.Orlando
Guevara Núñez
En
un extenso análisis sobre la victoria del partido Demócrata contra el
Republicano, en 1885, escribió Martí este
pensamiento. El trabajo, publicado el 9 de mayo de ese año en el diario
argentino La Nación, desentraña la esencia de las elecciones en Estados Unidos.
“Es
recia, y nauseabunda, una campaña presidencial en los Estados Unidos. Desde
mayo, antes de que cada partido elija sus candidatos, la contienda empieza. Los
políticos de oficio, puestos a echar los sucesos por donde más les aprovechen,
no buscan para candidatos a la Presidencia aquel hombre ilustre cuya virtud sea
de premiar, o de cuyos talentos pueda haber bien el país, sino el que por maña
o fortuna o condiciones especiales pueda, aunque esté maculado, asegurar más
votos al partido, y más influjo en la administración a los que contribuyen a
nombrarlo y sacarle victorioso”
Otro
párrafo del escrito martiano expone la descomposición moral del sistema
electoral en los Estados Unidos.
“Una
vez nombrados en las Convenciones los candidatos, el cieno sube hasta los
arzones de las sillas. Las barbas blancas de los diarios olvidan el pudor de la
vejez. Se vuelcan cubas de lodo sobre
las cabezas. Se miente y exagera a sabiendas. Se dan tajos en el vientre y por
la espalda. Se creen legítimas todas las infamias. Todo golpe es bueno, con tal
que aturda al enemigo. El que inventa una villanía eficaz, se pavonea
orgulloso. Se juzgan emancipados, aún los hombres eminentes, de los deberes más
triviales del honor. (…) Es un hábito brutal que curará el tiempo. En vano se
leen con ansias en esos meses los periódicos de opiniones más opuestas. Un observador
de buena fe no sabe cómo analizar una batalla en que todos creen lícito campear
de mala fe. De plano niega un diario lo que de plano afirma el otro. De propósito cercena cada uno cuanto
honre al candidato adversario. Desconocen, en esos días, el placer de honrar.
Por
eso se refiere Martí a los distintos tipos de triunfo, porque no es solo ganar
el gobierno, sino lo que viene después y el destino del país y de los humildes.
Han
pasado más de 130 años de aquel
análisis martiano. Y podríamos preguntarnos, ¿Ha cambiado la esencia de
las elecciones en los Estados Unidos?
Juzgue el lector.
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