.Orlando
Guevara Núñez
En
el largo camino recorrido por su
libertad e independencia, el pueblo de Santiago de Cuba no solo ha escrito
páginas gloriosas con las armas. La resistencia y la lucha han sido también
utilizadas desde trincheras sindicales y
otras formas de organización, exigiendo derechos pisoteados y mejoras para
mitigar la pobreza y el hambre.
Esos
episodios no ocupan en la prensa los mismos espacios que las gestas armadas,
pero merecen recordarse, como testimonios de un pasado que jamás podrá volver.
Un
documento recogido en el libro Movimiento
Obrero Cubano, documentos y artículos, del Instituto de Historia del
Movimiento Comunista y de la Revolución Socialista de Cuba, recoge algunos de estos
hechos en esta ciudad durante la etapa neocolonial.
En
el año 1933, luego de la caída del tirano Gerardo Machado, se dio a conocer
aquí un Llamamiento del Consejo de
Inquilinos, desocupados y propietarios pobres de Santiago de Cuba.
¿Cuáles
eran las demandas? Se pedía, en primer
lugar, que los arrendatarios de viviendas que hubiesen pagado sus
contribuciones durante cinco años, pasaran a ser propietarios, excepto los que
vivieran en terrenos del Estado, que pasarían a ser propietarios pagándole al
Estado 25 centavos mensuales por
concepto de agua, no así los desocupados, que debían recibir gratis este
líquido vital.
Se
pedía, además, la abolición de la Ley de deshaucios para los desocupados y la
devolución de las casas y terrenos expropiados por la Ley Hipotecaria,
incluyendo la desaparición de dicha Ley.
Otra
demanda era abolir los impuestos por permisos para construcciones y arreglos de
casas. Se pedía que se hicieran edificios con condiciones sanitarias en terrenos
del Estado, destinados a los desocupados.
Se
incluía entre las peticiones el reparto de tierras del Estado a los campesinos,
facilitándoles arados y maquinarias. Se pedía la entrega de la casa de un
machadista de la ciudad al Consejo de Inquilinos, desocupados y propietarios
pobres santiagueros.
Se
exigía que la jornada laboral fuera de solo ocho horas, pues eso disminuiría el
desempleo. Otra solicitud era que el Gobierno hiciera una entrega inmediata de
30.00 (treinta pesos). A eso debían sumarse
50 centavos diarios a cada
desocupado, más 25 centavos adicionales por cada persona en el núcleo familiar.
Con
otras dos demandas finalizaba el documento: que se rebajara el 30 por ciento al
precio de los productos de primera necesidad, entr estos el pan y la manteca, y
aprobar la gratuidad del transporte para todos los desocupados.
Esas
demandas estaban firmadas por un Comité Ejecutivo del Consejo de Inquilinos y
Desocupados, con la petición de que otras personas ingresaran a esa
organización.
Con
un gesto solidario, la Federación Obrera de Santiago de Cuba apoyó estas
peticiones y convocó a firmar un libro expuesto en el Sindicato de Obreros de
la Industria Gráfica, en los altos de la farmacia Bottino. Se planteó, además, llevar las
referidas demandas al 1V Congreso Nacional Obrero de Unidad Sindical, convocado
por la Confederación Nacional Obrera de Cuba para, una vez aprobadas,
presentarlas al gobierno de Grau-Batista-Guiteras.
Antonio
Guiteras Holmes luchó contra aquel sistema y, cuando no pudo hacerlo por la vía
legal, escogió la de la lucha armada, para lo cual decidió marchar hacia México
con el fin de prepararla. Pero en ese intento, fue asesinado, el 8 de mayo de
1935.
Es
sabido que aquellas peticiones quedaron sin atender, mientras que los males
crecían. Tal situación de abandono, de
miseria y derechos negados, tuvo que esperar, para su solución radical y
definitiva, el triunfo revolucionario del 1ro. de enero de 1959, precisamente
en esta ciudad. Con esa victoria, desaparecieron las causas que daban origen a
ese tipo de Consejo y a semejantes
demandas.
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