.Orlando Guevara Núñez
En las declaraciones del Ministro de Relaciones Exteriores de
Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, en relación con las falsas acusaciones a nuestro
país sobre agresiones que lesionan la salud
del personal diplomático estadounidense en La Habana, quedan reducidas a
polvo las mentiras que sustentan esa sucia maniobra.
Es realmente asombrosa la carencia de ética del
gobierno yanqui y de su propio presidente, al inventar tal embuste. Sus
intenciones, sin embargo, están muy claras: entorpecer las relaciones iniciadas
por el presidente Barack Obama, luego de reconocer el fracaso durante más de
medio siglo, del bloqueo económico, comercial y financiero a Cuba.
Con el pretexto fabricado, se afecta a muchos cubanos y sus familiares, al
interrumpir la expedición de visas y otros trámites, por carencia de personal
que ellos mismos, sin justificación y de forma arbitraria, redujeron. De igual
forma sucede con esos servicios en la embajada de Cuba en los Estados Unidos,
por la reducción de diplomáticos que no fue nuestro país, sino el gobierno
yanqui quien la aplicó, de forma irreflexiva y sin motivo alguno.
Aprovechan, además, el incidente fantasma, para arreciar
su campaña y restringir aún más el libre acceso de loa norteamericanos a Cuba,
amparados en la mentira sobre la inseguridad de su salud en las instalaciones
cubanas.
Si fuese realidad la fantasía de Pinocho, de
crecerle la nariz cuando miente, las del gobierno norteamericano y de su propio
presidente tuvieran hace rato dimensiones trasatlánticas.
A la vez que acusan sin tener pruebas, obstaculizan
las investigaciones serias, porque saben que llevarían a una sola conclusión: la falsedad de su
invento.
Los cubanos podemos mostrar una larga lista de
agresiones, de apoyo a los contrarrevolucionarios internos, de aliento a la
subversión, de labores de espionaje y otras provocaciones hechas por la
diplomacia norteamericana asentada en su oficina de intereses en La Habana. Y
de agresiones, incluso asesinatos, de personal diplomático en otros países, con
probada participación de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados
Unidos.
Cuba, sin embargo, no ha perdido la ecuanimidad, ni
adoptado represalias, ni ha faltado a su ética en en tratamiento a los
diplomáticos aquí acreditados, aún siendo del país agresor.
En la voz de Bruno Rodríguez, habló el pueblo de
Cuba. El pueblo que respalda cada una de sus palabras, con la misma dignidad,
decoro y valentía que él lo hizo. La verdad se impondrá una vez más contra la
mentira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario