miércoles, 23 de mayo de 2018

Hay dos clases de triunfo: el uno aparente, brillante y temporal; el otro, esencial, invisible y perdurable José Martí



.Orlando Guevara Núñez
En un extenso análisis sobre la victoria del partido Demócrata contra el Republicano, en  1885, escribió Martí este pensamiento. El trabajo, publicado el 9 de mayo de ese año en el diario argentino La Nación, desentraña la esencia de las elecciones en Estados Unidos.

“Es recia, y nauseabunda, una campaña presidencial en los Estados Unidos. Desde mayo, antes de que cada partido elija sus candidatos, la contienda empieza. Los políticos de oficio, puestos a echar los sucesos por donde más les aprovechen, no buscan para candidatos a la Presidencia aquel hombre ilustre cuya virtud sea de premiar, o de cuyos talentos pueda haber bien el país, sino el que por maña o fortuna o condiciones especiales pueda, aunque esté maculado, asegurar más votos al partido, y más influjo en la administración a los que contribuyen a nombrarlo y  sacarle victorioso”
Otro párrafo del escrito martiano expone la descomposición moral del sistema electoral en los Estados Unidos.
“Una vez nombrados en las Convenciones los candidatos, el cieno sube hasta los arzones de las sillas. Las barbas blancas de los diarios olvidan el pudor de la vejez. Se vuelcan cubas de lodo  sobre las cabezas. Se miente y exagera a sabiendas. Se dan tajos en el vientre y por la espalda. Se creen legítimas todas las infamias. Todo golpe es bueno, con tal que aturda al enemigo. El que inventa una villanía eficaz, se pavonea orgulloso. Se juzgan emancipados, aún los hombres eminentes, de los deberes más triviales del honor. (…) Es un hábito brutal que curará el tiempo. En vano se leen con ansias en esos meses los periódicos de opiniones más opuestas. Un observador de buena fe no sabe cómo analizar una batalla en que todos creen lícito campear de mala fe. De plano niega un diario lo que de plano afirma  el otro. De propósito cercena cada uno cuanto honre al candidato adversario. Desconocen, en esos días, el placer de honrar.
Por eso se refiere Martí a los distintos tipos de triunfo, porque no es solo ganar el gobierno, sino lo que viene después y el destino del país y de los humildes.
Han pasado  más de 130  años de aquel  análisis martiano. Y podríamos preguntarnos, ¿Ha cambiado la esencia de las elecciones en los Estados Unidos?  Juzgue el lector.

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