmente ponerse en el lugar de aquellos que en la campiña cubana habían
derrochado sacrificio por defender lo suyo.
En el artículo El 10 de Abril, de
1892, publicado en el periódico Patria,
Martí hace una caracterización de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera,
Agramonte, Miguel Jerónimo Gutiérrez y otros que ya eran paradigmas para todos
los revolucionarios cubanos.
Lo anterior cobra valor, para los
receptores, al sentirse iguales a sus compatriotas, a los que derrotaron a un
ejército colonialista que históricamente se había presentado como superior e
invencible. El manejo de estos símbolos emocionaba y permitía reafirmar la
posibilidad de que podían repetir esas victorias en esos y en otros muchos
tiempos y lugares de la patria.
En las representaciones tiene un
contenido especial el sacrificio de los revolucionarios en la lucha
insurreccional que cambiaron las condiciones de vida seguras y familiares por
la vida nómada, como sucedió a los pobladores de Bayamo después del incendio,
quienes durmieron bajo las estrellas en los bosques serranos. Esto les
trasmitía una energía, una voluntad al receptor que lo ponía en condiciones de
hacer cualquier sacrificio y contribución que se le pidiera.
El sacrificio por un ideal superior
es un valor ético que Martí ponderaba de forma especial. La representación de
la campiña cubana, las ramas y palos de los árboles del monte que sirvieron
como armas para pelear o para protegerse, la Palma Real, formaron parte del
imaginario común, “¡Aquellos tiempos eran realmente maravillosos! Con ramas de
árbol paraban, y echaban atrás el fusil enemigo; aplicaban a la naturaleza salvaje
el ingenio virgen (…)!”2José Martí: Obras
Completas. T. 4 p. 237.Pero esa memoria del mambisado deja
de ser su patrimonio para convertirse en la del pueblo, ideología colectiva, y
trasladarlo en la imaginación y sentir que lo puede hacer en la realidad cuando
llegue el momento.
En dicho artículo señaló al lector
el significado de ese día, tanto en el pasado como en el momento en que fue
escrito, porque es el día en que se funda el Partido Revolucionario Cubano.
Este constituye un buen ejemplo de la utilización por José Martí, de la
geografía heroica como simbólica para el
logro de la representación, en el plano de la subjetividad, de aquellos hechos
históricos. Él significa las bellezas naturales, las arquitectónicas y
urbanísticas de Guáimaro, así como el júbilo patriótico mostrado por su pueblo
para recibir a sus héroes, que escenificarían un acto heroico más con ajustarse
a la ley. Todas esas cualidades del poblado se potenciaron con el ejercicio de
la libertad, que la representa con la luz. La descripción del autor exalta con
tal fuerza las virtudes humanas y patrióticas de aquel significativo día, que
permite que el receptor se represente la atmósfera emocional a través de los
valores e identidad patrióticos, y también se emocione y se motive.
Se refiere con sutilezas en la
crítica, al mismo tiempo que impacta emocionalmente, con la descripción que
hace de la casa de la Asamblea, expresando que los hombres suelen en los
momentos grandiosos dejarse llevar por el idealismo del futuro y olvidan la objetividad
del presente y la luz.
Esa objetividad, en la cual está
también la subjetividad motivadora que aparta la objetividad que estorba, la
misma que se activa en el pueblo cubano en momentos y circunstancias necesarias
como la que presidió todo el largo proceso de la nueva Constitución que será
proclamada este 10 de abril de 2019,es la que pretende José Martí que se
generalice entre los cubanos independentistas para el logro de la unidad, que
era factor imprescindible para el logro de la independencia donde “Apiñadas las
cabezas ansiosas, las cabezas de los hacendados y de abogados y de coroneles,
las cabezas quemadas del campo y las rubias de la universidad…”3 José Martí:
Obras Completas. T4 p. 386.
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