.Orlando Guevara Núñez
El nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, ha
convertido ese recinto en una carpa de circo. Y uno de sus actos circenses está
relacionado con Cuba. En un libreto de poca categoría –tanto en argumentos como
en actuación- el tema puesto en escena es el de los derechos humanos, la
democracia y la libertad.
Algunos datos podrían servir para juzgar cuál, entre ambos países, tiene
razones para sentir orgullo, y cuál para sentir bochorno, al referirse a esos
conceptos. Juzgue el lector.
En Cuba, la asistencia de salud es totalmente gratuita y
llega a todos los cubanos, sin excepción. En Estados Unidos, más de cuarenta
millones de personas no tienen seguro médico, la medicina es altamente costosa
y el gobierno está haciendo todo lo posible por agravar ese mal. Estamos
hablando del derecho humano más sagrado, el derecho a la vida.
En Cuba, no hay un solo caso de tortura ni de asesinato
político. En Estados Unidos está autorizada la tortura como medio de obtener
información. Como promedio, cada año, son asesinadas por la policía dos
personas, la inmensa mayoría negras.
Estados Unidos tiene unas 800 bases militares en 42
países y unos 200 000 soldados y oficiales en alrededor de un centenar de
naciones, A partir de la Segunda Guerra Mundial, sus fuerzas han matado a más
de 20 millones de personas. Cuba, con
unos 40 mil médicos en unos 60 países, contribuye a salvar miles de vidas, curar
males y prevenirlos.
En Cuba, no existe
analfabetismo, la educación es gratuita para todos, en todos los niveles de
enseñanza, y los egresados tienen trabajo asegurado. Estados Unidos tiene un 7
por ciento de analfabetismo, que se triplicaría –unos 40 millones de personas-
si se contaran quienes apenas son capaces de leer algo. El estudio en las
universidades es de un alto costo y los egresados, en gran número, se pasan
varios años sin poder pagar sus deudas por estudiar.
En Cuba, las mujeres, por igual calificación y puesto de
trabajo que los hombres, ganan igual salario. En Estados Unidos, las mujeres,
en iguales condiciones reciben un salario inferior.
En Cuba, el 97 por ciento de los trabajadores están
afiliados a la Central de Trabajadores. Y
a un 79 por ciento asciende la afiliación entre los trabajadores no
estatales. En Estados Unidos, la afiliación sindical no llega al 9 por ciento.
En Cuba los niños no tienen necesidad de trabajar para su
sustento y gozan de todos los derechos y protección. En Estados Unidos, millones
de menores, están obligados a trabajar para ayudar al sustento de la familia.
Sólo en la agricultura, medio millón están sometidos a jornadas intensas, en
condiciones de peligro que causan cada año innumerables pérdidas de la vida.
En ese propio país, cada año, son víctimas del abuso
sexual 300 mil niños y niñas, una alta cifra de ellos bajo condiciones de esclavitud,
drogadicción y prostitución, mal que afecta a unos 100 millones.
En Cuba ningún ciudadano
queda abandonado a su suerte. En Estados Unidos existen unos 40 millones
de pobres, muchos de ellos teniendo solo como lecho el suelo y como techo el cielo.
En Cuba hay una política eficaz contra el consumo de
drogas, estando este flagelo en niveles mínimos. Estados Unidos es el país más
consumidor de drogas en el mundo. Cuenta con unos 27 millones de drogadictos y
166 millones de alcohólicos. Solo entre 1999 y 2015, unas 566 000 personas han
perecido por esa adicción.
En Cuba, la discriminación racial fue eliminada por la
Revolución. En Estados Unidos ese mal permanece y se acentúa.
En Estados Unidos, la democracia se basa en un voto
electoral para elegir a millonarios que viven de las calamidades de los
electores, olvidados una vez que votan. En Cuba el voto popular elige a
personas dedicadas por entero al pueblo. Y no solo elige, sino que es parte
inseparable de las decisiones del gobierno de forma permanente.
Cuba es un país enteramente libre, soberano. Estados Unidos es un país imperialistas, agresor. Cuba ayuda a los pueblos; Estados Unidos ayuda a los opresores de los pueblos.
Muchos otros ejemplos podrían citarse. Cada uno de ellos,
ratificaría la justeza de la Revolución cubana y el carácter antidemocrático,
abusivo y violador de los derechos humanos en los Estados Unidos.
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