.Orlando Guevara Núñez
La moral del Ejército Rebelde fue un factor
determinante en el combate y la victoria contra las fuerzas de la tiranía
batistiana. Tanto en la guerrilla como en la lucha clandestina en el llano, los
revolucionarios exponían a diario su vida – y en muchos casos la de sus
familiares- sin retribución material alguna, con la sola satisfacción de estar
luchando por la libertad de su país.
Muchos ejemplos podrían citarse. Escojo uno relatado
por el Che durante la Batalla de Santa Clara, una de las decisivas para el
triunfo final. Fue en ocasión de la muerte del
joven jefe del Pelotón Suicida, capitán Roberto Rodríguez (El
Vaquerito), quien “ jugó con la muerte
una y mil vece”.
Relata el Che: “El Pelotón Suicida era un ejemplo de
moral revolucionaria, y a ese solamente iban voluntarios escogidos. Sin
embargo, cada vez que un hombre moría- y
eso ocurría en cada combate, al hacerse la designación del nuevo aspirante, los
desechados realizan escenas de dolor que llegaban hasta el llanto. Era doloroso
ver a los curtidos y nobles guerreros,
mostrando su juventud en el despecho de
unas lágrimas, por no tener el honor de estar en el primer lugar de combate y
la muerte”
En el mismo relato, el Che rememora lo sucedido con
uno de sus soldados. “Yo había amonestado a un soldado por estar durmiendo en pleno combate y me contestó que lo habían
desarmado por habérsele escapado un tiro, Le respondí con mi sequedad habitual:
gánate otro fusil yendo desarmado a la primera línea… si eres capaz de hacerlo·
“En Santa Clara, alentando a los heridos en el
hospital de sangre, un moribundo me tocó la mano y dijo: “¿Recuerda,
comandante? Me mandó a buscar el arma en
Remedios… y me la gané aquí”. Era el
combatiente del tiro escapado, quien minutos después moría, y me lució contento
de haber demostrado su valor. Así es nuestro Ejército Rebelde.
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