.Orlando Guevara Núñez
El próximo domingo, voy a ejercer mi voto para la
elección del Delegado a la Asamblea Municipal del Poder Popular. Lo haré por
una persona joven, revolucionaria, capaz. Tiene méritos como trabajadora y como
miembro de la comunidad.
Esa persona fue electa por las masas como nominada.
Está ahí, en la candidatura, porque muchos vieron en ella las cualidades
necesarias para representar a los vecinos de la circunscripción en el órgano de
gobierno municipal. Cuando recibió la
aprobación de su candidatura, simplemente estuvo de acuerdo. Está consciente de
que ser Delegado es una alta responsabilidad, que tendrá bastante trabajo,
agregado al de su condición obrera, sin remuneración material adicional.
Desde que resulte electo, tendrá que estar al tanto
de todo cuanto acontece en la comunidad. Visitar personas, realizar despachos, establecer
relaciones con las organizaciones políticas, de masas, sociales y de la
administración. Nada en su área de acción le será ajeno.
Tendrá la
tarea de canalizar el esfuerzo de las masas para resolver problemas solubles en
la circunscripción y canalizar los que
requieran ser atendidos en otros niveles.
Votaré por esa persona. Porque tengo confianza en su
capacidad, en su integridad y disposición. He estudiado las biografías. El aval
que justifica mi voto, es su trayectoria revolucionaria, su incondicionalidad con
la Revolución, el socialismo, con Raúl y el legado de Fidel.
¿Su nombre?
En honor a la verdad, volveré a leer las biografías. Buscaré detallas
que decidan. Porque las tres personas nominadas
reúnen las cualidades para
merecer el voto. Se trata, en este caso, de elegir el mejor entre mejores. Este
26 de noviembre, estoy seguro, mi circunscripción elegirá a un buen Delegado.
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